Amiga vacacional

*Mar

Ya me encontraba en la habitación del hotel, un poco extrañada por el lugar. A pesar de que es mi nacionalidad y estuve la gran parte de mi vida allí, no me traía ningún grato recuerdo. Era como si yo ya no perteneciera a ese lugar. Luego de preguntarme, invadía entender por qué mi padre nunca me buscó. Eso en el fondo dolía. A pesar de eso, segura, me preguntaba qué será de ello, si saben lo que pasó. ¿Tal vez piensan que aún sigo con él? ¿Qué habría pasado si mi orgullo no me hubiera dominado? Estaría con ellos ahora mismo. Por un rato decido olvidar esa pregunta y pruebo trajes de baño. No solo vine a enfrentar sino también a divertirme.

Salgo hacia la alberca del hotel donde había muchas chicas con cuerpos hermosos luciendo sus trajes, pero en la barra me pido una margarita y, en una de las camas, me acuesto a recibir el sol.

Cuando una chica me toca el hombro.

—Hola, Miri. ¿Vienes de vacaciones? —pregunto.

—Algo así, es complicado.

—Ya veo. Yo sí vengo de vacaciones. ¿Disculpa, cuál es tu nombre?

—Soy Mar o Mady. Mucho gusto.

—Mucho gusto, Mady. ¿Acabas de llegar, verdad?

—Sí, se nota.

—Un poco. ¿Y a qué te dedicas?

—Por ahora, en nada, pero pronto empezaré a trabajar.

—Oh, bueno. Cuídate y disfruta…

Miri

Después solo descanso.

Más tarde, Miri se me acerca de nuevo, pero esta vez para invitarme a beber por la noche en el antro llamado La Fogosa. Le dije que sí. Quería divertirme un rato, desviar mis pensamientos y pasarla bien.

Miri es una chica de la ciudad de Pachuca y es de las chicas que les encanta viajar alrededor del mundo, conocer lugares. Según ella, Cancún es uno de los lugares más lindos que ha visitado. Y con lo que me ha contado, su estadía aquí no sería larga. Quería hacer amistades y yo más que dispuesta.

Bueno, ya estaba alistándome para salir con Miri. Nos veíamos en las albercas del hotel para salir juntas. Mi traje para esta noche era un vestido no muy atrevido pero llamativo para la ocasión. Bajé para donde había quedado con Miri y ahí estaba ella esperando. Traía puesto un vestido negro entallado y bonito.

—Lista.

—Más que lista —respondí.

Salimos del hotel juntas hacia la central de taxi donde tomamos uno y salimos hacia el antro o la noche nocturna llamada La Fogosa. Llegamos a nuestro destino. En la entrada me paré a pensar cómo es que salgo con cualquier persona y por qué doy mi voto de confianza a la primera. Así que caminé precavida atrás de ella, ya que no la conocía muy bien del todo. Durante mi estadía en el antro estuve atenta en todo.

—Vamos a bailar, Mady.

Asentí.

—Mady, nos vamos. Ya son las 3 AM.

—¿Qué? Vámonos...

Bailamos toda la noche y realmente fue genial estar con Miri en el antro. Gran parte de mis pensamientos se esfumaron y entre pláticas, el tiempo se fue volando. Ya era tarde y, bien divertidas, que andábamos, decidimos irnos al hotel. Al llegar al hotel, nos despedimos y cada quien se fue a su habitación.

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