*Mar
Que en breve me llamarán para realizar la entrevista. Mientras esperaba me puse un poco nerviosa y empecé a repasar las posibles preguntas y respuestas. Finalmente, llegó el momento, me llamaron para la entrevista con el gerente de la empresa.
La entrevista fue muy amena y fluida, el gerente me preguntó sobre mi experiencia, habilidades y objetivos a corto y largo plazo. Respondí con sinceridad y confianza, demostrando interés por la empresa y el puesto.
Después de la entrevista, el gerente me informó que me informarían sobre la decisión en unos días, pero que había quedado impresionado con mi perfil y que, probablemente, tendría el puesto. Me despidió con una sonrisa y buenos deseos.
Al salir de la empresa me sentí muy feliz y emocionada. Sabía que aún no había obtenido el puesto, pero estaba segura de que había hecho una buena entrevista. Tomé un taxi de regreso a casa y llamé a mi madre para contarle todo. Ella se alegró mucho y me felicitó. Después de eso, me preparé una cena rápida y me fui a dormir temprano, agotada pero emocionada por lo que vendría.
En primer lugar, déjame presentarme: mi nombre es lola y soy la secretaria del señor García. Necesitamos un asistente administrativo para tratar temas importantes con el jefe sobre la empresa. Después de revisar tu currículum, consideramos que estás más que preparada para este trabajo. Sé que acabas de graduarte, pero confiamos en que ya estás lista para ello gracias a tu excelencia. ¿Qué decides?
—Me siento agradecida por haber sido considerada. Quiero formar parte de su equipo. Muchas gracias.
De acuerdo, en un momento te asignaré una oficina.
La secretaria me llevó casi hasta el último piso. Tomamos el ascensor y llegamos a mi lugar de trabajo.
—Esta será tu oficina. La del director general es aquella puerta que ves. Bienvenida.
—Gracias.
Mi oficina es amplia y cómoda, así que me puse a trabajar. Primero tengo que familiarizarme con el trabajo. Es la primera vez, pero sé que seré autosuficiente. Reviso varias cosas de la empresa para estar informada.
Mientras tanto, el teléfono de la oficina suena.
—Buenos días.
—Buenos días. Señorita, el jefe acaba de llegar y se dirige a su oficina. La verá en un momento para ponerla al corriente.
—Gracias.
Mi oficina se encuentra a unos metros de la del director. Ambas están completamente cerradas para mayor privacidad.
Toc, toc.
Adelante.
Traía muchos documentos en la mano y lo vi desde los pies hasta la cabeza, llegando hasta su mandíbula. Ahí está el más guapo desde la última y primera vez que lo vi.
—Deja de mirarme y presta atención.
Me saca de mis pensamientos.
—No, no te estaba mirando. Continúa, por favor.
Se acerca y me entrega todos esos documentos.
—Necesito que leas todo esto, te familiarices con la empresa. Estás en una parte importante.
Lo observo en silencio.
—¿Me estás escuchando?
—Sí.
—Muy bien.
Sale de la oficina.
Después de procesar todo en serio, me di cuenta de que el chico con el que desperté semi desnuda en su cama era, en realidad, el director general, es decir, mi jefe. ¡Oh no! Estaba en problemas. A pesar de que él me recordaría ese encuentro, a mí no me importaba, así que volví a mi trabajo con los documentos. Tenía que leer toda esa pila de documentos que se encontraba en mi oficina.
A la hora de la comida, la mayor parte del personal ya se había ido a comer, pero yo aún tenía pendientes en la oficina, así que salí y tomé el ascensor para bajar más rápido. Estaba a punto de cerrarse la puerta cuando una mano la traspasó y me tomó por sorpresa.
—Otra vez tú.
—Sí, y será seguido. ¿Se te olvida que trabajo aquí?
—Sólo me haces perder el tiempo. Dame chance, que yo sí tengo prisa.
Bajamos juntos en el elevador, y la tensión estaba a flor de piel, pero tenía que soportarlo. Era mi jefe, y tengo un gran trabajo.
Por primera vez, comí sola, y cerca del trabajo, ya que aún tenía bastantes pendientes en mi oficina, así que no tenía mucho tiempo. Después de comer y estar en mi oficina, el señor director me citó en la suya.
Toc, toc.
—Adelante, dime.
Abrí la puerta mientras tomaba asiento, y gran parte de mi cuerpo sentía una debilidad que sólo esperaba cualquier cosa para ser despedida. Me había tomado por sorpresa el hecho de que él fuera mi jefe, ya que no había pensado en lo que sucedió aquella vez. Me hacía sentir mal no recordar absolutamente nada de lo que hicimos, pero la mirada de mi jefe era intimidante, esas miradas que te comen con los ojos.
—Dime ¿tienes experiencia en tu puesto?
—No. Jamás había trabajado.
Respondí sin titubear.
—Entonces, ¿cómo diablos conseguiste este empleo?
—Pues usted es el dueño, supongo que usted debería saber eso, ¿no?
Se quedó callado mientras yo celebraba en mi mente. Toma eso.
—Sabes, necesito a alguien que sea competente para este trabajo. Si no tiene experiencia, no creo que pueda ser la persona adecuada para este puesto. No sé por qué mi secretaria le habló a usted.
No me cree autosuficiente para este trabajo, y no sabe por qué estoy aquí.
—Pues ella me preguntó si usted era el jefe. No sé por qué otra persona tomó su autoridad para contratarme. Será porque ella sí me vio autosuficiente para este trabajo.
—Puede retirarse.
En tu cara. Este hombre sí era intimidante, pero no me dejé. Espero que no me traiga problemas. Claro que se equivoca. Sé que no tengo la experiencia para este trabajo, pero aprendo rápido y tengo calificaciones excelentes. Solo pedía una oportunidad para demostrar mi capacidad, pero él ya había detectado mi insuficiencia para este trabajo. Eso me molestaba.
Mientras otras empresas peleaban por tenerme, yo estaba en un lugar donde no me creían apta. Pero no soy una cobarde y no voy a dejarme de nadie. Estaba a punto de salir cuando el jefe, todo demandante, me dijo:
—Con esa actitud, no llegarás a nada.
Lo vi por un segundo y solo reí.
—Miedo.
—¿Miedo a mí? No me hagas reír. ¿Sabes qué? Soy el jefe, director general, joven, guapo y además, millonario. ¿Por qué tendría miedo? Ni siquiera eres bonita.
—Miedo, claro que sí. ¿Sabes qué? Puedo ser mejor que tú, pero el tiempo lo decidirá.
Salgo de ahí con un portazo y molesta hacia mi oficina. Es mi primer día y no soporto a mi jefe. Tengo el ego tan alto que si me voy, sería una cobarde. Pero demostraré a este tipo quién es mejor. No tenía sus millones, no era la jefa, pero tenía decisión, fuerza y, más que nada, las ganas y algo de ventaja, la inteligencia que a él le faltaba. Porque podrá ser todo lo otro, pero inteligente no y eso yo sí lo tenía. Así es como empezó la rivalidad entre el jefe y su asistente.
Me fui a mi oficina, ya que estaba a unos metros de la suya. Hay que decir con el corazón, no estar cerca de él y no volvérmelo a topar en mi vida. Pero sabía que no sería así; y de solo imaginar que la gran parte trabajaría al lado de él, se me revolvía el estómago.
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Comments
Adoración del Carmen Martinez sonni
huyyyy 🙄 creo q va a ver romance ❤️
2023-12-29
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