Agradable.

Renji esos días se había hartado de aquella chica, aunque no quería ser grosero , decide ponerla en su lugar.

—Para , ya ni se que vez te diré esto jovencita, déjame en Paz, soy mayor que tú, no sé quién eres ni por qué dices estar enamorada de mi, yo tengo una esposa y una hija ya te dije y aunque ellas— recordando sus sonrisas — ya no están, siempre serán mi todo.

Kairel de nuevo siente partirsele el corazón, a pesar de escuchar lo mismo esos días.

— Se que un día vas a recordarme Renji, quizás cuando esté en mi verdadero cuerpo, solo que no lo sé.

— Si moriste tu cuerpo ya no existe.

— No me digas eso— le grita.

Shaka ya estaba hastiado también de ver a kairel rogar a Renji y usar el cuerpo de Sofía para ello.

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Al caer la noche, Makarov intentaba acomodar sus pensamientos como cada noche, cuando Galiard lo interrumpe.

— ¿Qué haces aquí?

— Solo quería decirte algo.

— Habla.

— Bien, ya que ahora tú te harás cargo de Lía, tienes que saber una cosa peculiar de ella.

—¡peculiar!

— pues tomo la costumbre de levantarse témpano, escalar el árbol de atrás para aprender a movilizar mejor su cuerpo, y se queda dormida, y luego cae.

— No tiene nada de malo que se de un golpe.

— yo siempre estoy a las 6:30 , y evito que se golpee.

— No soy una niñera, y es una muñeca, las muñecas no sienten.

— Lo que a ti también te convierte en muñeco— responde con sarcasmo.

— Si no quieres verla caer y golpearse sigue haciendo lo mismo, eso es todo, ahora lárgate.

Galiard entonces lo deja solo.

Pero a la mañana siguiente a pesar de que Makarov fue un poco tosco con sus palabras, hace lo que Galiard le pidió, y este mismo lo vio de lejos.

Quieres reinvindicarte y no sabes como Makarov...

Sonríe para si, marchandose a seguir durmiendo, ya que Sofía estaba bien.

— ¡Gracias por atraparme! — la escucha somnolienta, recibiendo un beso en la mejillas por parte de ella, sonrojandose.

Ya entiendo por que la atrapas, bastardo...

Pero esa sensación de alguna manera le pareció agradable.

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— Principe Lindel, déjeme salir del Castillo, quisiera ir a la parte central a investigar algo que aún no estoy segura.

— ¿De qué hablas Fedora?

— Creo que la vieja Mumu tiene el alma de la chica que te interesa.

— ¿por qué dices eso?

—por qué imagino que solo ella seria capaz de separarlas sin que ninguna muriera, solo que supongo que kairel es la que esta en el cuerpo de ella.

— Esta bien, pero si encuentras a Sofía, házmelo saber, no actúes por tu cuenta.

— Descuida Principe, a la que queremo eliminar es a kairel— sonríe sinicamente.

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Tras entrenar esa mañana entonces, sofia decide ir de compras.

— Se acabaron las especies, que descuidada soy.

— Déjalo asi— le responde Mumu.

— Pero señora Mumu, los alimentos no sabrán igual.

— Le diré a Galiard que vaya por ellos entonces.

— Él salió hace una hora y no ha regresado, puedo ir yo.

— Que te acompañe Makarov.

— No es necesario...

Tras pensarlo, Mumu acepta, sabía que de cualquier manera ella quizás ya podía defenderse.

— ¡Esta bien! Solo ten cuidado pequeña.

Sofia entonces se dirige al poblado, Makarov quien la observa de arriba del techo se intriga por que por primera vez salía sola, yendo sigilosamente detrás, por lo que Mumu sonrió triunfante.

Los saludos como siempre llegarón, realizando las compras en completa tranquilidad, más su cuerpo de repente siente una extraña sensación, era una presencia algo rara.

— Pero que hermosa muñeca, ¿me pregunto quien te creo?

—Usted no es de acá, jamás la había visto.

— ¡Vaya! También hablas y te mueves muy bien.

— ¡Disculpe!

Entonces la mujer desconocida como si la hipnotizara confirma quien es ella, feliz por haberla encontrado, enrollaba los cabellos rojos en su mano.

— Así que por eso él esta interesado en ti, ganaría mucho si te llevo ahora con él.

Cuando Sofía suelta las compras y como siendo controlada la toma de la mano, más de pronto es arrebata al ser tomada por la cintura.

— ¿Qué demonios haces tú aqui?

Sorprendida un poco y sin esperarlo , Fedora reacciona.

— Makarov, te pregunto lo mismo, ¿qué haces aquí tras de ella? Ya tienes a la zorra de kairel, sentí su presencia, además esa no es forma de hablarle a tú madre— lo ataca con su magia, enviándolo lejos.

Sofia había caído a un lado, estando aún en un trance.

— Vamos muñeca, hay alguien que quiere verte.

— ¡Si!— levantándose, e intentando darle la mano.

Pero makarov lo impide con su espada desenvainada.

— Ella no irá a ninguna parte.

— ¡Que molesto! Deberías de estar cuidando a tu amor , hijo, y no a esta linda muñeca.

— Ni siquiera preguntas por shaka, Fedora, y me dirías ¿con quien estas aliada?

El silencio entre ambos reina unos instantes, cuando una última mirada de odio hacia su hijo aparece , desapareciendo del lugar.

Makarov sacude a Sofía por los hombros.

— Lia, reacciona, ¿Estas bien?

— Las compras...— reaccionando, no recordando lo de hace unos momentos.

—Eso no importa, tú si...

— Makarov — ella lo ve con ternura en la mirada, acariciando su rostro— No debes preocuparte por mi, se defenderme sola, estoy bien, nada ha pasado.

—No lo creo — la ve molesto.

Ella entonces acordándose de las compras las busca, estaba cerca regadas en el piso, empacandolas de nuevo.

Solo se me cayeron las compras, no se por que hace tanto escandalo.

— Yo las llevare, dámelas.

— Puedo sola.

— Obedeceme...— la amenaza con la mirada.

Ella de quisquillosa lo acepta.

— Tendrás que cargarme a mi con ellas si quieres llevarlas.

Makarov se queda quieto sin decir nada, por lo que ella se pone a caminar sola, hasta que siente que él la alza por la cintura, sentándola en su hombro.

—Lo sabía, pesan más las compras que tú.

—ja, ja, ja — ella ríe a carcajadas — a veces no te entiendo, shaka es más fácil de leer.

— ¿conoces a mi hermano?

— ¡Oh! Bueno, si, lo vi una vez je, je, je— intentando no delatarse.

Guardando silencio desde esas últimas palabras por todo el camino, ella se baja en cuanto entran y se dirige a la cocina.

— Parecían dos jóvenes comprometidos — escucha Makarov de Mumu.

— No pienses tonterías anciana.

— ¡cierto! Por qué tu amor está con kairel, pero ahora no estás con ella— le escupe con sarcasmo.

— Mi madre esta tras tu muñeca, ¿lo sabias?— intentando ignorarla.

— ¡Oh! Entonces si era ella, creí sentir su presencia, pero no estaba segura, menos mal que la protegiste Makarov.

— A veces parecieras tener ojos en todos lados, sin siquiera mover un dedo, pero dime , ¿por qué ella la quiere?

— No lo sé, tal vez le interesan mis experimentos — le sonríe.