Capítulo 20

Xavier Bulgare

Mi casa está llena de gente de la comunidad, no tengo ni idea de cómo demonios dejé que Dan hiciera una fiesta de esta magnitud en mi chabola, el tipo es dueño de la favela de Jacarezinho pero se la pasa metido en el Chapadão, algo me dice que esto tiene que ver con Bruninha, la hermana de Gutem, y si resulta ser verdad, que se prepare para recibir la mayor paliza de su vida. Bajo las escaleras hacia la piscina y todo el mundo está bebiendo alrededor de una mesa llena de tragos y cervezas, hay mujeres en bikini por todas partes y entre ellas Melinda baila y se mueve como si fuera la dueña de la fiesta, ignoro su presencia lo que parece irritarla, se acerca y se sienta en mi regazo.

— No seas malo.

Ella sonríe traviesamente.

— ¿Puedes quitarte de encima?

Trato de sacarla de mi cuello pero está pegada como una maldita enredadera.

— Baila conmigo.

— Ay\, no jod*s\, cabr*na.

Le digo, me pongo de pie y en ese momento ella cae sentada en el suelo, todo el mundo se ríe y eso me hace sentir culpable.

— Vamos Melinda, deja de hacer escenas.

Le extiendo la mano, la agarra, la jalo para que se ponga de pie y en ese momento ella me besa.

— La jodiste.

Oigo la voz de Dan y cuando me giro para ver de qué se trata veo a la rubia parada en el portón junto a Gutem y Lesly, empujo a Melinda esta vez con más fuerza y ella se queja caminando hacia un grupo de chicas que la acompañan, todas están bebiendo y bailando al otro lado de la piscina.

— Saludos, familia.

Gutem saluda a todos, está de la mano con Lesly y Kaya ni siquiera me mira, guapa como siempre lleva pantalones cortos y camiseta y los amigos de Dan la babosean como un montón de idiotas.

— ¿Quieren algo de beber?

Pregunta Gutem.

— Nosotros no bebemos.

La morena responde pero antes de cerrar la boca Kaya la interrumpe.

— Una cerveza.

La toma de la mano de Gutem mirándome con una cara nada buena, me levanto intentando calmar las aguas entre nosotros, de esta forma no podemos seguir, ni siquiera me he casado y mi futura esposa ya me odia.

— ¿Podemos hablar?

— ¿De qué?

Dice ella llena de ira.

— ¿De que te encontré con la lengua de Melinda atascada en la garganta?

Ella grita.

— Ella me agarró, yo no tengo la culpa.

— Claro que no, eres un santo, muy indefenso.

Ella resopla quitándose la camiseta que lleva puesta, entrecierro los ojos al ver la mirada de todos sobre ella.

— ¿Por qué diablos quieres casarte conmigo?

Ella se quita las sandalias desabrochándose el pantalón corto.

— No tiene sentido si pretendes seguir agarrándote a cualquier vagab*nda que pase.

Se quita lo que queda de su ropa quedándose solo con un bikini rojo, todo el grupo está mirando a mi rubia, le arranco la camiseta cubriéndola con lo que puedo de ella.

— ¿Qué crees que estás haciendo?

Le pregunto y ella sonríe burlona, hija de p*ta atrevida, guapa, pero es el satán con falda.

— Voy a socializar, todas las mujeres de la fiesta van vestidas así y tú pareces estar disfrutándolo, incluso dejaste que una de ellas te metiera la lengua en la boca.

Ella arranca la camiseta de mi mano y camina hacía la piscina.

— Kaya.

La llamo y ella me ignora por completo sumergiéndose en el agua.

— ¿Quién es la Chica Venom?

Natan, el subjefe de Dan, se acerca, está mirando a la rubia con cara de tonto, hermano, voy a tener problemas con esta chica, todo el mundo está pendiente de lo que es mío.

— Es mi mujer\, j*dido hijo de p*ta.

Hablo entre dientes y él se aleja tropezando con sus propios pies.

— Estás j*dido con esta chica, hermano.

Dan me toca el hombro riéndose de mi desgracia, agarro la toalla doblada sobre la mesa caminando furioso hacia ella, la miserable está incluso más buena mojada.

— Suéltame, ¿estás loco?

Ella grita cuando la cubro con la toalla.

— Venom.

— Xavier, no me llames por el apodo como si fuera uno de tus colegas, o las vagabundas con quienes f*llabas.

Rosno y ella hace pucheros.

— Eh, quiero la atención de todos.

Grito y todo el grupo me mira.

— Para el que no se ha enterado, voy a dejar las cosas claras de una vez, me voy a casar, esta rubia guapa y terca justo aquí es vuestra jefa, Melinda, zorras en general se acabó la fiesta, el jefe está comprometido.

— ¿Estás contenta?

Le digo y ella asiente.

— Ahora vamos a cubrir ese trasero con ropa, no quiero a todo el mundo mirando a mi mujer.

La cargo sobre mis hombros como un saco de patatas y ella grita.

— Xavier.

Le doy un manotazo en el trasero cubriéndolo con la toalla.

— Callada, estás equivocada rubia, no es buena idea provocarme.

Ella ríe y yo le doy otro manotazo.

— Te gustan los peligros, ¿eh? Pues vamos a ver hasta dónde llega esa arrogancia.

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