No debí defenderlo

Rouse

Bueno, no sé por dónde empezar para poder definir lo que fue esa tarde de inauguración del restaurante, por supuesto que fue la prensa, por supuesto que fue muchísima gente, y por supuesto que fueron muchas mujeres con malos comentarios.

Yo intentaba de disfrutar completamente y debí presumir que la actitud de Cristian ante su padre eso sólo porque su padre estaba allí, porque nunca me presentó si quiera como su novia, Sólo me senté en una mesa y fuimos unos de los primeros en llegar, él empezó a hacerse cargo de todo lo que era el manejo del catering.

¡O sea! ¡Por Dios! Y yo sentada ahí como una estúpida mirándolo y él nunca si quiera levantó la mirada hacia a mí. Más adelante cuando llegaron los invitados él se puso a hablar con todos, como un excelente anfitrión.

Sólo se me acercó cuando un tal Brayan vino a mí querer tomar mi número de teléfono para seguir en contacto, en seguida Cristian estuvo ahí y le dijo que se fuera ¡Ni siquiera dirigió su mirada hacia mí! ¿Acaso soy una maldita pared? Y por supuesto que eso no fue todo ¡Claro que no fue todo! Habían mujeres mirando a Cristian y hablando mal de él:

-Es tan guapo, ¡Pero qué lástima que tenga Sida!- dijo una.

-¡Así nadie va a querer acercarse a él- dijo otra. Y supongo que creo que Cristian escucho, porque el grupo de mujeres y yo estábamos cerca de él.

-Ouh-, empiezo a decir llena de rabia con estas mujeres, -Escuché que ya tiene novia-, termino diciendo y dejando mi comentario en el aire.

-¿Quién será la loca que se metería con ese?- dice la primera.

-¡Pues yo!-, termino por decir. Y todas seme quedan miran con caras estupefactas.

Yo me levanto de la mesa y voy por una bebida ¡Tomen eso perras! Fue todo lo que pensé, y en mi mente yo pensaba que había hecho algo bueno defendiendo mi futuro esposo, pero sucede esto a continuación: Cristian Me aborda cuando estoy pidiendo un Brandy.

-No tienes edad para beber alcohol-, empieza diciendo.

-Ah, Te diste cuenta que viniste acompañado ¡Toda una novedad!- Le digo mirándolo y luego poniendo los ojos en blanco.

-¿Qué fue eso que pasó ahí con esas mujeres?-, y más que pregunta suena a reproche.

-Pues las puse en su lugar, hablaban mal de ti-, le dije encogiéndome del hombro.

-¡No lo vuelvas a hacer jamás!-, me regaña, y yo me quedo paralizada. -Es mi vida, y no quiero que te metas en ella ¿¡Entendiste!?-, y yo lo miro con la boca abierta, y siento por la comisuras de mis ojos que están a punto de soltar lágrimas.

-Tienes razón, nunca debí defender a un hombre como tú-, y con eso, me doy media vuelta y desaparezco de todo el restaurante, doy vuelta en la calle y veo el coche donde vinimos estacionado, también distingo a uno de los guardias que nos siguió desde la casa.

-¿Qué se le ofrece, Señorita?-, empieza a decir al verme. -Debería volver al restaurante-

-No, no quiero volver allí, vengo para que me lleven a la casa-, y estoy apretando todos los músculos de mi cuerpo para evitar llorar, y al verme el guardia así mira hacia los lados y sólo asiente ante mi petición.

Cuando ya estoy en la casa, corro a mi habitación y me encierro en ella dando un portazo, me quito el maldito vestido y las sandalias de un tirón, los lanzo al suelo herida, suelto mi pelo y empiezo a despeinarlo.

Señor No Me Produces Nada Físico ¡Te odio! ¡TE ODIO! Con este hombre cada vez descubro nuevos métodos de humillación hacía a mí, entonces ¿Me hace sentir especial, me regala un vestido tan hermoso y sandalias y luego me trata como si no fuera digna de mirar? ¿¡Acaso no merezco ni un poco de respeto!?

Las lágrimas corren sin parar de mis ojos y empiezo a sollozar Fui tan estúpida Pongo las manos en mis ojos para intentar tapar mi vergüenza.

-Rouse-, escucho la voz de Clara. -Rouse, escuché la puerta sonar muy fuerte ¿Acaso pasa algo?-, y yo no puedo responder porque mis sollozos no me dejan hablar. -Voy a entrar Rouse-, y ella abre la puerta de golpe y me mira así, y se sienta en la cama conmigo y me abraza -¿Qué ha pasado, mi niña? ¿Por qué lloras así?-

-Cri-Cristian…-, y no pude seguir porque empecé a llorar otra vez.

-Entiendo, mi niña, no necesitas decir nada más-, y me abraza más, y me deja llorar en sus brazos hasta que no me quedan ni lágrimas ni sollozos, siento físicamente como ella me recuesta en la cama, me cubre con la manta y es lo último que recuerdo antes de caer en un profundo sueño.

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Estoy teniendo un sueño un poco extraño… Aunque se siente muy real para ser un sueño. Siento que alguien está acariciando mi pelo, así que frunzo el ceño pero no abro mis ojos.

-Cuando mi madre se fue de la casa, fue lo peor para mí. Pasé años esperando a que ella volviera—, ¿Acaso estoy soñando o es la voz de Cristian? –Pero ella nunca volvió, quise así fuera pero nunca volvió. Desde entonces no he dejado que ninguna mujer se apasione demasiado por mí- dijo, y respira antes de seguir:

-Y es lo que vi ayer en la inauguración, diste la cara por mí orgullosa ante esas mujeres, ni siquiera había prestado atención a lo que ellas me dijeron, solo escuché lo que tú dijiste. Por un momento volví a ser ese niño esperando que su figura femenina diera la cara por él- Al parecer le cuesta hablar:

-No quise hacerte llorar, no sabía que te iba a afectar de esa manera mi personalidad, siempre he sido así y no quise cambiar porque así me siento cómodo. No esperé que fueras a defenderme de esa forma y tocaste una fibra sensible de mí… ¿Qué tienes tú, Rouse? ¿Qué tienes que me haces rectificar en mis acciones? ¿Qué hay dentro de ti, pequeña niña?-

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