Elizabeth

Leandro llega a la villa después de estar casi un día por fuera, se había olvidado que su ama de llaves no estaba, prácticamente Elizabeth estaba sola, ya que a él no le gustaba mucha gente en su casa, siempre había 3 empleados fijos, la seguridad, y un jardinero que venía una vez a la semana.

Ingresa buscando a Elizabeth, no la encuentra, baja al Jardín y nada, llama a Carlo su Jefe de seguridad para que miren por cámaras donde está, y es allí donde la ve un día antes saliendo con traje de una de las chicas del servicio.

Escapo, dijo Furioso, miro a Carlo quien no sabía ni que decir tenía órdenes de que ella no salía, averiguo con el hombre que había esa tarde y dijo que la única persona que había salido era la muchacha del servicio.

Leandro comenzó su búsqueda, esa chiquilla pagaría caro su osadía. Reunió todo sus hombres, empezaron la búsqueda por donde la vieron salir. Ingresaron a las cámaras de la zona así vinieron el camino que siguió, sería más fácil encontrarla.

Elizabeth estaba cansada había caminado no sabía por cuanto tiempo, tenía hambre y no veía nada cerca, ella sabía que Leandro vivía a las afueras así que si seguía el camino encontraría algún lugar o alguien que la socorriera, solo se sentó junto a un árbol su cuerpo necesita tomar energía. Todavía no creía haber sido capaz de escapar, tenía miedo, demasiado, si la atrapaba no quería ni imaginarse cuál sería su castigo, pero no daría marcha atrás, quería regresar a su hogar con su padre.

UNAS HORAS ANTES....

Elizabeth vio salir a Leandro, ella siguió desayunando subió a su habitación, como era sábado tenía la mañana libre de estudios así que solo venía TV, al medio día bajo al Jardín le encantaba estar ahí tomando el sol, fue en ese momento que se percató que estaba sola.

Fue a la cocina a las habitaciones no había rastro de las chicas del servicio, únicamente estaba la seguridad de la villa, así que sin más entro a la habitación del servicio vio un uniforme se lo puso y fue directo a salida.

El hombre de seguridad la miro, no la reconoció ella le dijo que debía ir un momento a recoger algunos encargos y el muy ingenuo le creyó, salió tan fácil que no miro atrás solo camino y cada vez más rápido.

Lo que ella no sabía era que las cámaras la delataron y el propio Leandro la buscaba.

Luego a lo lejos Elizabeth vio la ciudad estaba feliz, ya era tarde estaba oscureciendo vio un parque, se quedó un momento, no sabía a donde ir entonces sus lágrimas empezaron a salir no quería volver a esa jaula de oro, no quería volver con Leandro, tenía miedo, llevaba meses en Italia, pero no conocía nada.

Estaba tan metida en sus pensamientos, Elizabeth no se dio cuenta cuando alguien se sentó a su lado, era un niño que vendía flores en el parque, al verla se acercó la vio llorar y le dio una flor, Elizabeth solo le sonrió le preguntó que hacía a esa hora un niño ahí.

Elizabeth: hola hermoso cómo estás, gracias por la flor pero dime tu nombre.

Niño: hola me llamo Yaco te vi sola llorando, creí que necesitabas ayuda por eso me acerque.

Elizabeth lo miro con ternura y le contó que no tenía donde quedarse por eso estaba en el parque, Yaco al oírla le dijo que fueran juntos a su casa que no la dejaría sola ahí, era peligroso.

Elizabeth lo pensó y acepto era lo mejor.

los dos empezaron su camino a casa se Yaco quien iba contándole su vida como si fueran amigos de años.

Elizabeth llegó a una casa muy humilde de ahí salió una mujer de unos 25 años, quien recibió a Yaco con un beso y miró Elizabeth, Yaco nunca llevaba a nadie a casa, el niño le explicó todo a su madre y ella le dijo Elizabeth que podía quedarse.

En la noche las dos mujeres hablaron de todo, Elizabeth supo que la madre de Yaco se llamaba Karina, estaba enferma, por eso el niño vendía flores para ayudarla a ella.

No le gustaba que su hijo hiciera eso pero yaco era terco y no había poder humano que lo hiciera cambiar de opinión, Elizabeth le contó todo a Karina quien al oírla quedó estupefacta al ver todo lo que había pasado, le arreglo un sillón donde podía dormir.

Elizabeth agradeció y fue a descansar estaba tan agotada que durmió muy bien, al despertar vio a Karina hacer desayuno y Yaco arreglarse para ir a vender flores cerca de la iglesia, era domingo y le iba muy bien vendiendo allí, Elizabeth se ofreció ayudarle a vender, sería una forma de agradecerle lo que hacían por ella.

Elizabeth y Yaco salieron rumbo a la iglesia, pusieron su puesto, empezaron vender, la gente al salir del servicio religioso le gusta llevar los ramitos, vendieron todo, Yaco le dijo a Elizabeth que ella le traía suerte no pensó vender todo tan rápido.

En el camino de regreso a casa Yaco le pidió a Elizabeth que lo acompañará a comprar comida y medicina, Elizabeth cada momento se sorprendía del pequeño era demasiado maduro para su edad, como ella él tenía una carga que lo obligó a saltarse su infancia y vivir como adulto.

Así pasaron los días, Elizabeth se sentía más segura y creía que Leandro la olvidaría, pero nada más lejano de la realidad, Leandro tenía toda su gente buscándola, él no le perdonaría que le desobedeciera y lo peor huir después que ella le pertenecía.

Karina cada día pensaba más en que Yaco no tenía infancia, dejó la escuela, se puso a trabajar a su corta edad, hablaba como un adulto se desenvolvía como adulto, no reía, sus ojos era de un azul profundo que mostraban tristeza, tenía carácter y no temía a nada.

Yaco siempre le decía, yo te cuidare, en vez de ser ella la que lo cuidara.

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