Cumpleaños

Mi padre se ha ido a Estados Unidos.

Y me ha dejado a cargo de la sorpresa de su mocosa favorita. Así que, llamó a Sánchez.

Me explica que tengo que llevar a Amelia a un restaurante. El mejor de la ciudad, el gran restaurant de cinco estrellas. The Oasis. Ya mi padre ha invitado a sus mejores cinco amigas, qué la estarán esperando, ha hecho que cierren desde las 6 de la tarde hasta las 10:30 pm dándole atención exclusiva para las mocosas malcriadas.

Así que Amelia esta, radiante, con un vestido color turquesa qué resalta sus ojos color miel y su cabellera rubia le cae hasta la cintura, no para de gritar de la emoción por lo que mi padre preparó para ella.

Yo le doy un rápido abrazo, y me despido, le recuerdo que a las 10:30 pm regreso por ella.

Tengo suficiente tiempo para ir a un bar, solo un par de tragos, podré regresar por la princesita y volver a casa.

Pásame la botella - le digo al barman

Disculpe señor. Ya esta es la segunda botella.

Que me pases la botella te he dicho - estoy bien respondo.

Yo soy el que pago.

El muchacho me pasa la botella. Veo la hora ⌚ aún son las 9:45 pm me da tiempo de ir por mi insoportable hermanita.

Llegó a las 10:45 pm me he retrasado un poco, Amelia esta furiosa, y despotrica qué le dirá a papá que he vuelto a beber y que he llegado tarde.

No quiere subir al coche, amenaza con volver a entrar al hotel y llamar a Sánchez para que pase por ella.

Le agarro del brazo, y la meto al coche, Amelia grita del dolor por la fuerza con la que le agarro. No me importa.

Si Sánchez le dice a mi padre que he vuelto a beber y así he cargado a Amelia. Me deshereda.

Arrancó el coche y Amelia no para de llorar y gritar.

Esta vez si mi padre te echará de la casa-grita le diré lo que me has hecho.

! Callate¡ y le doy una bofetada.

Al darme cuenta de lo que he hecho. Se que es mi fin.

Aún faltan dos cuadras veo que el semáforo está a punto de cambiar a rojo no me lo pienso me desharé de ti maldita mocosa y justo en la intersección... No dejó de ver la cara de pánico de Amelia, una gran luz, un golpe sordo, me pitan los oídos por el impacto, veo luces de colores en mi cabeza, al recuperarme, veo que lo he logrado, estoy vivo, Amelia esta inconsciente, le sangra la cabeza, la nariz y los oídos.

De pronto todo se vuelve negro nuevamente.

...**************...

Despierto en el hospital, pido ver a mi hermana.

Una enfermera me dice:

!Tiene suerte¡ pero tiene que descansar. No se preocupe todo estará bien.

El otro conductor no lo logro.

Eso no era lo que me interesaba saber. Hice mi gran actuación. Casi le grité. Yo lo que quiero saber es como esta mi princesa. Mi hermanita.

La enfermera me miró con lástima.

Ya viene el Dr. él le dará informes. Y luego se fue.

! Maldita sea¡ me dije!

Me levanté aún un poco mareado el golpe había sido fuerte me dirigí, hasta el baño pude ver unos cuantos rasguños por los vidrios del parabrisas roto, pero estaría bien.

A pasó de un rato, entró un Dr. No se creó que dijo que era de nombre Germán Ávila, pero no estoy seguro, solo quería saber si Amelia había sobrevivido.

Rápidamente, me dijo que mi hermana estaba en coma, no había esperanza de que sobreviviera. Di la información necesaria en recepción, había escuchado a unos paramédicos decir que en el semáforo no había cámaras para saber quien había sido el culpable del accidente, el otro conductor había muerto, así que no había testigos.

Le dije a la policía que el otro tipo se pasó la luz. Que se manejará esto con discreción, le pagué un buen dinero para que el informe dijera que el alcoholizado era el otro conductor.

Ahora me quedaban dos cosas por resolver, mi padre y mi hermana. Pedí, trasladarla a una mejor clínica, pero no me dejaron, así que no quedaba de otra terminar lo que había empezado. Entre en terapia intensiva, vi que había alguien más al lado de la cama qué decía el nombre de mi hermana, estaba irreconocible, y escuche los monitores pitar, se estaba muriendo. El monitor dio el último pitido. No me tocó terminar mi trabajo. Amelia ahora estaba muerta.

...***************...

Sánchez llegó a hacer los trámites, mi padre no alcanzaría a ver por última vez a su niña, los médicos recomendaron dejar cerrado el ataúd, el dolor de mi padre al llegar era tan grande que decidió cremarla, así conservaría sus cenizas y su recuerdo intacto.

Casi un año después mi padre se agobió, nunca había visto tan frágil al viejo. Decidió, ponerme al frente de los negocios, deje el alcohol, tenía que mostrar que era digno de la misión. Mi padre se fue lejos, no quiso decir a donde, regreso casi 3 años más tarde.

Para seguir al frente de las empresas únicamente había una condición. Tenía que casarme y formar una familia.

No podía ser con cualquiera, tenía que ser la mujer perfecta. Y esa mujer era Lorena.

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