Muchas mujeres intentaron siempre llamar su atención, e incluso su prometida, que es una mujer tímida y culta, sabía comportarse cuando hablar y cuando no hablar. Él nunca había tenido una discusión con una mujer tan desvergonzada y directa.
-¿Qué miras?
Alexander levantó la mirada al escuchar mi pregunta si había algo que le molestaba era la forma en la que una persona se expresaba. Dado que era la primera vez que una mujer se expresaba de esa forma, significaba que debía ser alguien importante o una persona de alta sociedad, era natural que una persona como yo hiciera lo que quisiera, quien era hija única y tenía un gran estatus.
Alexander respondió con calma, como si no fuera nada.
-No tengo tiempo para tener una discusión con una niña caprichosa y mimada.
-Usted como se atreve.
Alexander murmuró con voz sombría.
-Esta mujer está agotando mi paciencia.
-Bien, no tengo tiempo para esto.
Cogí el bolso y fui a pagarlo, no tenía tiempo para discutir con este hombre y no iba a permitir que el único bolso no lo pudiera tener simplemente porque ese hombre no quiera rendirse o aceptar dinero por el costo del bolso qué deseo comprar.
Todos en el centro comercial se sorprendieron por lo que acababa de hacer. Estaban muy sorprendidos de que yo le arrebatara el bolso y lo haya comprado, por la forma en como me miraban todos aquel hombre debía hacer una persona importante en la alta sociedad, además Mariana estaba en shock. No podía entender por qué ella no decía nada y solo se quedaba con la boca abierta y me miraba con asombro.
-Kris…
-¿Qué? Ese hombre estaba tardando en pagar y no tenía tiempo. ¿Qué hice mal?
Aquel hombre me hizo tartamudear, hizo que mi corazón latiera con rapidez cuando por primera vez en muchos años me sentí amenazada por lo que acababa de hacer. Su rostro estaba arrugado por la ira que trataba de contener.
-¿Por…. Por qué se acerca? No tienes que acercarse usted, no puede acercarse, no sabe quién soy, si intenta hacerme algo acabaré con usted y no me importa quién sea, no le tengo miedo a nada o nadie.
Alexander no respondió.
-Bien, entonces. Nos debemos ir.
Me había olvidado que Mariana estaba en el centro comercial. Aunque me traicionó con mi prometido, no había duda que ella era una persona que amaba la paz antes de la guerra sin importar el resultado que sea, ella siempre quería paz.
Al ver a Mariana, que parecía muy sorprendida, por lo que acababa de hacer. Aunque su reacción fue inusual, aún estaba sorprendida por lo que ella acababa de hacer al sacarme del centro comercial con el bolso que había comprado, por lo que si no se hubiera comportado de esa forma posiblemente podría haber tenido una fuerte discusión con aquel hombre.
-¡Estás loca!
-¿Qué hice? Quería ese bolso. ¿Por qué me estás reclamando?
El rostro de Mariana, no podía entender como yo no era capaz de contenerme, estaba confundida. Sus ojos azules me escanearon lentamente. Para ser precisos, sabía que por primera, desde la discusión que ambas tuvimos, ella me miraba con enojo y con frustración, era como si había cometido un gravísimo pecado.
-Ese hombre es Alexander White.
-¿Alexander White? ¿Quién es él?
No me importaba si ese hombre se apellidaba “White” yo como Bonaparte no estaba dispuesta en dejar que ese hombre de origen desconocido quiera arrebatarme lo que era mío por derecho.
-Escucha no todo lo que quieras lo puedes tener.
-¿Qué?
-Espero que las tonterías que hiciste no la vuelvas hacer. Trata de comportarte como una persona adulta.
No soy una persona buena o justa. La razón por la que no estoy dispuesta a cambiar de opinión o perder es porque en mi vida nunca he perdido contra nada o nadie. Siempre traté de no cambiar o rendirme en mis metas u objetivos que yo deseo.
Yo desde hace tres años decidí convertirme en la prometida de Kyle y como prometida tenía el derecho de elegir lo que quiero para nuestro matrimonio o cerca de nuestra vida. Aunque es un deber que yo había decidido hacer desde que ambos nos comprometidos y por supuesto desde que mi supuesta mejor amiga me engañó con él. En la medida en que se esté acercando mi boda con Kyle haré que esa amistad que tiene con Mariana termine de una vez por todas, y no me importará acabar con mi propia amistad con ella.
Mientras me encontraba en mi habitación dejé escapar un profundo suspiro y me hundí en el respaldo de la silla. Aunque había decidido perdonar a Mariana, aún estaba enojada. Era la única persona que consideraba “amiga” y en la que podía confiar, como una Bonaparte debía reprimir mis emociones.
-¿Te volviste loca? ¿Por qué humillaste a Mariana de esa forma?
Conocía esa voz arrogante, esa persona era de mi madre Lucrecia que quería a Mariana como una hija y deseaba que mi amistad no terminara, me discutió de que no debía enojarme por un simple error. Desde que tenía quince años siempre traté de ser una buena persona y siempre hacer lo mejor por el apellido Bonaparte, pero cuando se trataba de Mariana la personalidad de mi madre cambiaba y por alguna razón siempre la que tenía la culpa era yo.
-Solo porque seamos “amigas”. ¿Crees que siempre deba compartir todo con ella? Mamá. ¿Debo compartir prometido con Mariana? Entiendo que quieras que ambas seamos cercanas, pero no creo que siempre deba compartir todo con ella y más a mi prometido.
-No digas tonterías, ¿Por qué compartirías pareja con Mariana? Solo digo que no debes molestarte por un pequeño error, ella lamenta mucho ese error cometió.
-A veces me confundo y no estoy seguro si realmente eres la madre de Mariana o la mía.
Mi madre me miró con ojos penetrantes
-Eres muy egoísta
-Si realmente fuera egoísta, habría hecho un escándalo por lo que Mariana hizo, pero no lo hice, creo que la única persona que es arrogante es ella por decirte lo que nos sucedió.
Hice una mirada arrogante
-No tengo intención de disculparme cuando yo no hice nada malo, la persona que debe disculparse es ella por hacer eso.
-¡Kristine Bonaparte!
Mis ojos se abrieron ante el grito de mi madre. Era la primera vez que ella me gritaba. Siempre fue una mujer malvada, jamás me gritó si cometía un error, pero cuando se trataba de Mariana su postura comí madre cambiaba drásticamente. La miré fijamente, sorprendida, intentando procesar lo que acababa de suceder. ¿Mi madre me había gritado por Mariana?
-Mi padre tenía razón. Cuando se trata de Mariana siempre cambias, ¿Por qué lo haces, mamá? ¿Acaso es importante para ti siempre hacer eso?
-Escúchame bien, Kristine Bonaparte. No se trata de que si la cuido o protejo se trata de que debes cuidar tu imagen desde hace más de diez años la familia Bonaparte es prestigiosa y no voy a permitir que una niña inmadura como tú dañe lo que trabajamos por muchos años.
Estaba molesta. ¿Disculparme? ¿Por qué debía hacerlo? ¿Acaso era una broma?, tenía mis puños cerrados. Mientras intentaba de pensar que lo que acababa de suceder era una broma del gusto.
-Así que te tragarás ese orgullo, te disculparás con ella y espero que lo ocurrido no suceda.
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Comments
Viviana Sanchez
esta super aunq todavía no la entiendo bien hay voy a seguir leyendo esta super y sin faltas ortográficas bien fluida la lectura me gusta felicidades autora
2023-03-30
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