Miré alrededor de la granja, había alrededor de 50 animales de todo tipo. No entendía por qué me encontraba aquí, era lógico que Alexander, su nana y todos sus empleados deseaban que yo flaqueara de una vez para demostrar que yo no soy más que una tonta débil mujer que no puede competir con ellos.
-primero que nada, Kristine, tu trabajo es limpiar la casa de los caballos y darle de comer a los cerdos. Luego que termines debemos ir a buscar las comidas de las aves, la hora de terminar es alrededor de las 6:30 PM, esa es la hora de salida de trabajo en la que podemos volver a la mansión.-dijo Alexander.-espero que hagas el trabajo y no pienses hacer algo tonto porque recuerda lo que puede sucederte en especial a tu familia.
-No.
-¿No, qué? Aún piensas que puedes hacer lo que quieras Kristine recuerda que ya no eres una Bonaparte, sino una White, ahora me perteneces y no puedes hacer nada para cambiarlo.
Héctor el encargado de cuidado de caballos. Era alto de piel bronceada, cabello castaño, ojos grises, alto fuerte y apuesto. Todas las empleadas estaban enamoradas de él por su gran caballerosidad y la forma en la que siempre ayudaba a las personas con una gran sonrisa, al igual que cada vez que lo necesitan siempre sonreía.
-¿Me llamaste Alex?
-Kristine te ayudará con los animales, considérala como tu ayudante personal.
Héctor estaba desconcertado por la noticia
-¿Qué sucede? Ella es solo una empleada.
“Odias la idea de yo ser tu esposa a todos los demás, le dices que soy una empleada”
Héctor no era solo un cuidador de animales.
En otras palabras, era el mejor amigo de Alexander y la única persona en la que él confiaba, desde los 8 años se convirtieron en hermanos después que ambos perdieran a sus padres en una tormenta de nieve. En cambio, cuando ambos quedaron huérfanos se unieron al dolor e hizo que se convirtieran en hermanos, desde ese suceso se considera Héctor como un miembro importante de la familia White.
-Alex. ¿No crees que sea un poco abusivo?
-¿Por qué sería abusivo? Ella debe trabajar, además recuerda que todos trabajamos, no veo justo que una persona solamente esté comiendo sin trabajar.
-Poco hombre.-murmuré.
Después de ver que la expresión de Alexander cambió. Héctor trató cambiar un poco el ambiente para que no comenzara una discusión entre su hermano y yo.
-Vamos.-suspiró hondo, Héctor.-hoy va a hacer un día interesante aprendiz de caballo.
Sin embargo, cuando seguí a Héctor a mi nuevo trabajo, no estaba segura si el mejor amigo de Alexander me haría hacer un trabajo tan complicado para vengarse de mí por la muerte de Susie, ella era consideraba como su hermana pequeña, en pocas palabras su pequeña hermanita supuestamente fue asesinada por mí por mis celos enfermizos.
Héctor suspiró profundamente.
-Lo que le sucedió a Susie no fue completamente tu culpa, por supuesto que tuviste la culpa en algunas cosas, pero conocía muy bien a ella y cuando se enteró de que Alexander era alguien importante su personalidad cambió drásticamente.
“Entonces desde hace tiempo Susie siempre fue ambiciosa y solo quería casarse con Alexander para tener poder, estatus y dinero”
-¿Por qué me estás diciendo esto?
-Conozco la personalidad de Alexander y sé que él no te dejaría ir hasta hacerte sufrir.
-No puedo ayudarte a escapar porque no deseo arruinar mi amistad con Alex.
-¿Sí?
-Pero creo que lo mejor es que sepas la verdad.
-¿Por qué harías eso por mí? No te conozco, entonces. ¿No crees que hacer eso es sospechoso?
Pregunté. Aquel hombre que se consideraba el mejor amigo de Alexander me miraba con una mirada seria. Ante la confesión inesperada, Aún estaba aturdida por el comentario de Héctor, luego volvió abrir la boca con cuidado.
-Quizás pienses que no volverás a ver a tu familia, pero recuerda que la esperanza y la fe es lo último que debemos perder, Kristine. Nunca la pierdas la esperanza, no te lo estoy diciendo como mejor amigo de Alex, te lo digo como un amigo, no la pierdas y cree en ti.
¿Creer? ¿Cómo creería en una persona cercana a Alexander? Desde que fui secuestrada por ese hombre empecé a ver que las personas no son buenas y que más de la mitad son malvadas y de corazón frío, al igual que su jefe.
-Por supuesto, que volveré a ver a mi familia es cuestión de tiempo a que suceda. ¿Acaso crees que nunca lograré verla? ¿Piensas que nunca veré a mi prometido? Estás equivocado señor Héctor.
-Bueno. Me alegro mucho que tengas ánimo para decir esos comentarios. Tu trabajo es alimentar a los caballos y luego ordeñar las vacas bacas todos los días.
“¿Acaso todos piensan que nunca escaparé?" Solo esperen, escaparé y desapareceré con mi familia.
El primer año de mi matrimonio con Alexander cumplí veinticinco años, no esperaba un regalo por parte de él, además de que había empezado una amistad con Héctor, su mejor amigo, Alexander, entró como siempre ignorando mi, presencia y ordenando a los demás empleados darme más trabajo. Afortunadamente, Héctor era la única persona que siempre me trató amablemente, Amanda, la hija de un socio de Alexander, estaba enamorada de él y anhelaba ser la señora “White”. Si había algo bueno era que por su visita Alexander no me obligaba dormir con él, suponiendo que entre a la habitación, él no sería capaz de hacer algo tan bochornoso como ignorar a los invitados en la hora del té o fiestas sociales, Para mí eso era una salvación. Aunque para Alexander era una frustración siempre tener visitas de diferentes personas.
-“Bueno, al menos estoy en mi habitación. Me pregunto, ¿Cómo estarán mis padres y mi prometido? ¿Estarán preocupados?”.
-Tu familia es muy especial, hicieron una rueda de prensa ofreciendo dos millones de dólares por tu aparición.
En el momento en que me di cuenta de que Alexander entró a mi habitación, mi corazón, que había estado quieto por un tiempo, empezó acelerase por la presencia de aquel hombre que siempre perturbaba mi paz. En particular, Alexander no deseaba dejarme vivir en paz. Él tenía un solo propósito y es dejarme vivir en esta isla.
-¿Qué? Mi… Mi familia
-No te emociones Kristine, mi único objetivo es no dejarte ir.
-¿Crees que siempre estaré aquí? Es cuestión de tiempo que ellos me encuentren.
La fuerza de la mano de Alexander, que sostenía mi cuello, su mirada era cada vez más fría. Mis lágrimas brotaron por mis ojos, era la primera vez en muchos años que lloraba por frustración y porque cuando sentía que podía escapar de esta maldita isla todas mis esperanzas desaparecía por el poder que imponía él hacia los empleados si intentaban ayudarme escapar.
-No me toques, me das asco, Alexander. Si piensas que me rendiré simplemente porque yo lloré estás muy equivocado, nunca lo haré.
El hombre que era considerado mi esposo sonrió con frialdad al ver como trataba de controlar mi miedo en lo que él sería capaz de hacer. Aunque ambos sabíamos que no íbamos a rendirnos por cualquier comentario que hiciéramos.
-Kristine. ¿Crees que no sería capaz de acabar con tu vida o con la vida de tu familia?
-Estoy lista para morir….
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