¿Voy a ser madre?

Capítulo Once

Cuando salimos finalmente del hospital fuimos a un bar que estaba en frente; en este vendían donas, por lo que mi humor cambió y empecé a desearlas antes de tenerlas en la boca.

—¿Cómo puede una chica como tú, comer tres donas de esa manera tan abrupta y no tener un gramo de celulitis en el cuerpo? —me preguntó para molestarme. No me importaba, me comería la última dona que me había comprado.

—¿No sabes que es una falta de respeto hablar sobre lo que la gente come o sobre su cuerpo? Además, no sabes si tengo celulitis —le aseguré.

—Entonces te pido disculpas por hablar de más —dijo y me robó mi dona—. Aun así, sé de qué hablo. Vi tu trasero esta mañana cuando estabas en el piso huyendo de mí y puedo asegurarte que no tienes celulitis en ese lindo trasero.

—Deja de hablar de mi cuerpo. Eres un hombre muy desvergonzado. Porque no hablas del tuyo —le dije sin pensar.

—Está bien. Hablemos de mi cuerpo. ¿Qué fue lo que te sorprendió esta mañana? Saber que no uso ropa interior o el tamaño de mí…–dijo y le metí la dona en la boca para que no terminara de hablar.

—Creo que si no nos damos prisa llegaremos tarde a la entrevista con el médico —dije y me puse de pie para salir e ir al coche.

Una vez que subí y al notar que Ignacio no lo hacía inhalé profundo para relajarme un poco. Ya de por sí me daba vergüenza hablar con él normalmente. ¿Por qué tenía que hacer tan difíciles nuestras conversaciones?

—¿Se encuentra bien, señora? —me preguntó Mario.

—Sí, el señor ha decidido molestarme y hacerme pasar vergüenza desde que nos casamos, es todo —dije mientras me acomodaba en el asiento.

—Entonces significa que usted le agrada —dijo el hombre y bajó del coche para abrirle la puerta a su jefe.

—Te traje unas donas extras para que no me comas a mí en el camino a la clínica —dijo Ignacio mientras subía—. También te traje un café cargado Mario, escuché que tu padre no anda bien de salud. Avísame si necesitas algo.

—Gracias, señor —dijo el joven antes de volver al volante.

—¿Tu padre está enfermo? —le pregunté preocupada a Mario.

—Tiene cáncer, ya el médico nos dijo que no le queda mucho tiempo con nosotros. Anoche fui a cuidarlo, así que no dormí mucho —dijo este y me sentí mal por él—. No se preocupe, señora De la Torre, todos ya lo hemos asumido, incluso él.

Después de nuestra leve conversación fuimos hasta la clínica. Mario incluso era más joven que yo y estaba tranquilo tras saber que le quedaba poco tiempo al lado de su padre. Era un muchacho muy valiente y centrado. Algo tan doloroso como el cáncer hacía estragos en las personas, no solo en los pacientes sino también en las familias. Me sentí algo impotente. Una vez que entramos a la clínica le pregunté a Ignacio si había posibilidades de que enviara a Mario a descansar. Nosotros podíamos tomar un taxi para regresar a la mansión.

—¿Por qué te preocupas tanto por él? —me preguntó serio.

—Creo que tú debiste preocuparte más. Mira si por el sueño termina produciendo un accidente. No puedes tener un empleado cansado trabajando, y no es su culpa que su padre esté enfermo —le dije algo irritada.

—Me gusta que seas así de sincera —dijo y me dio un beso en la mejilla—. Ya le pedí que se fuera.

Si ya lo había enviado a casa ¿Por qué me hizo hablar? ¿Y ese beso? Recordé que tuve un par de compañeros en el colegio que eran gay y uno de ellos era más demostrativos afectuosamente, seguramente era por eso que era que empezaba a ser tan cercano conmigo. Era eso, no había de qué preocuparse.

—Gracias por la dona extra —le dije y le devolví el beso.

Mario había dicho que yo le caía bien a Ignacio, tal vez podíamos ser amigos en el futuro. Nadie sabe las vueltas que da la vida después de todo.

—Buenos días, pasen por favor —dijo el médico que nos había visto en la mansión. Supongo que Ignacio no quería recibirlo ahí para que sus padres no sospecharan.

—Buenos días —dije e Ignacio me dejó entrar antes que él y tras cerrar la puerta lo hizo y tomó mi mano. ¿A caso estaba nervioso?

El médico nos dijo que gracias a la decisión que Ignacio había tomado sobre desistir de usar los óvulos de su anterior esposa, sería más sencillo el proceso a seguir para intentar inseminarme. ¿En qué momento cambió de idea?

—Como primera medida y la menos invasiva será seguir controlando el ciclo menstrual de la señora De la Torre y cinco días antes de su primera ovulación introduciremos el líquido seminal para fecundarla a diario y por la noche hasta cinco días después de la ovulación. ¿Alguna duda? —preguntó el médico.

—Entonces, ¿utilizarán mis óvulos? —pregunté confundida. No era lo mismo llevar en mi vientre el hijo de otras personas a tener que ceder la mitad de mi carga genética. ¿Eso me convertía en madre?

—Es la única manera de hacerlo mientras usted siga siendo virgen sin ser invasivos —dijo el médico.

Yo estaba al tanto de que esa era una posibilidad. Estaba especificado en el contrato que firmé, pero ahora me costaba un poco aceptarlo.

—¿Estás de acuerdo? —me preguntó Ignacio. Al verlo noté su preocupación.

—Claro, es solo que aún tenía presente lo referido en nuestra anterior consulta y me sorprendí un poco —dije con la mayor calma posible.

—¿Cómo hará el procedimiento de inseminación? —preguntó Ignacio al médico.

—Usted deberá cargar todas las noches estos frascos. Luego con una jeringa como esta se introducirá el contenido en la señora y esperaremos a que la naturaleza haga su magia —dijo el médico con una gran sonrisa. Yo aún no terminaba de entender.

—¿Usted irá hasta nuestra casa a colocarme el contenido de la jeringa? —pregunté y el médico pareció sorprendido.

—Enviaremos una enfermera si le parece más cómodo —dijo él mientras miraba a Ignacio—. Así ella también puede traerme los frascos luego de usarlos. Me gustaría medir la fuerza y resistencia del esperma.

Al terminar con la consulta salimos y al notar que yo seguía pensando en eso Ignacio me preguntó si estaba dispuesta a seguir. Le dije que haría lo que fuera necesario para poder cumplir con lo pautado. No tenía que preocuparse por mí.

—Deberías cuidar más tus palabras. Las personas podrían aprovecharse de ti —me dijo como si estuviera molesto.

Autora: Osaku

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Comments

•●◉✿ 𝑨𝒅𝒂𝒊 ✿◉●•💜

•●◉✿ 𝑨𝒅𝒂𝒊 ✿◉●•💜

las anacondas por naturaleza tienen mucha fuerza y resistencia 🤣🤣🤣🤣🤣

2024-04-24

3

•●◉✿ 𝑨𝒅𝒂𝒊 ✿◉●•💜

•●◉✿ 𝑨𝒅𝒂𝒊 ✿◉●•💜

La magia se puede hacer de otra manera más natural 🤣🤣🤣🤣🤣🤣

2024-04-24

0

•●◉✿ 𝑨𝒅𝒂𝒊 ✿◉●•💜

•●◉✿ 𝑨𝒅𝒂𝒊 ✿◉●•💜

Cuando lo leí la primera vez, pensé que era un viejito Mario 🤣🤣🤣🤣

2024-04-24

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