No quiero terminar

Capítulo Veinte

Dejé a mi madre en la entrada para ir a hablar con Violeta. Al entrar al estudio vi todos los cuadros que había hecho este mes. Eran muy hermosos, tenía talento. No necesitabas palabras al ver su arte.

—No me avisaste que tu madre vendría. Ella se enojó al enterarse de que no dormimos juntos. Incluso reprendió a Alisé —me dijo Violeta mientras pintaba—. No puedes ser tan tonto y dejar esas cosas a la ligera. Aunque decidas volver con tu ex, tus padres también deben importarte. Ellos se preocupan mucho por ti.

—Tienes razón —dije sin poder pensar con claridad.

Aún estaba asimilando la idea de que Paola estaba embarazada y que ese niño podía ser mío. No podía dejarla sola, pero al mismo tiempo ella podía estar engañándome.

—¿Qué ocurre? —me preguntó Violeta.

—Es verdad que fui al hospital con mi ex, ella fue a verme a la oficina y empezó a sentirse mal por lo que la acompañé —dije y ella me miró como si necesitara más información—. Dice que ese hijo es mío.

—¿Estuviste con ella? —me preguntó sorprendida.

—No, hace años que no la veo. Al parecer se le ocurrió la misma idea loca que a mí e hizo que la inseminaran sin mi consentimiento —dije dándome cuenta de que eso era una locura.

—Si lo hizo por ti. ¿Por qué se fue hace tanto tiempo? —preguntó Violeta. La misma duda estaba en mi cabeza.

—No lo sé, pero voy a averiguarlo —dije y la miré preocupado—. Debido a eso creo que nuestro acuerdo…

—¿Debe finalizar? —preguntó ella sin dejarme terminar—. Necesito el dinero para el tratamiento de mi madre.

—Claro que no lo quiero rescindir. El resto del dinero está depositado en la cuenta. ¿No viste el contrato aun? —le pregunté sorprendido.

—No, yo iba a hacerlo, pero…–dijo y se miró para luego dejarme hablando solo.

La seguí hasta su dormitorio, golpeé, pero no la escuché. Entré y no estaba, el contrato seguía en su escritorio. ¿A que había ido si no era por eso? Ella salió del baño y me dijo que tenía su periodo.

—Al parecer ya no me necesitas —dijo ella y se sentó en la cama a mi lado.

—¿Por qué no te necesitaría? —le pregunté sorprendido.

—Ella va a tener a tu hijo. Era como querías desde el comienzo —dijo y se recostó en la cama.

—¿Te alegra pensar en que nuestro contrato ya no será válido? —le pregunté para tratar de entenderla.

—Yo solo quería darte las gracias porque fuiste el único que no me dio la espalda cuando necesitaba ayuda —dijo y me recosté a su lado.

—¿Te quieres alejar de mí? —le pregunté mirándola a los ojos. Hablar con ella de lo que había vivido ese día me había calmado, pero a la vez temía que fuera nuestra última conversación—. No quiero que renuncies, Vi. Mi ex puede estar mintiendo y si no, aun así, me gustaría que siguieras siendo mi esposa por lo que queda del año. Hablar contigo me hace sentir bien. Aunque a veces yo invada demasiado tu privacidad y te enojes conmigo.

—Lamento que mis fantasmas aparecieran en ese momento. No quería tratarte mal —dijo ella disculpándose.

—No te preocupes, me ha pasado. Además, no creo que ese bebé sea mío y me gustaría poder tener un hijo. Empecé a encariñarme con la idea de que tal vez, herede algo de ti, sería una niña muy llamativa si tuviera tus ojos o tu sonrisa —dije mirándola fijamente.

—Soy una persona de palabra por lo que seguiré siendo tu esposa el resto del año. Solo te pido que si ese bebé es tu hijo puedas romper el contrato entre nosotros, por lo menos la parte en la que dice que debo darte un hijo, ya que un niño debería ser concebido con amor y no por un puesto en una empresa —dijo ella y me hizo sonreír.

—Por supuesto —dije feliz de volver a ver que nos acercábamos—. ¿Algún otro pedido?

—Por ahora no —dijo mientras nos mirábamos. Se veía muy bella así recostada.

—¿Qué piensas cuando lo profesional y lo personal se mezcla? —le pregunté tentado a probar sus labios—. Porque no hay nadie aquí, y si te beso rompería con el contrato. Aunque si lo hiciera no sería…

Ella me besó y me sorprendí, pero seguí el beso. Lo hacía muy bien como si no sintiera vergüenza. Incrementé la intensidad al sentir que ella me permitía hacerlo. No podía detenerme hasta me di cuenta de que ella había bebido alcohol por el sabor de su boca. Eso era, Violeta se había desinhibido porque seguramente mi madre le había dado a probar uno de esos tés.

—Vi, creo que debemos —dije, pero ella no me dejó seguir hablando y antes de lo previsto estaba sobre Violeta con una sensación de deseo inmenso.

—Violeta, cariño, ¿te encuentras bien? —preguntó mi madre y abrió la puerta. Al vernos se quedó sorprendida.

Me puse de pie y Violeta me miró desde la cama. Parecía deseosa de más y a la vez ajena a la situación que vivíamos.

—Descansa un poco Vi —dije y la tapé con el edredón—. Debo hablar una cosa con mamá.

Salí del cuarto de Violeta y le pregunté a mi madre quien se consideraba que era para alcoholizar a mi esposa, estaba furioso.

—Ella solo me preguntó que tomaba, no pensé que le haría mal. De todas maneras, ustedes se estaban reconciliando, ¿ella te perdonó? —preguntó mi madre entrometiéndose en mi vida como siempre.

—Mi relación con Violeta es complicada en este momento y no necesitamos personas hurgando en nuestra intimidad, así que puedes volver a Inglaterra mañana mismo —dije y bajé las escaleras.

¿Ahora qué haría cuando Violeta despertara? Seguro se molestaría conmigo por aprovecharme de ella. Por otro lado, intenté apartarme, pero ella fue muy tenas. Me gustaba que fuera así, me pregunté por qué nunca la había visto de ese modo y me di cuenta de que ella estaba haciendo el tratamiento para la fertilidad y no podía beber alcohol. Miré mi pantalón y supe que debía darme una ducha. Violeta había logrado que mi cuerpo estuviera demasiado preparado para algo que claramente no iba a ocurrir.

Autora: Osaku

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