Capítulo 20

Caminamos hacia el invernadero a paso lento y tranquilo; ese invernadero se había vuelto mi refugio en los momentos más difíciles de mi vida, mi infancia se dio en esta casa mi madre trabajo como jefa de personal y el abuelo fue quien le facilito las cosas para que pudiera estudiar y trabajar al mismo tiempo, él se encargaba de mí en la mayoría de su tiempo y cuando a mis diez años mi madre por fin pudo pagar un buen alquiler a quien más extrañaba era el abuelo. Llegamos al invernadero y bajo un par de preciosos pinos estaba la roca con mi nombre la que hacía mucho tiempo Marcello había tallado, era un recuerdo bastante nostálgico y triste el abuelo solto mi brazo y levante la roca y saque la pequeña caja de metal

-¿Solo sacarás la carta? -el abuelo sabía lo que se encontraba allí y estuvo conmigo cuando lo hice, deje la nota como una esperanza a que Marcello fuera tras de mí y a este punto de verdad agradecía que mi deseo de ese momento no se hubiera hecho realidad- Bueno digo que es algo suave, deberías darle una lección

-¿Qué? Abuelo ¿Desde cuándo tan vengativo con tu nieto?

-Bueno que sea mi nieto no le quita lo idiota, en eso no salió a mí -el abuelo hablaba bromeando con una sonrisa coqueta, y de repente simplemente se puso muy serio- sabes algo, Marcello te ama se dio cuenta de que lo hacía justo cuando te fuiste ¿Aún no te convence de que sea un idiota? Aun sintiendo lo que siente por ti una semana después de que te fuiste comenzó una relación con Samantha, quien lo quiere con el alma y es una mujer que él no merece

-Samantha debe de decidir lo mejor para ella, sé que Marcello no es el mejor hombre pero, puede cambiar

-Creí que ya habías perdido las esperanzas de que él cambiara -el abuelo busco un bolígrafo y una libreta en su bolsillo- pero, por lo visto aún deseas que el príncipe sea bueno, en fin hija el drama es lo mío y si estas de acuerdo deberías escribir la fecha de hoy y además "muy tarde, ya no estoy en París"

-Ay por Dios abuelo -reía sin poder evitarlo era algo típico del abuelo- está bien lo haré

Julson

Por fin llego el día en el que volvería a ver a Zoe estuve tan emocionado durante toda la mañana que no me pude concentrar en mis asuntos en cuanto ella me informo que estaba lista pedí un Uber primero para mí y luego le pedí que me llevara hacia la dirección que ella me había indicado, su rostro al verme estaba lleno de sorpresa y luego se iluminó su rostro con la sonrisa más hermosa que jamás vi

-Estas... Tan hermosa -levante la pequeña maleta que llevaba y cuando subió al auto le di un sutil beso en la comisura de sus labios- ¿Cómo puedes verte tan bien siempre?

-Me estás adulando

-Bueno, si soy sincero mentí un poco; no estás igual de hermosa, hoy te ves mucho mejor

Todo el camino a la cabaña está lleno de risas e historias, el calor en la conversación era tanto que incluso el conductor se unió a la conversación y nos comentaba las historias más cómicas que le habían sucedido como conductor; Zoe lucia un vestido completamente blanco que hacía resaltar aun más sus mejillas rosadas y sus labios del mismo color, su cabello recogido la hacía lucir como una diosa a cada segundo me sentía más atraído hacia ella; estaba sumamente jodido a cada segundo que la contemplaba me gustaba más y más, en este punto ya me preguntaba a mi mismo si mi atracción hacia ella era un sentimiento mucho más grande.

-Muy bien - bajé del auto y abrí su puerta y le ofrecí mi mano para bajar- bienvenida hermosa dama

Ella simuló bajar como si fuera una reina de la farándula en la alfombra roja, sostenía su vientre como si le doliera pero, justo antes de preocuparme sonrió ampliamente y de la manera más dulce posible en seguida entramos y casi de inmediato se preparó para seguir trabajando en la pintura; me pidió un tiempo a solas y para no incomodarla solo quedándome de pie en un rincón admirándola comencé a preparar las cosas que necesitaría para la cena, me demore al rededor de una hora en seguida prepare dos copas de vino tinto y fui a ofrecerle

-Un poco de vino para la artista -puse la copa de vino a un costado y cuando mire fijamente el rostro de Zoe estaba muy pálida y sostenía con fuerza la parte baja de su vientre- ¿Estás bien? Dime que tienes por favor.

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