Capítulo 11

-Créeme no pienso estarme toda la tarde en ropa interior ¿Puedes dejar esa expresión de tonto y venir? o acaso ¿Ya te arrepentiste?

Camine hacia ella y trate de tranquilizarme ella acomodó primeramente mi mano en su glúteo mientras aprecie como lentamente su rostro se acercó peligrosamente al mío su aroma dulce a melocotón era embriagante y así mismo fresco, observe cada centímetro de su rostro y solo a tal cercanía pude notar que tenía pequeñas pecas en todo su rostro, sus labios eran rosa pálidos sus ojos grises proyectaban una mirada profunda cada centímetro de ella era sublime y perfecto. No fui consciente de cuantas fotos en diferentes poses fueron tomadas estaba demasiado concentrado en admirarla, ella se vistió y me mostró todas las fotografías con un fondo rojo en sin número de poses al final la que más me gusto fue la primera; la cadera de ella tapaba mi parte noble Zoe me explico que de esa manera podía simular que no tenía ropa interior y que ambos pareciéramos estar desnudos.

-¿Piensas quedarte así todo el tiempo? -la mirada de ella recorrió velozmente mi cuerpo semidesnudo para al final mirarme directo a los ojos- por si no lo has notado estás aun en ropa interior

-¿Te incomoda? -ella permaneció mirándome fijo, mi instinto me hizo acercar mi rostro a el de ella- si quizás te sientes provocada puedes expresarlo, te comprendería sería algo completamente comprensible

-Créeme, no podrías provocarme no de esa manera; estuviste en mi exposición y notaste todas mis pinturas, siempre hubo quienes posaron y ellos y ellas al contrario de ti, no tenían ropa -ella se acomodó una bata y se recogió su cabello enrollándolo y luego atravesándolo con un pincel- mejor vístete y no pases pena, vine para cumplir tu chantaje no para contemplarte

-¿Y si mi chantaje incluyera que me contemplaras?

-Lo haría, exclusivamente por la obligación.

Marcello

Samantha se había marchado de la villa fue una vergüenza completa me rompí frente a ella y por poco confieso mi interés amoroso por Alya

-Eres un maldito -Mi abuelo me interrumpió en lo que subía las escaleras- le lloras a tu prometida por la exesposa que ella ignora ¿Eso haría un verdadero hombre? No, eso haría un patán y cobarde.

-¿Así que ahora si soy digno de que me dirijas la palabra abuelo? -Deje de subir las escaleras y me gire para mirar al abuelo los ojos ¿Por qué debería tenerle respeto?- ¿Quién te crees para darme un sermón?

-Me creo lo que soy, el líder de la familia y alguien que te quiere y a quien realmente le importas -el abuelo acomodo una de las plantas y la regó- ¿Por qué sigues con Samantha si es obvio que no la quieres?... Me corrijo que la quieres por el deseo de poseerla, pero, claramente no la amas.

-Eso no es de tu incumbencia, Samantha ni siquiera te agrada

-Si me agrada Marcello, solo quiero que se aleje de ti antes de que esa pobre mujer se estrelle con la realidad de tener a un poco hombre a su lado

-¿Quién eres tú para definir quien es un poco hombre? -hable mientras bajaba unos escalones me irritaba que él estuviera tan tranquilo- ¿acaso tu vida fue tan impecable que jamás cometiste errores?

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