Capítulo 19

-Es por eso que tu mejilla está inflamada -Karen me miro, y extrañamente sonrió más feliz de lo normal- ¿Por qué sonríes de esa manera? ¿Ahora desarrollaste un gusto específico por el masoquismo?

-No, no es eso aunque no estaría mal experomentar; sabes que comencé a salir con Jorge por nuestros padres pero jamás me enamore de él pese a que le tenía aprecio y hoy él me golpeo -fruncí el ceño mientras empuñaba mis manos y apretaba fuerte- tranquilo, alguien me rescato y, creo que me gusta mucho.

-Wow un novio por voluntad propia -ella giró los ojos y me sonrió con labios cerrados- ¿Eres lesbiana?

-No, por Dios no; soy pansexual -la miré de forma interrogativa- me gustan las personas sin la necesidad de fijarme en su género, es una chica un par de años mayor a mí pero, además de que la admiro como profesional es una persona impecable, lamentablemente no sé si ella sienta algo similar; si no es así seguiré tras ella como un perro fiel a su ama

Sonreí ante sus bromas sin sentido me sente y disfrute hablando con ella por una hora entera hasta que mi madre nos interrumpió entrando abruptamente y como era usual me mato tan solo con la mirada

-Karen, cariño; ya vamos a celebrar -su mirada dulce dirigida a mi hermana se desvaneció del todo en cuanto me miro a mí- en cuanto a ti, Julson puedes irte no necesitamos a alguien de tu clase aquí

-Si, no te preocupes; no soy de tu calaña pese a que salí de tu ser -mire a mi hermana quien me miraba avergonzada por la situación- Karen ciertamente es afortunada por no nacer de ti

Salí de allí antes de seguir diciendo cosas de las cuales me podría arrepentir, me despedí de todos rápidamente lo suficiente para no escuchar sus quejas, el último de quien decidí despedirme era el abuelo, lo abrace fuertemente

-Oye hijo -el abuelo tenía una voz tranquilizadora que le daba la capacidad de conectar hasta lo más profundo de ti- ¿Podrías llevarme a casa? Es que, sabes que no me gusta estar mucho en estas reuniones de... tú sabes.

Asentí y sonreí levemente, de verdad entendía su punto a mí tampoco me agradaban este tipo de reuniones en las que al final lo único que resaltaba eran los defectos de todos los no presentes

Alya

Luego de llevar a Karen a su casa me comunique con el abuelo, él me comento que estaba en una reunión pero que encontraría la manera de verme en su villa en media hora además me aseguro de que estaría solo, le podría confiar mi vida a ojos cerrados y creía firmemente en su palabra. En media hora estuve allí y una de las chicas del servicio me hizo pasar al jardín, fui recibida por la silueta algo encorvada de un hombre atendiendo el jardín; cuando sus cansados ojos claros se fijaron en los míos no pude evitar que una lágrima se deslizara por mi mejilla y vi que en el sucedió lo mismo, lo abrase tan fuerte como si no lo fuese a ver jamás le había extrañado tanto y deseaba escuchar esa voz tranquilizadora que tenía la capacidad de curarme el corazón.

-Mi niña preciosa, te vez mucho más hermosa siendo tú, no te imaginas cuanto extrañe ver ese cabello negro y risado además de esa piel al natural tan preciosa

-Te extrañe tanto abuelo, extrañe todo de ti

-Yo también te extrañé querida, pero, recuerda lo que te dije esa noche que decidiste irte hace cinco años "El corazón roto se cura mejor en soledad y paz, porque cuando lo hace acompañado y en guerra en realidad no se curó, solo dejo de verse la grieta" el irte fue lo mejor que pudiste hacer, de lo contrario Marcello no te hubiera dejado en paz, además te felicito mucho por tu éxito como escritora

-¿Has leído mis libros? -me separé un poco para analizar su rostro, la mayoría de los libros tenían sus partes demasiado eróticas- espera algo aun más importante ¿Cómo sabes que soy Zoe?

-Bueno todos tus escritos son sumamente atrapantes -sonreí ante la sutileza del abuelo- y sospeche que eras tú tras leerlos siempre fui consiente de tu talento y termine por confirmarlo cuando lo comente con Lucí, tu madre.

-Dios ¿Quién podría parar la complicidad de ustedes dos? Pero, mira abuelo de vez incluso más joven que guapo

-Lo sé, siempre he sido un galán ¿Acaso tenías dudas? Bueno, ¿Quieres ver lo que me dijiste?

-Si abuelo, ¿Puedes acompañarme?.

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