Las horas pasaron y por fin llegó el momento esperado por Remo. Ansioso por terminar sus clases, dejó sus cosas a su hermano y corrió al lugar donde había quedado con el demonio. Pero al llegar al salón de entrenamiento, en el tercer piso, se quedó fuera de la puerta. Toda su felicidad y emoción lo paralizaron, no sabía por qué no podía moverse, tal vez fue por la tensión de que justo en ese momento el edificio parecía vacío, aunque varios se habían ido a entrenar, o el hecho de saber que iba a entrenar con una de sus mayores inspiraciones lo mantuvo quieto.
No sabiendo qué hacer ni qué decir una vez adentro, se quedó con la mirada baja por unos momentos. Hasta que se le ocurrió asomar la mirada en el ventanal de la puerta para ver si el demonio ya había llegado y no lo estaba haciendo esperar. Por suerte, el salón aún estaba vacío, así que decidió entrar y mejor esperarlo adentro.
Mientras Remo daba vueltas y caminaba en círculos por el salón, pensaba:
Qué emoción... No puedo creer que en serio haya aceptado... Pensé que no lo haría, pero ya es tarde... Tal vez él no...
Sin oportunidad de decir una palabra más, Remo fue interrumpido por un ataque sorpresa. Una cuchilla de filo brillante y puntiagudo pasó justo cerca de su mejilla, logrando hacerle un corte muy fino pero con la capacidad de sacarle sangre. Al pasar la cuchilla, Remo pudo ver cómo el mango tenía una estrella de oro, marca de un demonio único.
Al voltear, apenas pudo ver a Ikiro, quien de forma muy rápida, se puso a sus espaldas, tomó su rostro con su mano derecha y su torso con su brazo izquierdo, como si lo abrazara, lo retuvo pegando su cuerpo al suyo y brindando un calor corporal, obligando de forma inmediata a Remo a omitir resistencia alguna.
Ikiro: Primera lección... Aprende a usar el cerebro para esperar un segundo ataque.
Remo: Joven Ikiro... Yo... yo, yo pensé qué...
Ikiro: ¿Qué no vendría? ¿Que te había engañado?... Por favor, no soy tan malo~
Pagando sus labios al oído, dejó que su respiración acariciara la piel de Remo, poniéndolo en solo unos segundos nervioso, incluso había logrado que Remo diera un gemido muy bajo, pero lo suficientemente claro como para que Ikiro lo escuchara.
Ikiro: ¿Gemiste?~
Remo se quedó callado ante la pregunta, estaba avergonzado de haber hecho eso frente a su ídolo, pero Ikiro, al no recibir respuesta, decidió darle un pequeño impulso. Inclinando su rostro hacia la derecha, acercó sus labios a su cuello, apoyándolos sobre su piel y dándole una suave mordida simulada con sus labios, haciendo que Remo, por los nervios, pusiera su mano sobre la cabeza de Ikiro, alejándolo de él.
Ikiro: Para eso sí me detienes, ¿verdad? ,Si sabes actuar rápido... ¿Acaso no te gusto?
Preguntó el demonio, quitando la mano de Remo, tomándolo del brazo, pero no fue para quitárselo de encima, porque al ver que Remo no era capaz de verlo a los ojos debido a que estaba demasiado nervioso y sonrojado, este aprovechó su debilidad para bajar su mano a sus labios y tomar su pulgar con sus labios y deslizarlos suavemente hacia afuera hasta soltar su dedo.
En cuanto sintió eso, Remo volvió a verlo, teniendo conexión inmediata con los ojos verdes del demonio, quien lo miraba fijamente, haciéndolo perderse en su mirada.
Ikiro: Yo sé cuáles son tus secretos y tus más íntimos deseos, sería muy divertido hacerlos realidad... ¿No lo crees?
Atrapado en la mirada y en el juego, Remo asintió con la cabeza ante las palabras del demonio, quien cada vez estaba más cerca de él, sus rostros cercanos, sus narices llegando a tener roces, siendo capaces de sentir su respiración. Remo comenzó a acercarse a Ikiro, lleno de deseo por probar un poco el sabor de los labios de este. Al notarlo Ikiro, sonrió y no se negó a dar entrada a la tentación del momento, pero sabía bien que el tiempo no le permitiría disfrutar lo que había iniciado.
En cuanto Remo estuvo a punto de rozar sus labios con los de Ikiro, este sonrió y se alejó de él, dejando al pobre Remo con las ganas.
Ikiro: Lástima que el tiempo no está a nuestro favor. Si no, habría sido un momento divertido para ambos.
Dijo Ikiro dándole la espalda a Remo, quien aunque al principio estaba confundido por la situación, pero pudo salir del control de los encantos del demonio, haciéndolo sentir un poco avergonzado por sus acciones.
Remo: Perdón ti-tiene razón, no hay tiempo... Pero...
Ikiro: ¿Pero qué?
Remo: Yo... No sabía que usted tuviera esos gustos.
Ikiro: ¿Gustos?
Remo: Sí... Ya sabe, el que...
Ikiro: No importa eso ahora. Después te dejaré en claro cuáles son mis gustos. Por ahora, empecemos con tu entrenamiento. El tiempo se agota.
Remo: Sí... Espere... ¿Después?.
Ikiro: ¡En guardia!.
Dándole a Remo segundos para responder, le lanzó una espada, no en modo de atacar, sino para que la tomara con su mano, dándole un arma para su defensa propia. Dejando asombrado a Remo, no solo por la forma en que se lo entregó,sino también por la forma en que creaba sus armas, sacándolas de su mano como si hubiera una funda en ella, pero todo era cuestión de magia.
Ikiro: La bestia se caracteriza por su forma de ataque y velocidad. Debes aprender a depender mucho de tus instintos, saber detectar sus movimientos, ser más precavido...
Remo: ¿Pero...?
Un golpe en su estómago volvió a dejar sin palabras y esta vez sin aliento a Remo, pues fue golpeado por el demonio sin darle el tiempo para reaccionar o defenderse.
Ikiro:- ¿Qué te dije? ¡Aprende a ser más rápido!.
Molesto, Ikiro levantó su mirada y fue contra él apuntando con la espada. Como pudo, Remo se puso de pie a tiempo y dio un choque de espadas, evitando así un daño mayor por parte del demonio. Ikiro ponía cada vez más fuerza con su espada e iba haciendo que Remo retrocediera; el pobre no tenía tanta fuerza como él, solo era un humano con poderes.
Remo, angustiado por no caerse, pensó en un plan aprovechando que el demonio estaba entretenido en hacerlo caer. Creó una figura marina, en específico un delfín, para que fuera hacia Ikiro atacándolo por detrás. Su objetivo era hacer caer a Ikiro hacia atrás y así tener la victoria sobre él.
Pero en cuanto puso en marcha su plan y apenas había creado su delfín que solo se asomó por el suelo, fue devorado por un muro de fuego que Ikiro creó justo antes de que los chorros de agua lo tocaran. Remo suspiró al ver cómo su delfín fue evaporado, bajando totalmente la guardia y la fuerza, dándole a Ikiro la oportunidad de lanzarlo y tirarlo al suelo de nuevo.
Ikiro:- A eso me refiero con que seas más rápido. Eres lento al actuar, no dudes, haz, actúa o terminarás muerto. Aprende a usar tu entorno, aprende a defenderte.
Tomando en cuenta sus palabras, Remo se levantó poniendo delante de él la espada que le había sido otorgada, listo para recibir a Ikiro. Pero el demonio desapareció de su vista y le atacaría por detrás. Pero, wsta vez, el golpe sería detenido por la espada de Remo, comenzando así un festín de ataques y defensas cada vez más rápidos, cansando a Remo muy rápido. Pero a pesar de eso, no se detendría; tenía que demostrarle a Ikiro que sí podía cumplir su promesa de no decepcionarlo, de que viera que sus palabras sobre él estaban equivocadas.
Ikiro y Remo estaban en medio de una pelea cuando Ikiro logró desarmar a Remo. Remo se quejó de lo agotado que se sentía y preguntó por qué tuvo que pelear de esa forma si ya sabía que era decepcionante. Ikiro respondió que pensó que sería divertido ver nuevas formas de pelear, dejando para ambos algo nuevo que conocer.
Después de que Remo pidiera un descanso, Ikiro advirtió a Remo sobre las esferas de fuego dirigidas por flechas que venían hacia él. Remo logró desviarlas con su espada y preguntó por qué Ikiro le había lanzado aquellas flechas. Ikiro explicó que sólo le dio una probadita de lo que la bestia puede hacer durante su lluvia meteorica, como calentamiento.
Dejando sus brazos caer, se sintió fatigado al saber que todo lo que había pasado era un simple calentamiento, pero no esperaba poco por parte de Ikiro. Sabía lo fuerte que era y lo difícil que era con él mismo en el entrenamiento, por lo cual no dudaba que haría lo mismo con él. Tomando aire, siguió adelante enfrentándose a cada movimiento y ataque de su contrario, dejando de lado el dolor. Incluso la pena que sentía, la dejó atrás, demostrando cada uno de sus talentos con el agua contra Ikiro y dejando una buena batalla entre ellos.
Pasaron las horas y el sol comenzó a ocultarse, atrayendo la noche consigo. En el salón de entrenamiento, se escuchaban golpes, choques de armas, jadeos y quejidos. El entrenamiento seguía activo y ambos estaban tan entretenidos que no habían notado el paso del tiempo, hasta que Itkizu fue a buscar a su hermano, viéndolo tras la ventana de la puerta esperando a que él sintiera su presencia.
Después de tanta batalla, bastó un empujón para que Remo volviera a caer al suelo, esperando un golpe por parte de Ikiro. Remo cerró los ojos, su respiración estaba tan agitada que no podía ni hablar, así que solo metió sus labios. Pero al no sentir nada sobre él después de unos segundos, abrió lentamente sus ojos viendo la mano de Ikiro frente a él.
Ikiro:- Déjate de dramas... Arriba.
Remo, sorprendido por la acción "bondadosa" de Ikiro, sonrió y le tomó la mano, incorporándose con su ayuda.
Ikiro:- Es hora de irme...
Soltando la mano de Remo una vez puesto de pie, dio la espalda y caminó hacia la salida donde su hermana lo esperaba. Remo, al verlo irse, intentó detenerlo tomando parte de su saco.
Remo:- ¿Es todo?
Ikiro respondió: ¿Quieres más? Si al principio ni podías, ahora pides más. Sí que hago un buen trabajo~
Soltando una risa y dejando ver una risa pervertida, dejo en claro el doble sentido de su comentario, poniendo a Remo en una situación vergonzosa y penosa, haciéndolo soltar de inmediato la ropa de Ikiro.
Remo: Yo...
Ikiro: - Jaja, me gustaría seguir, pero ya es tarde. Espero hayas aprendido algo.
Remo: - Espere... Al menos, quería saber si... Me va a ver pelear.
Ikiro: - ¿Y para qué?... Tengo mejores cosas que hacer que ir a verte perder.
Remo: - Yo... No voy a perder.
Ikiro: - Sí, claro. Si eso pasa, personalmente te daré algo, lo que tú me pidas...
Remo: - ¿En serio?
Dijo Remo emocionado. Pensar en la idea le gustó mucho. Imaginar qué cosas podría pedirle a su más grande ídolo fue más que un simple impulso para él. Aunque, en realidad, para Ikiro fue una broma y burla hacia él. Estaba convencido que iba a perder.
Ikiro, al ver su emoción, se giró y fue de vuelta a él para tomarlo del rostro. Aunque su estatura era un poco distinta, el demonio logró hacer que Remo se inclinará a él, quedando sus labios demasiado cerca.
Ikiro: - Pero... Si pierdes, tu alma será solo mía y yo podré hacer lo que quiera contigo, ¿Me entendiste?.
Sin darle oportunidad de responder, jalandolo más hacia él, Ikiro le lamería la parte inferior de sus labios, una corta y rápida lamida. Esto provocó en Remo un suspiro nervioso, dilatación de los ojos y un rostro más rojo que un jitomate. Fue causa de burla para Ikiro. Al verlo así, comenzó a reír y tirando con fuerza hacia abajo. Esto provocó que Remo cayera de rodillas al suelo.
Viéndolo partir, Remo puso sus dedos sobre sus labios. Ocultó entre ellos el lamer que dio en su labio inferior. Fue justo donde el demonio había lamido. Esto causó en él un deseo aún más grande de probar los labios de Ikiro. El dulce sabor de su calidez en sus labios directamente, aunque sea con un beso corto. En ese momento, en el suelo, Remo se propuso ganar la pelea. Aprovechar la oportunidad que Ikiro le ofreció. Y de esa forma, poder cumplir ese anhelo.
Ikiro salió del lugar y fue recibido por su hermana, quien estaba sentada en el suelo. Sonriendo, él le dio la mano para ayudarla a ponerse de pie y poder irse juntos de ese lugar.
Itkizu comentó entre risa y burla, comenzando a caminar:
- Por un momento pensé que tendría que traer palomitas.
Ikiro : No digas tonterías, por el momento, solo jugaba con él.
Itkizu : ¿Esperas?... ¿Acaso tú?... ¡Uy! Será mejor que me prepare, no quiero perderme ningún detalle.
Riendo y abrazando a su hermano, comenzó a molestarlo por lo sucedido y lo que pasaría. Remo había alcanzado a escuchar su conversación, dejándolo deseoso. Aunque no era su primera vez con un hombre, sí sería su primera experiencia con un demonio. El hecho de pensarlo lo ponía nervioso, pero también comenzaría a tener esa necesidad de poder cubrir su deseo carnal con Ikiro.
Remo dijo susurrante:- Yo también no quiero perderme ningún detalle.
Cerrando las puertas del salón, caminando de vuelta a su cuarto para prepararse para su batalla.
El tiempo pasó y el gran momento había llegado. Todo era un evento grande, alumnos de tercero, segundo y varios de primero se habían reunido en el campo de batalla. Los grupos pasaron y fueron grandiosos, pero todos estaban ansiosos por ver las batallas finales. Los gritos ambientaban el lugar y se lograban escuchar los nombres de los grandes príncipes y herederos. El momento más esperado estaba a punto de empezar.
En la arena, dos participantes salieron. Uno era un hada azulada con la mirada baja, quien había perdido contra la compañera albina de Mark, Andrómeda, que de forma tan decepcionante había ganado.
Los gemelos estaban en la entrada del lugar y viéndolos irse, Ikiro comento en voz baja: "¡Pero qué seres tan patéticos...!" Itkizu lo calló diciéndole en voz baja: "Sh... Te pueden oír".
Tapando su boca con sus dedos, ambos vieron cómo Mark pasó delante de ellos, viéndolos de reojo, siendo correspondido por ambos, que lo siguieron con la mirada. Quitando la mano de su hermana de sus labios, le dio un beso en la mejilla, despidiéndose de ella.
Ikiro: - Te veré en un rato.
Itkizu: - Cuídate, destruye a ese ángel chismoso.
Asintiendo, entré en la arena escuchando cómo todos gritaban su nombre, dejando de lado la presencia del ángel.
Mark: - Nunca se le quitará eso, ¿o sí?... Ser el centro de atención le parece muy divertido.
Ikiro: - ¿Qué le puedo decir? -dije alzando los hombros-. Todos me aman.
Sonrientes, después de unos segundos de verse a los ojos, ambos desenfundaron sus espadas, una con luz sagrada y la otra con luz demoniaca. Se lanzaron hacia el centro logrando un choque de armas tan fuerte que una onda sónica aturdió a todo el público del lugar, dejando unos momentos de silencio.
Ikiro: - Que comience el juego~
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