La calidez de la tentación se calma con amor?: parte 2

Señorita Itkizu... ¡Qué alegría verla por aquí!

Ambos seres voltearon a ver de quién era la voz, viendo a lo lejos a Silver, el contrincante y compañero de aula de Itkizu, quien lo saludaba de manera amistosa siendo acompañado por su hermano Remo, que se mantenía atrás de él, tratando de ocultar su presencia con los libros que cargaba.

Kenle: ¿Y ese quién es?

Itkizu: Tranquilo... Es solo un compañero.

Silver: Pero qué alegría verla aquí, no pensé que le gustara este tipo de lugares.

Itkizu: ¿Y eso por qué?

Silver: Bueno, es la futura reina del abismo y suponiendo sus gustos, pensé que le gustaba estar en un lugar más... oscuro.

Itkizu: Pero qué superficial.

Kenle, notando cómo ambos se vieron a los ojos, se molestó y, aunque no lo demostró con una acción brusca, se aclaró la garganta para que la princesa volviera su atención a él.

Silver: Oh... Perdón, ¿interrumpí algo?

Kenle: S...

Itkizu: No... Pero mejor díganos, ¿se les ofrece algo?

Silver: Mmm...

Silver se quedaría viendo a Kenle, quien solo miraba confundido a Itkizu. Tras la repentina interrupción de su respuesta, eso lo notaría Itkizu, quien de inmediato cerró los ojos y poniendo su mano hacia el frente de Kenle, lo haría dar un paso hacia atrás al sentir la suave indicación con su mano sobre su cuerpo, quedándose ella al frente de él. Eso lo vería como si lo estuviera protegiendo, una acción buena que cautivó más su inocente corazón, haciéndolo cambiar de emoción rápido, de enojado y confundido a tranquilo y feliz.

Itkizu: ¿Qué si algo se les ofrece?

Comentó la doncella algo brusca y seria nuevamente, al no haber recibido una respuesta y solo ver cómo su contrario miraba a su pequeño amigo,la hizo sentirse en peligro de que la descubrieran o pasara algo, por lo cual, soltó la pregunta de golpe teniendo de vuelta la atención de ambos hermanos, esta vez, que la miraron algo sorprendidos.

Silver: ¿Uh?... Ahora que recuerdo... Solo venía por dos cosas, la primera es decirle que mi hermano tiene muchas ganas de conocer al suyo y al verla aquí pensé que estaría con él, como siempre se les ve juntos...

Itkizu: Como verá, él no está aquí, pero ¿para qué solicita su presencia?

Silver: Para...

Itkizu: Guarde silencio. Le pregunté a su hermano, no a usted.

Ambas miradas permanecieron serias, dando un momento de silencio incómodo para los otros presentes mientras ambos seres se miraron. El hecho de que lo callara de esa forma no le gustó nada a Silver, quien estuvo a punto de soltar una palabra como respuesta, pero fue detenido por un leve toque de su hermano, lo que solo lo hizo suspirar, controlando de esa forma su molestia, poniendo una sonrisa de disgusto y lanzando a su hermano frente a ella con su mano puesta sobre su espalda.

Itkizu, al ver a Remo frente a ella, lo miró con seriedad esperando una respuesta, pero en ese momento Remo estaba lidiando con sus propios problemas de inseguridad, nervioso y sin saber qué decir, bajo la mirada ocultándola entre los libros que cargaba. Al notar dicha acción, Itkizu puso una mano sobre aquellos libros, bajándolos poco a poco hasta ver de nuevo el rostro de Remo.

Itkizu: Ocultarse no servirá de nada. Si realmente quiere ver a mi hermano, es necesario que me dé una respuesta. A él no le gusta recibir gente sin saber un motivo alguno. No me haga perder más mi tiempo, joven Remo. Dígame para qué quiere ver a mi hermano.

El tener de cerca el rostro de Itkizu lo hizo ponerse aún más nervioso y temeroso. Quería irse corriendo en ese momento y dejar atrás la oportunidad de conocer a Ikiro. Su inseguridad iba a ser nuevamente la causante de que dejara a un lado sus deseos y anhelos.

Al ver esos ojos esmeralda frente a él y saber que cada segundo que pasaba hacia esperar a la hermana gemela de Ikiro lo hacía ponerse ansioso, quería desaparecer en ese momento. Pero aunque no tenía un poder como esos, su plan efecto para estas ocasiones era irse corriendo.

Cuando estaba listo para irse, teniendo ya preparado un pie en punta para emprender su huida, fue tomado por la princesa, quien sujetó su hombro con algo de fuerza, viendo cómo de pronto Itkizu se acercó a él, sintiendo sobre su mejilla la respiración de la doncella. , poniéndolo aún más nervioso.

- Él no siempre estará para hablar por usted, para dar la cara cuando se sientas inseguro. No le tenga miedo al mundo que lo rodea joven Remo, porque un día le terminarán devorando. Sea valiente... Hable o terminará muriendo en su soledad...

Esas palabras lo dejaron pensando en muchas cosas en esos momentos. Sabía que tenía razón: su hermano no siempre estaría ahí con él y que tenía que llegar el momento en que tenía que valerse por sí mismo. Perder ese miedo de hablar y que lo ignoren, porque ese mismo miedo lo hizo volverse invisible para la sociedad.

Viendo nuevamente los flamantes ojos verde esmeralda de la doncella frente a él, se armó de valor y, tomando aire, estuvo por fin dispuesto a hablar.

Remo: - Yo... Quiero conocer a su hermano y... Pedirle algunos consejos de pelea para... El enfrentamiento de la noche... Sé que él es fuerte y me gustaría... Entrenar con él.

Ikiro: - ¿Entrenar dices?

Sorprendido, Remo quedó atónito al escuchar la voz de Ikiro detrás de él. No se esperaba que el príncipe estuviera en ese momento. Nunca se enteró de su llegada, ni siquiera su hermano Silver, quien también estaba sorprendido ante la repentina aparición del príncipe del orgullo.

Ikiro: - Dame una buena razón como para que yo entrene contigo.

Mencionó el varón esmeralda tomando a Remo de los hombros, volteando su cuerpo, haciendo que ambos quedaran de frente, dejándole solo unos segundos a Remo para reaccionar y ver cómo Itkizu le guiñó el ojo, como señal de que recordara lo que ella le había comentado.

Remo, nervioso por la mirada intimidante del gemelo, se quedó callado, queriendo ocultarse tras sus libros de nuevo, pero fue detenido por Ikiro, que sin importarle, tomó aquellos libros y de forma algo brusca, se los quitó de las manos y los lanzó al suelo.

Ese acto haría que Silver quisiera ir con ellos para sacar a su hermano de ahí, pero justo cuando apenas intentó dar un paso, fue detenido por Itkizu, que usaría un poco de su poder de herbolaria para tomar el pie derecho de Silver con un lazo grueso, mejor conocido como "Lazo del diablo", que es usado para fines malignos y sangrientos, pero ahora solo sería útil para detener al chico.

Silver, al sentir el lazo sobre su pierna, volteó a ver a Itkizu molesto, viendo cómo ella negaba con la cabeza, indicándole que no interrumpiera el momento mientras ella era abrazada por Kenle, quien tenía un poco de confusión por lo que pasaba.

El silencio de Remo comenzó a molestar un poco a Ikiro, que sin compasión alguna tomaría a Remo de su uniforme y lo apegaría más a él, dejando solo unos cuantos centímetros de espacio entre sus rostros, poniendo a Remo en una situación aún más tensa.

Ikiro: - Es mejor que hables de una vez o si no...

Remo: - Yo... Yo...

Ikiro: - ¿Tú qué?

Remo había tartamudeado, era claro que comenzaba a sentir miedo por lo que pudiera pasar con él si hablaba o no, comenzaba a arrepentirse de haber querido o pensando en ir con Ikiro, pero al ver al demonio directo a los ojos, de manera algo extraña y sin sentido alguno, logró sentir tranquilidad, confianza en sí mismo, pues aunque esa mirada era fría y seria, demostrando dominio sobre otros, él logró ver más allá de esa mirada, viendo a un ser totalmente inofensivo que hacía tal cosa para medir su valor, haciéndolo sentir seguridad para hablar ante el dominante ser.

Remo: - Yo pensé que sería bueno pedirle que fuera mi mentor unas horas, sé lo bueno que es para el combate y quiero que me enseñe algunos de sus movimientos, ya sabe, para el enfrentamiento de la clase... Mi contrincante es Borg y...

Ikiro: - ¿Borg dices?...

Remo: - Sí... Y como sé que usted es mejor que él pues...

De momento, antes de que pudiera decir alguna otra cosa, Ikiro lo lanzó al suelo junto a sus libros, dejando al pobre Remo un poco raspado y adolorido por la caída.

Ikiro: - Lástima... Serás un bocadillo para él.

Dijo dando un paso hacia delante quedando frente a su hermana, mientras Remo se incorporaba, levantándose del suelo , tomando sus libros nuevamente.

Remo: - ¿Cómo dice?

Ikiro: - O sea, mírate... Ni fuiste capaz de evitar el golpe de un simple empujón, eres débil, tímido y cobarde, delante de ese ser, solo eres una hormiga que se aplasta y muere con facilidad...

Remo: - Yo...

Ikiro: - No me hagas perder más mi tiempo. Por si no lo sabes, es muy valioso como para jugar contigo.

Sus palabras fueron fuertes e hirientes para Remo. Lo hicieron sentir fatal, incluso quería llorar y salir corriendo del sitio como siempre lo hacía. En ese momento estaba solo, su hermano no estaba para protegerlo, pues él estaba lidiando con sus propios problemas, que era liberarse del lazo del diablo.

Solo y sin un refugio cerca al cual huir, no le quedó de otra más que bajar la mirada, ocultando su ser de esa forma. Eso decepcionó más a Ikiro, que se mantuvo frente a él, manteniendo un silencio muy pesado.

Pero, en medio de sus pensamientos de Remo, de derrota y decepción de sí mismo, escuchó un llamado muy bajo y vago.

- Sh, sh...

Esa suave voz era de Kenle, que estando detrás de Itkizu, tomando sus piernas como si las abrazara, él le había llamado para hacerle una señal con la mirada, una vez obtenida su atención, de que viera a Itkizu, la cual miró a Remo con una sonrisa y directo a los ojos. Remo se quedó confundido, pero aún así no desvió la vista de la doncella, la cual le guiñó el ojo y con rapidez le indicó con su dedo índice una señal en su cabeza, recordándole con esa acción aquellas palabras que ella le había dicho, entendiendo de inmediato el porqué se las dijo.

Ella ya lo había preparado para la situación. Cuando le dijo "mundo", se refería a su hermano, sobre la pesadez e intimidación que él produce al hablar o ver. En ese momento, armándose de valor, inhaló fuerte y apretando sus libros con fuerza con ambos lados, exclamó:

Remo: - Yo sé que no soy rival para el hijo del rey de las bestias... Sé que soy tímido y todo me da miedo, pero... He esperado este momento por muchos años y no pienso perderlo como las otras cosas. Quiero que usted me ayude a entrenar por solo unos momentos. Le prometo que no lo defraudaré, joven Ikiro, pero por favor, sé que con usted podré sobrepasar la prueba que me avecina... Ayúdeme a derrotar a Borg, por favor...

De todo su discurso, su valentía, fue algo que a Ikiro le gustó escuchar, además de que le aclamara. Remo, al terminar, aún estaba alterado, incluso había dejado caer sus libros de nuevo al suelo. Toda esa adrenalina que transpiro, lo había hecho actuar de esa forma, algo que le había gustado. Agitado, mantuvo su mirada en Ikiro, quien se fue acercando a él, sonriéndole.

Ikiro: - Por fin... Ves cómo sí se puede.

Le dijo, dándole unas palmadas suaves en su rostro, volviendo a su hermana de nueva cuenta.

Ikiro: - Búscame después de comer en el área de campo, tercer piso... No llegues tarde.

Sonriente, Remo aceptó y fue con su hermano, quien del entusiasmo de ver que su hermano por fin se pudo defender, ni se había fijado que Itkizu ya lo había liberado. Remo, tomando a su hermano del brazo, se lo llevó del lugar. Aunque parecía feliz, estaba en un tipo de shock, aún no podía creer que él había actuado así y menos ante tal autoridad como lo es Ikiro, por lo cual quería huir ya del lugar.

Itkizu: - Ne... ¿Cómo sabes que hay esos lugares?

Ikiro: - Por esto...

Sonriente, le daría el mapa que anteriormente le había quitado a Hikary a su hermana, quien al tomarla se sorprendió mucho. Eso les daría una gran perspectiva del lugar evitando les así mucho trabajo de búsqueda, él les indica qué lugares que había, también cuales ya había ido y demás cosas. Kenle poco a poco saldría de detrás de Itkizu, poniendo sus manos sobre sus piernas, asomando su cabeza viendo de abajo hacia arriba al hermano de Itkizu.

Kenle: - (Sí que son iguales...)

Pensó el pequeño aún viendo al hermano. Ikiro, al sentir la mirada, bajó la vista viendo a Kenle. Su mirada sería causó que Kenle se volviera a esconder en Itkizu, por miedo a que le hiciera algo. Suspirando y riendo del ser, volvió su vista a su hermana.

Ikiro: - ¿Ese es el enano que dijiste?

Kenle: - ¿Enano?... - mencionó susurrante.

Itkizu: - ¿Uhm?... Ah, sí. Mira, él es Kenle. Kenle... Él es mi hermano gemelo, Ikiro.

Poniendo su mano sobre la espalda de Kenle, Itkizu lo empujó con suavidad hacia delante para que saludara a su hermano. Kenle, manteniéndose firme, saludó a Ikiro dando su respectiva reverencia cordial ante el demonio. Eso le gustó a Ikiro, tanto que le sonrió como respuesta, incluso hasta se inclinó hacia él, dando de igual forma una reverencia. Eso a Kenle le hizo pensar que le había agradado y caído bien, pero en realidad, lo que Ikiro hizo fue ver bien la marca de estrella que Kenle traía en su cuello.

Ikiro: Bonito... No, era mentira lo que me habías dicho.

Itkizu: ¿Creíste que te estaba mintiendo?

Alzando los hombros, se incorporó de nuevo, estando de frente a su hermana.

Ikiro: Pero tienes razón en lo que habías sentido... Puede que nos sirva mucho este enano.

Itkizu: Sí...

Poniendo una mano sobre la cabeza de Kenle, sacudió su cabello, mirándolo con una sonrisa. Ese gesto y acción le gustó mucho a Kenle, haciéndolo tomar de nuevo el cuerpo de Itkizu, dándole de esa forma un abrazo fuerte.

Itkizu: Cierto, ahora que me acuerdo, Silver no me dijo cuál era el segundo motivo por el que me había buscado.... Ahora me dejó con duda, pero debo admitir que me sorprendiste al aceptar su petición. Pensé en serio que no querías hacerlo.

Ikiro: Y no quiero... Pero al saber que irá contra esa bestia, pensé que sería divertido ver cómo lo humilla.

Itkizu: ¿Quién a quién?

Riendo ambos, se burlaron de sus compañeros de clase. Kenle aún no entendía bien de lo que hablaban, pero tampoco era que le importara tanto. Él estaba más entretenido abrazando a la demonio, disfrutando de su calidez que su cuerpo y memoria tanto habían pedido, aunque solo haya pasado un día de que se alejaron.

Ikiro: Lo importante ahora es que ya tenemos un mapa. Podemos ver los lugares sin necesidad de estar explorando todo el lugar.

Itkizu: ¿De dónde lo conseguiste?

Ikiro: Hikary me lo dio.

Itkizu: ¿Ya volvió?

Ikiro: Sí, pero ya es hora de irnos... Tengo hambre. A ver, enano, deja ya a mi hermana y vete.

Kenle: Pero...

Argumentó Kenle al sentir cómo Ikiro de un jalón lo separó de Itkizu, poniéndose Ikiro entre él y su hermana.

Ikiro: Vete por donde volviste, enano...

Kenle estaba molesto. No le había gustado la forma en que Ikiro le habló y trató, pero por respeto a Itkizu, solo se quedaría callado. Pues la demonio le guiñó el ojo para darle ese voto de tranquilidad y confianza, dándole a entender que solo le hiciera caso al hermano, para evitar algún tipo de problemas.

Itkizu: Si anda, tienes que ir a clase.

Kenle: Pero, ¿y tú?

Itkizu: Estaré bien, nos veremos después, mi pequeño~

Tomando la mano de su hermano, dio vuelta sin antes despedirse de Kenle con un movimiento corto de dedos. Verlos agarrados de las manos, sus dedos entrelazados, le causó celos a Kenle. Pensando que ellos dos eran más que solo hermanos, buscando una forma de detenerlos, de alejar a Ikiro de Itkizu, comenzaría a gritar palabras al azar, causando solo risa a los gemelos, en especial a Ikiro que ya había entendido el porqué de su actuar.

Kenle: ¿¡No, no van a ir a clase también!?...

Gritó, aprovechando que los gemelos habían tomado una dirección diferente a la de su edición de estudio. Cuando lo escucharon, los gemelos voltearon, ambos quedando de frente, viendo al adolescente. Sonrieron dejando ver su pequeño colmillo.

-Obviamente que...

El momento era perfecto, de una visualización única. Los gemelos en su máximo esplendor a la luz del sol, deslumbrando aquellos ojos color esmeralda y esa sonrisa perfecta declarando entre sus pieles la travesura que planeaban, fue interrumpida de golpe por Mae, que tomándolos de los brazos se los llevó a rastras del lugar.

Mae: Sí, sí van a ir...

Mencionó Mae seria, evitando de esa forma que los gemelos faltaran a sus clases. Todo eso le causó mucha risa a Kenle, el ver a tales seres de alto poder ser arrastrados y limitados por un familiar suyo. Los gemelos, molesto, exclamaban que los soltara mientras también se preguntaban cómo supo ella dónde estaban y qué harían.

Entre sus movimientos, notaron cómo una colita esponjada salía entre los arbustos.

¡¡¡Gato chismoso!!!

Gritaron los gemelos antes de desaparecer entre los alumnos. Kenle volteó a ver al gato, quien jugaba en el césped. Amistoso, puso su mano sobre el gato dejándose acariciar por él.

Kenle: No sé por qué la gente dice que son malos. He oído rumores sobre ellos y son todo lo contrario a lo que dicen. Serán vanidosos, incluso un poco duros al hablar o expresarse, en especial el hermano. Pero he podido ver el lado bueno de esos dos seres y...

Mae: Y has podido ver que lo que dicen, solo son rumores... Nadie los conoce realmente, pero tú has sido de los afortunados que pudieron ver la bondad de su corazón en pocos momentos juntos... Ellos saben quién eres, tu utilidad... Y no te alejaron porque les traes paz. Aprovecha ahora que ella te permite estar cerca, puede que en algún momento cambie de opinión.

Mae había aparecido frente a Kenle de pronto, asustando al chico que se levantó de golpe tras escuchar su voz. Mae, sin verle, le habló, tomando con sus manos a su gato, cargándolo y llevándolo a sus hombros. Por unos segundos, le dirigió la mirada a Kenle, para después tomar su camino hacia donde había ido con los gemelos. A Kenle le sorprendió la forma tan rápida en que volvió ahí y más que volviera sola; sin decir nada, solo la siguió con la mirada, estando un poco confundido por sus palabras.

Mae: Y no me lo tomes a mal, pero es mejor que no te encariñes con ella...

Kenle: Pero...

Esas simples palabras alcanzó Kenle a decirle antes de que la doncella de la noche desapareciera entre la multitud de alumnos. Confundido, dio un suspiro bajando la mirada. No entendía por qué le había dicho eso. Primero le dice afortunado, luego que no le tome cariño, aunque para ese momento, ya era demasiado tarde, el cariño ya lo tenía.

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