Casi iba a amanecer, ambos estaba acostados abrazándose el uno con el otro, hace un par de horas fue cuando la acción por fin había cesado. En un momento, Alejandro es el primero en despertarse, con un beso ligero le deja a Beatrice en la mejilla, causando así que se moviera un poco de la cama pero que no se despertara.
Dentro de la bañera se encontraba, el agua estaba a una temperatura calida, además, Alejandro se cuestionaba de si mismo de una cosa.
“Beatrice se entregó a mi sin miedo alguno, y en la forma en la que se movía, era como si ya conocía lo que estábamos haciendo a la perfección... No creo que ella me haya sido infiel, confío en ella, así que no podré en duda la maravillosa noche que tuvimos..."
Una hora después, Beatrice se despierta en su habitación, ésta ya tenía su desayuno ya en la cama, extrañada estaba, ya que tampoco estaba Alejandro por la vista.
Cuando ve entrar a su esposo, éste le saluda con una sonrisa.
— buenos días, Te he traído el desayuno antes... Espero que hayas dormido bien.
— buenos días, y con referente a eso...— se truena unos hueso de su cuerpo quejándose un poco del dolor— la pasé muy bien para ser nuestra primera vez.
— no te preocupes, las otras serán mejores, era inexperto y tal vez no te pude dar tanto placer como esperaba...— explicó él, con una sonrisa.
Me diste más de cinco orgasmos en toda la noche, como te atreves a decir que no fuiste bueno y no me distes placer, realmente lo disfruté.
— ¿Que haremos ahora?— preguntó Beatrice.
— lo que se hace en una luna de miel...— dijo él, sonriente.
Su plan era de quedarse un par de días en esta villa ya que ambos debían volver a sus labores. Aunque cabe destacar que ellos jamás salieron de la mansión pues lo único que hacían era descansar, comer y practicar con el sexo, al punto de que Beatrice se sintiera agotado en cambio Alejandro no, pues fue hecho para eso.
Ya en la última noche de estadía. Beatrice se acomodaba antes de dormir o tratar de hacer eso.
No sabía que era tan insaciable con hacer el amor, él podría seguir todo el día y toda la noche haciéndolo y más ahora que sabe cómo moverlo, creo que he creado a una bestia... Me duele de más las piernas, las caderas aunque si estoy feliz porque me gusta, pero si sigue así no podré caminar.
cuando de repente, llega él, con una sonrisa, le dice.
— bueno, han sido los mejores días de mi vida... Quisiera aprovechar lo último que queda contigo.— Alejandro se acerca y la abraza de una forma muy atrevida.
— A-Alejandro...
Él susurra cerca de su odio.
— no me digas que tienes miedo... Te recuerdo que alguien era la que estaba impaciente desde un principio.
Beatrice le responde igual con una sonrisa.
— jamás tendría miedo, de lo contrario, no sería emocionante hacer el amor contigo.
— je!... Ya veo. Déjame decirte que fue un placer aprender contigo, ahora, déjame complacerte hasta que me supliques que me detengas.
— no lo creo...— De inmediato, Alejandro levanta a Beatrice de la silla y de una forma exótica la atrapa, silenciandola con un dedo en su boca.
Lentamente Alejandro sube más el ligero vestido hasta que llega a su ropa interior. Beatrice jadea al sentir lentamente su punto ser masajeado, aún más, le excitaba como el soltaba esa pequeña risa de travesura.
— je...
— ~ah...
¿En qué momento?... ¿Cuando fue que se volvió un hombre tan lujurioso?... No, él siempre a sido así, solamente no había despertado ese lado suyo... Pero es tan divino que no me arrepiento de haberlo hecho mío.
Alejandro deja de tocarla solo para darle la vuelta y besarla apasionadamente, el cuerpo de Beatrice choca contra el tocador, él la sienta de una vez abriendo sus piernas, luego procede a meter algo más grande que sus dedos.
De un solo jadeo, Beatrice abraza fuertemente Alejandro, el tocador se escuchaba retumbar con dureza y tambalear con constancia.
Una sirvienta llega al frente de la puerta de la habitación de ambos, con la cena de los dos, sin embargo, antes de tocar con su puño, se detiene en la madera al escuchar gemidos sobresaliente y estruendo de los muebles.
— ¡Uh!... Yo me voy, de todas formas creo que la cena no le hará falta.
________________ en la mañana siguiente.
Ya cuando sus maletas estaban empacadas, ambos rumbo a la capital. Tanto como el príncipe y como su esposa, tenía deberes pendientes que atender, pero debido a su luna de miel, decidieron dejarlo para después.
Ahora que estaban de regreso, las pertenencias de Beatrice ya estaban en el palacio. Cuando Alejandro guío a su esposa por el pasillo, se detienen en una puerta espaciosa.
— ahora que volverás a empezar a trabajar nuevamente en tu ducado, ordene que te dieran una oficina para tí.
— es un alivio, tener que ir al ducado y volver sería un dolor de cabeza, aunque si debo de ir alguna veces.
Cuando él procede en abrir ambas puertas, adentro se encontraba Zoe.
— bienvenida, mi señora. Espero que haya tenido unas agradables vacaciones.
— ¿También la trajiste?— preguntó Beatrice, un poco sorprendida.
— así es... Sabía que ella era tu sirvienta desde que eras niña, no quería que tuvieras algún problema con las otras criadas. Zoe te conoce perfectamente y me sentiría seguro si ella está aquí contigo.
Beatrice suelta una risita, tomando el brazo del príncipe.
— gracias, no sabía que podrías hacer eso por mí.
— es mi debe como esposo, velar por ti y tu bienestar... Bueno, yo también tengo unos asuntos que atender, los deberes de la corona es igual de complicado que la marina... Nos veremos en la noche...— un corto beso le da a Beatrice tomándola por sorpresa.
Zoe no pudo evitar sonreír, pues tenía tiempo que no veía así de feliz a su señora.
— me alegra saber que su relación puede mejorar... Temia que fuese infeliz en este matrimonio.
— mi querida Zoe, si hubiese elegido un matrimonio que no me hiciera feliz, te aseguro que no estuviera casada... Alejandro era el único que podria satisfacer mis deseos... Además, su lado tímido es adorable tanto como sus otras facetas...— suspira al recordar los dos días que la pasó felizmente.
— ah, mi señora... Se que acaba de venir de su viaje, pero desea ver los reportes de los últimos días.
— por favor, antes de eso, necesito varios cojines en mi silla y un té para calma los dolores de cintura.
— si.
Cuando Zoe salió de la oficina, no puedo evitar pensar lo siguiente.
“creo que mi señora tuvo una luna de miel algo salvaje... Supongo que tendré que darle calmantes para su malestar"
Cuando Zoe iba de camino de regreso con la bandeja de té, se cruzó a dos sirvienta sonriendo entre ambas, ya lejos de Zoe, se pudo escuchar pocas palabras de esas criadas.
— ya ves... Llegó esa mujer al palacio.
— lo sé...
Le pareció algo sospechoso, pero no le daba chance de seguirla puesto a que ya se habían perdido a la lejanía del pasillo.
“debo de contarle a mi señora... Esto no me gusta"
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Comments
Nayvi Moreno
Esa Chloe y sus amizorras ardidas ya pusieron manos a la obra y creo que compraron a las sirvientas del palacio para hacerle la vida imposible a Beatriz🤨
2025-03-06
0
Carolina
Más que salvaje, pero vaya que ha disfrutado
2024-02-24
12
Ana Fernandez
seguramente ya soltaron los rumores de parte de la putizorra de Chloe
2024-02-14
3