capitulo 10: “siempre te he respetado"

Por la noche, en la habitación de Beatrice, ella le escribía la carta de vuelta. Una vez que la termina de escribir, llama a su sirvienta Zoe.

— ¿Que?... ¿Quiere que le traiga a Violeta?

— así es.

— de acuerdo, mi señora.

Violeta es un ave mensajera entrenada por Beatrice, cuando necesitaba ella enviar un recado lo más pronto posible, Violeta es la mejor opción. Zoe trae al pájaro en su jaula, aunque permanece siempre libre en el jardín, la sirvienta le tiene miedo.

— déjala libre, Zoe...

— pero...

— no te va hacer nada, mientras yo esté aquí ella es obediente...— con un suspiro, Zoe procede en liberar al ave. Ésta sale y se posa en el brazo de Beatrice. Colocándole la carta dentro del pico, ordena lo siguiente— Violeta, enviarle está carta al príncipe.

— me disculpara, mi señora, pero ella como sabrá quien es... Es solo un ave y no puede entender las palabras— Violeta entendió y de inmediato se volteo hacia Zoe— uy!... Esa ave es diabólica.

— tontería, cada mascota se parece a su dueño, además, la entrene desde los quince...— Beatrice toma una carta vieja de Alejandro, colocándola casi en el pico del ave para que oliera el aroma del príncipe—... Con eso es suficiente para que sepa quién es...

Beatrice se asoma por su balcón, de una vez el ave coge vuelo hacia lo alto.

Leí en la invitación que la reunió empieza en la tarde. Aún habrá tiempo de que él venga en la mañana. Luego de recapacitar, debo darle una oportunidad, si está decidido a cambiar, Además un poco de presión sirvió algo. Aumente más su interés en mi, ahora veremos cómo se mostrará mañana, lo único que pido es que mi padre se controle...

__________________ en el palacio imperial.

Alejandro luego de un día lleno de oficio, decidió darse un baño, aún en la tina no dejaba de pensar en su prometida.

“ espero que me crea, siempre he hablado con la verdad cuando escribo en las cartas, tal vez sea mi culpa por no esforzarme, supongo que tomaré el consejo de mi padre, Beatrice es una joya rara, y aunque sea fría como el hielo conmigo— mira su mano dentro del agua— estaré dispuesto a derretir ese hielo"

Al salir del baño, el hombre ya casi vestido pensaba la forma en como disuadir la coraza de Beatrice.

Al notar un ave dorada en el balcón, decide salir para ver, además que la carta en el pico del ave captó su atención.

— ¿Y esto?— Alejandro intento acariciar a Violeta, ésta casi aleja su cabeza de la mano, pero se dejó acariciar extrañamente por él...— ¿De quien sería esta ave?— toma la carta y lee las iniciales de Beatrice.

En ese momento, Violeta entra a la habitación. Alejandro no le da importancia porque más le llama la atención la carta.

...“Alejandro, mi sirvienta me había informado sobre tu llegada esta tarde y no había nadie incluyéndome. Quisiera compensar eso, invitándote a desayunar mañana con mi familia, aún habrá tiempo de la fiesta. Sin embargo, si estás ocupado lo entenderé......

^^^beatrice Graham"^^^

Alejandro piensa en lo que tenía que hacer mañana.

“ debía hacer mi reporte de llegada para mí superiores. Pero puedo hacerlo ahora y tener la mañana libre. Si quiere que conozca a su familia es algo bueno"

Con emoción en su pulso, él escribe que con gusto irá. Al terminar le entrega la carta a Violeta, ella le agarra cariño y con su cabeza acaricia la mejilla de Alejandro.

— ojalá tú dueña fuese así conmigo. Pero que puedo decir, estuve varios años fuera en el extranjero, no esperaba que recibiera con afecto— aunque si le dolió esa indiferencia— aún así, estoy dispuesto en cambiar eso, quiero que confíe en mí.

___________ en la mañana siguiente.

Llegado el carruaje imperial, Alejandro baja y llega hasta el porche de la casa de los Graham. después de tocar la puerta, esta vez, Beatrice es quien lo recibe.

— B-Beatrice... Buenos días. Es extraño que me recibiera.

— buenos días, Alejandro... Le dije a Zoe que iría en recibirte, al final yo fui la que te invito. Adelante...— mientras que Beatrice guiaba al príncipe, está dice—... Veo que llegaste más temprano de lo inusual.

— no vi la hora al salir... ¿Podemos hablar antes de desayunar?

— no hay problema, ya que el desayuno aún no está listo.

Llevado a una habitación diferente, Beatrice toma asiento. Notando fácilmente las fracciones de nervios en el rostro de Alejandro, ella pregunta.

— ¿Quiere té?... Aunque no hayamos desayunado, te vendría bien para los nervios.

— no es necesario, gracias. Es algo que debo decirte antes que escuches rumores de mi y altere los hechos.

— ¿A que te refieres?— fingió demencia para ver dónde él llegaba.

— yo... Había tratado de cortejar a otras mujeres cuando estaba en el extranjero, solo fueron charlar, pero cuando intentaba a algo más... Siempre tu rostro venía a mi mente y me detenía de inmediato...— Alejandro se vía sus manos—... Era como si mi cuerpo se moviera solo cuando estoy con las mujeres.

Beatrice mira a un lado pensativa.

Ya veo, su verdadera naturaleza de mujeriego lo obligaba, como fue creado en la historia original para estar con cada mujer que se le cruzaba era inevitable, lo sorprende es saber que se controlaba... Entonces... Eso significa que él aún es...

— pido disculpas si en algún momento te he llegado a insultar de esa manera, no fue mi intención.

— me has dicho la verdad, antes de que otro lo hicieras, eso demuestra que me tienes respeto...— Elizabeth se sienta al lado de él, y se inclina un poco más.

— debo de admitir que te he tratado indiferente por pensar ese hecho, yo también pido disculpas Alejandro...—

Alejandro se asombró de esa cercanía tan repentina. Tan cerca de ella, el podía oler su perfume, ver más su rostro y basta con un solo movimiento para un beso. El corazón del príncipe incrementaba sus latidos, pero Beatrice sonríe y se aleja un poco.

— estás rojo... Alejandro...— Beatrice solo jugaba con el.

el tose con disimulo para cambiar ese tema.

— como le dije a mi padre cuando llegué, siempre respete tu nombre, Beatrice, juro que solo fueron conversaciones, y aunque te veía como una amiga, jamás te falte al respeto... Por eso te he traído esto.

Levantadose de su asiento, vuelve agacharse para ponerse de rodillas. Saca una pequeña caja y la abre, mostrando un anillo de perla pura.

— soy tu prometido Beatrice, pero jamás te entregué un anillo... Yo mismo lo conseguí cuando estaba en el mar. Lo guarde para dártelo en la ceremonia, pero supongo que has esperado mucho...

beatrice no sabía que decir, aunque ella espero que él fuera algún mujeriego sinvergüenza, conocerla había cambiado ese hecho.

— Alejandro... Yo, acepto el anillo...— con una ligera sonrisa, éste le introduce el anillo, pero apenas que él se levanta...

— hasta que por fin te veo... Príncipe bastardo...— aparece el padre de Beatrice, Max.

— ¡Padre!, ya hablamos sobre esto.

— tsk, está bien ya el desayuno está listo...— Max mira fulminado al pobre Alejandro...

— espero que te guste la carne asada, príncipe.

— s-si...

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