capitulo 16: “descubrimiento"

Beatrice había llamado al príncipe, pero tuvo que esperar ya que estaba en una reunión con su padre y los ministros del palacio.

Ella no había desayunado ya que Zoe es quien le prepara la comida y como ella no está por ahora decide pedirle a otra criada. Su pensado es; desayunar he irse de inmediato para hablar con Alejandro cuando ya esté desocupado.

En el jardín esperaba ella, cuando llega la criada con la bandeja del desayuno. Toma primero la taza de té, sin embargo, tiene un presentimiento y decidió ver al fondo del líquido.

¿Que?... Tiene algo, como polvo blanco, no se ve mucho pero si lo detalló bien...— Beatrice deja la taza y busca en sus ensaladas y huevos...— también veo aquí, cualquiera que estuviera confiado de sus sirvientes fácilmente se comería esto... ¿Fue la sirvienta?... ¿O la misma cocinera?... Cualquiera de las dos son probablemente traidoras que se dejaron comprar por alguien que no me quiere ver más aquí— dejando la comida a un lado, Beatrice sigue en sus pensamientos—... ¿Tanto me odian para verme muerta?... Acaso no saben que el cliché del veneno en el té está pasado de moda. Por suerte, la comida de ayer fue hecha por Zoe, así que no he tenido esa desconfianza...

— ey...— dijo Alejandro posando su mano en el hombro de ella— me dijeron que me andabas buscando— ella asiente y él ve que no ha tocado su comida— ¿No tienes apetito?

— lo tendría si no supiera que tiene algo en ella.

— ¿Eh?

Beatrice le pide que se siente, a medida de eso, ella le explica el comportamiento de su servidumbre, además, ésta le muestra el plato de comida. El príncipe frunce el ceño ante tal escena.

— ¿Entraron a tu oficina y ahora intentan hacerte daño con la comida?

— asi es, pensé que solo se trataría de una maldad de haceme la vida imposible, pero llegar al límite de hasta envenenarme con la comida. Presiento que alguien compró su lealtad. Ese alguien quiere quitarme del camino.

— no lo permitiré. Ahora mismo investigaré a cada uno de los sirvientes de este castillo, incluyendo a los de la cocina. Te quedarás a mi lado hasta estar seguro.

Alejandro se lleva a Beatrice a su habitación, una vez que llegan ahí, éste manda a uno de sus guardias personales a una misión, y era que; fuera a la cocina y mandará a preparar otro desayuno para su esposa, pero que sin quitarle el ojo a la cocinera o cualquier sirviente cerca del plato.

— entendido, mi señor.

Alejandro nuevamente entrar a la recámara.

— ¿Confías en él?— preguntó Beatrice, viendo a un lado por la ventana.

Su esposo se acerca y le responde.

— por supuesto, cada caballero, guardia y protector de la corona guardaron juramento con los dioses, y si uno de ellos rompe eso, muere por castigo divino...

— ya veo...— expuso ella con tono pensativo.

— no te preocupes, no dejaré que nada te pase, encontraremos al responsable y junto con los sirvientes traidores tendrán su castigo...— viene él y la abraza, ya que piensa que tiene miedo, ella corresponde el abrazo porque los pectorales de Alejandro se sentían cómodos.

Ella sigue pensando fríamente.

¿Quién podría ser?... ¿Alguien noble?.... ¿Alguna mujer que no supera a Alejandro?... Escuché por ahí que Víctor se volvió un caballero noble, y ahora estaba felizmente casado...— Beatrice recueda una repugnante cara—... ¿Chloe?... Tendría algo de sentido, la separé de su primer amor y la envíe lejos por unos años, si otra vez es ella, me aseguraré que está vez no vea la luz del día.

Luego de veinte minutos, llega el guardia con una mujer tomada a la fuerza de la muñeca.

— ¡Mi señor!— el hombre tira a la mujer al suelo y declara sin detenerse— la cocinera intento echarle algo a la comida de su majestad.

— ¡Eso no es cierto!

— no lo niegues cuando te vi y te quité esta prueba de tu bolsillo— el guardia saca el pequeño frasco de su bolsillo y se lo entrega al príncipe.

— explicame que fue lo que viste para descubrir esto.

— la cocinera actuaba con rareza cuando le órdenes lo mismo que usted, en que le preparara comida a su esposa, tenía mis sospecha así que fingí irme ahí mismo y la miré en secreto, fue entonces, cuando la tomé de sorpresa sacando ese frasco.

Alejandro observaba el contenido del frasco y luego a la cocinera.

— supongo que no trabajaste sola... Quiero que me digas quienes son tus cómplices y para quien trabajas.

La mujer solo frunce los labios en modo de no quererle responde.

— ah, ya veo... Creo que el dolor te hará soltar algo... Llévatela al calabozo y no dudes en usar a la dama de hierro.

La mujer desesperada se pone, ya que ha oído hablar sobre ese tipo de tortura. En el agarre del guardia ella forcejea...

— ¡Espere!... ¡Por favor...! Yo-...— Alejandro saca de inmediato la espada del guardia y se lo coloca en el cuello de ella.

— ¿Esperar? No esperaste para daña a mi esposa dos veces... Dime, por quien traicionaste a la corona y tus cómplices que trabajan aquí. Tal vez podría perdonarte.

— ¡¿De verdad?!... ¡¿Me dejara libre si le digo la verdad?!

— si, si. Habla de una maldita vez, pero si intentas mentir, la dama de hierro será tu nuevo compañero...

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