capitulo 8: “el encuentro"

Era más del mediodía, cuando Alejandro tomaba rumbo a los terrenos de los Graham. Su llegada aún no ha sido informada, pero solo su padre y Beatrice conocen eso. Aunque él haya planeado visitar a su prometida, se sentía nervioso como frustrado a la vez.

“ pensé que cuando fuera adulto, las cosas serían más fácil. Que estúpido de mi parte pensar así— apretaba sus manos entre si por los nervios—... ¿Como se verá Beatrice ahora?... Tengo más de diez años que no la veo, desde esa vez que me dio miedo por como estaba vestida, ¿Me dará miedo ahora?— se ríe quitando la cara de seriedad—... No lo creo, he pasado por diversos reto en la marina que casi veo la muerte, no estoy nervioso y puedo manejar la situación..."

Eso eran los pensamientos de Alejandro. Trataba de tener esa confianza para alejar esa inseguridad.

Desde que Alejandro se había ido de su tierra cuando era un niño, pasar un tiempo con su tío no le fue nada fácil, ya que el hombre era cascarrabias, prepotente y recto, nunca vio el estudio tan difícil cuando su tío le ejercía esa práctica. Para el joven pasar esos años de presión lo hicieron fuerte en mente para pasar a su siguiente misión.

Al cumplir los 14, fue enviado a la academia militar de la marina como fue prometido al terminar sus estudios con su tío, donde ahí su entrenamiento fue riguroso, rudo y sobretodo hizo que él fuera experto en combate, haciendo que sus superiores vieran en él un gran soldado. Apesar de que estaba comprometido, en sus tiempos libre de todas esas labores, siguió el papel de su personaje y con cada mujer hermosa que se encontraba en las fiestas, la cortejaba, pero siempre, inesperadamente, pensaba en Beatrice, aún la veía como amiga, pero siempre se cuestionaba como será verla como mujer. Al cumplir con los 18, sus superiores le dieron una misión a cargo para él, ir al mar a combatir con los invasores, tuvo ahí durante dos años, hasta que por fin termino esa disputa y regreso con honoríficos por haber luchado con valentía.

Y ahora que había llegado la hora de ver como una adulta a Beatrice, se encontraba peor que de niño, y aunque se hiciera el seguro en el fondo no lo estaba.

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Por otro lado, Beatrice tenía rato que había leído esa carta con una información más grande que las palabras que estaban escrita. Aunque sabía que él vendría, no se espero que fuese hoy. Preguntándose en su mente si cambio, o siguió igual que en la historia. Pero para ella eso no es reto alguno, si lo eligió fue por algo y tiene varios métodos en su mente, total, vivir dos vida no serán un desperdicio contra un hombre.

Busco a su sirvienta, más cuando la encontró, le preguntó.

— no le has dicho nada a mi padre ¿Verdad?

— él ahora no se encuentra, tampoco le dije en el momento de que se fue. Se marchó con la duquesa rato después de recibir la carta, mi señora.

Era mejor evitar que su padre lo viera por ahora, ya que conociéndolo de seguro se lanzaría a una pelea con el prometido de su hija por haber retrasado el compromiso.

A los quince minutos después, un carruaje llega. El hombre al bajarse observaba la amplitud del lugar.

“esta más grande, ordenado y próspero que la última vez que vine aquí... ¿Beatrice, ésto lo hiciste tú?..."

Cuando una sirvienta responde al llamado de la puerta, ésta se queda muda al ver al rubio frente a ella, con su habitual sonrisa, él pregunta.

— ¿Se halla la señorita Graham?

— ha-... Hu-...— la sirvienta es apartada por Zoe.

— sea bienvenido, la señora Beatrice se encuentra adentro. Por favor, sígame.

Alejandro observaba más la casa por dentro, impresionado de lo cambios habidos, pero, en su interior, estaba más ansioso por ver a beatrice que haber ido al mar por dos años. Sintiendo un dolor en la boca de su estómago, disimulaba mientras caminaba detrás de Zoe... Hasta que oye una voz distinta pero extrañamente conocida para él.

— está bien, Zoe... Yo lo guiaré...— era Beatrice que se cruzó en el camino de ambos.

Zoe al irse, quedan los dos solos.

— B-Beatrice...— el hombre que suele sonreírle a cada mujer para coquetear, con ella solo se queda sin habla.

— no sabía que vendrías el mismo día que me enviaste la carta... ¿Que pasa?...— la mujer sonríe de lado y recuerda los viejos tiempos con la siguiente frase— ¿Te comió la lengua el gato?

“ella sigue igual, usando esa ropa lujubre, usando su tono frío y serio, más con esa sonrisa hace que yo me quedé en blanco... Nada cambio... Pero... ¿Por qué me siento diferente al verla?..."

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los quiero mucho mis queridos lectores 💖🙇🏾‍♀️

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