Caribe , parte 2

*Sabrina* - ¿Y entonces? ¿Está bien que la niñera se siente con nosotros?

*Edward* - ¡Sabrina!

*Yo* - Está bien, Edward.

*Shiro* - En realidad, hoy Allura es mi acompañante.

Sabrina frunce el ceño y sigue comiendo.

(*Qué vaca snob*)

Más tarde, después del almuerzo, nos despedimos de Edward y nos fuimos.

En el camino de regreso al hotel, no hablamos mucho, cuando llegamos, fui directamente a la habitación con Marie.

Nos pusimos nuestros pijamas y nos metimos en la cama.

*Marie* - Allu.

*Yo* - Sí, princesa.

*Marie* - ¿Puedo llamarte mamá?

(*A mí no me importaría, pero no sé sobre su madre y tampoco sé qué pensará Shiro de ello, además, no seré su niñera para siempre)

*Yo* - ¿Qué tal si por ahora sigues llamándome Allu? Mañana hablamos de eso. ¿Está bien?

*Marie* - Está bien, Allu.

*Yo* - Buenas noches, princesa.

*Marie* - Buenas noches.

Nos despertamos alrededor de las ocho de la mañana, nos vestimos y bajamos a desayunar en la planta baja.

*Yo* - ¿Y bien? ¿Está bueno el pastel?

*Marie* - Sí.

(*Se ve muy adorable cuando come)

Unos minutos después, Shiro también vino y se sentó con nosotras. Tuve la sensación de que alguien nos estaba mirando, así que me di la vuelta y vi a algunas mujeres obsesionadas con Shiro.

Yo - Qué descaradas. - susurré**

*Shiro* - ¿Qué pasa?

*Yo* - Nada, nada.

Después de desayunar, subimos. Cuando Shiro iba a entrar en su habitación, lo llamé.

*Yo* - ¡Shiro!

*Shiro* - ¿Qué ocurre?

*Yo* - Quería hablar un poco contigo.

*Shiro* - Está bien.

*Yo* - Marie, ¿puedes quedarte un rato sola? Siéntate en la cama, ya voy.

Senté a Marie en la cama y cerré la puerta, luego fui a hablar con Shiro en su habitación.

Entré y me senté a su lado en el sofá.

*Yo* - Sé que puede ser una pregunta un tanto invasiva, pero ¿qué pasó con la madre de Marie?

Él cambia la mirada, antes estaba tranquilo, ahora está un poco sorprendido.

*Shiro* - ¿Por qué lo preguntas?

*Yo* - Es que pienso que sería mejor para mi relación con ella si lo supiera.

(*Y también porque estoy súper curiosa, pero él no necesita saber eso)

*Shiro* - Bueno, cuando la madre de Marie quedó embarazada, estábamos saliendo juntos, pero cuando nació Mia, la madre de Marie, cambió su personalidad. Al principio, pensé que era depresión posparto, pero el tiempo pasó y ella visitó a varios psicólogos diferentes. Cuando Marie cumplió un año, se fue y nunca la volví a ver.

*Yo* - ¿Cómo que cambió de personalidad?

*Shiro* - Se volvió un poco rencorosa, decía que no teníamos suficiente dinero. En esa época, vivía en otra ciudad y aún no dirigía la empresa.

(*Parecía ser una interesada, eso sí)

*Yo* - ¿Entonces, nunca volvió? ¿O vino a ver a su hija?

*Shiro* - No.

(*¿Cómo alguien puede abandonar a su hija así?)

Me quedé sin saber qué decir hasta que Shiro rompe el silencio.

*Shiro* - ¿Por qué quieres saber esto? No creo que vaya a cambiar tu relación con Marie.

*Yo* - Es que, en realidad, anoche me preguntó si podía llamarme mamá.

Miro mis manos en mi regazo.

*Shiro* - ¿Y qué le dijiste?

*Yo* - Le dije que por ahora me llame Allu y que hoy hablaríamos de eso. No me importaría, pero no seré su niñera para siempre.

Cuando dije esto, él parecía un poco decepcionado.

*Shiro* - Es verdad. Hablaré con ella después. Si quieres, podemos salir hoy.

*Yo* - Claro.

Voy a mi habitación, me doy una ducha, baño a mi princesa y nos vestimos. Nos ponemos ropa ligera.

Allura:**

El sol brillaba intensamente en el cielo, iluminando el paisaje con su radiante luz. Marie caminaba por el sendero, disfrutando de la fresca brisa y el aroma de las flores silvestres que crecían a su alrededor. Sus pasos resonaban en el silencio del bosque, mientras se adentraba cada vez más en él. La tranquilidad del lugar era reconfortante, con solo el suave susurro de las hojas del árbol y el canto de los pájaros para acompañarla. Marie sentía una profunda conexión con la naturaleza, como si estuviera en armonía con todo lo que la rodeaba. Era como si el bosque hablara con ella en un lenguaje secreto, susurrándole historias antiguas y secretos del pasado. Cada paso que daba, cada árbol que rozaba, parecía transmitirle una energía especial, una conexión espiritual que le llenaba el corazón de alegría y emoción. Marie sabía que este era el lugar en el que siempre había pertenecido, el refugio donde su alma encontraba paz y consuelo.

Justo después de prepararme, alguien llama a la puerta.

**¡Ya voy!

Cuando llegué a la puerta, sorprendentemente, allí estaba Sabrina.

**¿Qué quieres?

...

Sabrina:

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