-bien señores, a partir de ahora formarán parte del ejército, los hombres a su lado serán sus hermanos en el campo de batalla así que será mejor que se lleven bien. Diríjase al comedor, coman algo y en 30 minutos recibirán más órdenes- Will dijo con gran devoción.
Will procedió a retirarse, dejando tras él a un grupo con emociones encontradas, si bien nada de eso era de su agrado, dada la situación lo único que les servía de consulta era la posibilidad de regresar a casa.
_de entre todas las personas, teníamos que estar con ellos. Maldita sea, haré todo lo que pueda para volver_Leo divagaba cuando Chuy coloco su mano sobre el hombro de Leo.
-no te preocupes amigo, estaremos bien mientras no hagamos ninguna estupidez- dijo sonriente.
-Malas noticias para ti, no paras de meter la pata cada vez que puedes- agrego Adán.
-¿Qué diablos dices, quieres que te parta la cara?-contesto furioso.
-quiero verte intentarlo- grito.
Mauricio quien permaneció en silencio se acercó para separarlos antes de que algo malo pasará- acaban de decir que no hiciéramos estupideces. Vayamos a comer antes de que algo malo pase-.
Ulises se llenó de energía - no necesitas decírmelo dos veces, vayamos de inmediato-.
Adán y Chuy contuvieron su molestia y asintieron con la cabeza. El grupo camino hacia el comedor, en el ya había mucha gente esperando y comiendo, las personas se amontonaban frente a la barra con la intención de tomar las mejores porciones.
Todos tomaron una bandeja, sirvieron su comida y se dirigieron a una mesa vacía del fondo de la habitación.
Estando frente al plato la vista era particular_no esperaba una comida de lujo, galletas y pan, incluso una pasta desabrida estaría bien, pero esto bien podría ser comida para cerdos _Leo sentía mucho desagrado por la comida, una especie de pasta con un tono entre gris y negro, con un olor bastante fuerte.
Una vez sentados, Ulises, indeciso tomó el primer bocado- esto está muy bueno, no tiene nada que ver con su apariencia.- la cara de Ulises se iluminaba por la comida.
El resto no podían creerlo, pero confiando en la habilidad de Ulises, se aventuraron solo para descubrir que la comida era mucho mejor de lo esperado.
Ya comiendo, Mauricio aprovecho el momento y pregunto, intentando crear una conversación -veo que son muy cercanos. ¿Desde cuándo se conocen?-.
-La verdad es que nos conocimos en la academia de policía, siempre tenía que ayudar a este bastardo y al final nunca me lo pude quitar de encima-respondió Adán.
-vaya no pensé que fueran policías - comento Leo un poco intrigado mientras pensaba _así que tienen experiencia en estas cosas, pero en ese caso ¿qué hacen aquí?. No quiero molestar, mejor lo dejo así. Volvía a su comida cuando desde su costado Ulises hablo.
-¿Entonces que rayos hacen aquí?- Leo casi escupió la comida por sorpresa, en un reflejo golpeó ligeramente el hombro de Ulises.-¿qué pasa?, no hagas eso-.
-! Eso es lo debería decir yo¡,-respondió volviendo a golpear a Ulises. Mauricio,dirigiéndose a Chuy y Adán dijo apenado -Disculpen su intromisión-.
-No pasa nada, cualquiera pensaría lo mismo. La verdad es que tuvimos problemas con personas del bajo mundo y para cuando nos dimos cuenta terminamos en uno de esos autobuses.- Adán explico vagamente su historia tratando de ser lo más ambiguo posible a la vez que Chuy solo asentía ligeramente.
Ambos habían tenido una carrera bastante prometedora desde que se había graduado de la academia, hace ya varios años. Cuando en una serie de operativos capturaron a muchos miembros de un grupo criminal conocido como Cobra. El grupo tenía el control total de los estados del norte del país y se caracterizaba por la inmunidad de sus actos.
Con bastante frecuencia los miembros que caían ante la ley eran liberados, escapaban en pocos días, o simplemente desaparecían. Los oficiales corruptos abundaban en la zona a excepción del par de amigos que con una tonta esperanza, enfrentaron a uno de los altos mandos de Cobrá. La situación se hizo imposible de mantener, obligando al par de amigos a intentar huir de la ciudad, para al final terminar siendo reclutados por el gobierno.
Leo ya se intuía algo por el estilo, pero aún así no era capaz de sentir curiosidad por el tema, esperaban en silencio cuando Chuy habló- No podemos dar más detalles, pero a grandes rasgos eso fue lo que pasó. A final de cuentas eso ya está en el pasado-
- no se preocupen, cada persona tiene una historia distinta, discúlpenme por ser tan imprudente- Ulises se disculpó sinceramente.
El ambiente regreso a la normalidad, como si nada hubiera pasado, después de saciar el hambre de sus estómagos, salieron del comedor hacia el centro del patio. La lluvia que había arreciado en la mañana ya era cosa del pasado, aún quedaban nubes grises dispersas por el cielo así como grandes charcos y lodazales por todas partes, pero en comparación ahora era más cómodo estar afuera.
Tan pronto como formaron filas, el teniente Reyes, regreso después de realizar todos los trámites que tenía pendiente, estaba listo para la instrucción de los nuevos reclutas. Parado frente a los reclutas una vez más, hablo con su característico tono de liderazgo.
-¡tención, señores!, durante las siguientes 8 semanas recibirán un entrenamiento exhaustivo basado en el combate de choque, para transformar a los mediocres frente a mí, en verdaderos soldados. La probabilidad de regresar a casa dependerá de que tanto aprendan así que si no quieren morir les recomiendo que se esfuercen al máximo.- Reyes continuaba con su discurso mientras caminaba de un lado a otro, barriendo su mirada penetrante a cada uno de los reclutas.
Todos permanecieron en silencio, prestando total atención a sus palabras, aquel hombre frente a él no era alguien normal. Si bien la primera impresión que tuvieron de él era bastante cuestionable, justo en este momento proyectaba un aura de decisión y fortaleza.
-miren a su alrededor, esos hombres a su lado serán sus hermanos de armas, dependen de ellos y ellos dependerán de ustedes, si reciben una orden la seguirán, sin titubear, sin detenerse y sin fallar. A partir de ahora mi palabra es la ley- Reyes se detuvo en el centro, alzó la mirada y grito- ¿quedo claro?-
- ¡SI SEÑOR!- gritaron todos al unísono.
-¡NO LOS ESCUCHÉ!- grito una vez más.
-¡SI SEÑOR! - respondieron.
-comenzaremos de inmediato, formen dos filas y comiencen a correr- Reyes ordenó y como si se leyeran la mente todos tomaron sus posiciones y comenzaron a correr.
Mauricio, Adán, Chuy y Ulises iban al frente, Leo desde la retaguardia los seguía, el barro era bastante profundo y la inexperiencia del grupo hacía saltar montones de lodo por los aires, los uniformes que ahora llevaban no tardaron en llenarse de suciedad y sudor.
_ahora ya no hay vuelta atrás, volveré a casa pase lo que pase. No dejaré que nada se interponga en mi camino_ pensaba Leo mientras corría junto al resto.
Así siguieron durante varias horas alternando entre correr, planchas, abdominales y sentadillas siempre con Reyes gritando tras ellos, impregnados cada vez más de suciedad y agotamiento. Los minutos se hicieron eternos, a excepción de Adán y Chuy ,que tenían experiencia y condición física, el resto de reclutas llegaban a sus límites simplemente para poder seguir caminando y no caer sobre el lodo.
Así pasaron el resto del día hasta que agotados recibieron la orden de ir a cenar y dormir. Después de cenar en el comedor, todos se dirigieron a los barracones que se les había asignado. Una serie de pasillos largos con literas en ambos lados, listos para agregarlos a todos.
Las camas eran viejas y de mala calidad, con solo sentarte los resortes crujían a punto de romperse, un olor a humedad envolvía la habitación, las luces apenas y eran capaces de iluminar lo necesario y las regaderas al fondo del pasillo eran mucho peores.
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