Después de que Leo terminara, Ulises y Mauricio siguieron detrás de él, juntos se dirigieron hacia una sala vacía en donde todos se visten con sus nuevos uniformes. Entraron en la sala solo para encontrarse con un ambiente pesimista, aunque había más de cincuenta personas en la sala, nadie hablaba y solo dejaban salir pequeños suspiros de vez en cuando.
-que rayos está pasando-gritó Ulises. Rompiendo el silencio- me han quitado casi todas mis cosas. Solo puede conservar par de ellas-agrego muy molesto.
-ja, ja, ja, ¿eso es todo lo que te preocupa?-pregunto Leo con un tono burlón- déjeme adivinar. Conservaste tu vieja navaja, ¿verdad?-añadió.
-no lo dudes, es un muy buen recuerdo y muy útil para preparar comida- respondió, mostrando aquella navaja, con mucho orgullo.
-todo es comida contigo, vaya que eres un poco excéntrico- agrego Mauricio. Mientras más hablaban el ambiente se hacía menos tenso - por mi parte, conserve unas fotos y mi viejo teléfono-.
-nos despedimos ayer y ya estás de sentimental. Resultaste ser mal blando de lo que pensé.-continuo Leo mientras comenzaba a cambiarse.
-no creo que sea tan malo. De esa forma tengo una razón para regresar.- agrego Mauricio, la plática alegre del grupo, comenzó a influenciar a sus compañeros.
Poco a poco el resto de personas comenzaban sus propias pláticas, el ambiente cambio por completo. Las caras pesimistas que abundaban fueron cambiadas por sutiles sonrisas de un momento a otro.
Qué me dices Leo. ¿Tienes alguna chica esperando en casa?- pregunto Mauricio, con picardía.
Leo, un poco incómodo dijo algo avergonzado -bueno... Se podría decir que sí. Aunque no es algo oficial.-
Ulises no pudo evitar molestar a Leo, tras ver su reacción -vaya el amor adolescente es tan adorable.-
-al menos tengo eso. Pero tú estás taaan solito- agrego Leo. - aún recuerdo la vez que una chica te dio una cachetada cuando le pediste el número. Jajaja no pude parar de reír por un buen rato.-
-¡Callate!- Ulises grito avergonzado- eso no tiene nada que ver. Esa chica no era mi tipo, eso es todo- la cara de Ulises se teñía de un tono rojizo. Desde siempre había sido un chico tímido, hablar de estos temas frente a desconocidos no le ayudaba en nada
La charla del grupo se escuchó por la sala , de entre la gente se escuchaban varias risas. Y comentarios burlones.
-descuida Uli. Conozco a una chica muy desesperada, podría arreglarte una cita a ciegas, solo no lo arruines- agrego Mauricio.
-ja jajaja - las risas se hicieron cada vez más grandes.
Ulises se sintió tan avergonzado que no pudo evitar gritar -ya verán. Cuando esto termine conseguiré una chica tan linda, que todos ustedes se morirán de envidia. ¡¡¡Lo juro!!!-la cara de Ulises se puso roja como tomate.
-cuidado con lo que dices amigo, podrías levantar una bandera- dijo un chico mientras se acercaba al trío de amigos, junto a otro joven. Ninguno de los dos sobrepasaba los 30 años de edad, pero el aura que emitían daba sensación de seguridad y confianza, su físico era muy superior a muchos.
- yo que tú, no gritaba tanto amigo.- agrego el otro hombre.
-¿heeee?, ¿qué es eso de la bandera?- pregunto Leo, barriendo con la mirada al par de hombres. Su aspecto era bastante varonil, y en gran forma física _ estas no son personas normales, no sé por qué, pero siento una gran presión. Si digo algo indebido, no saldré ileso pensó para sí mismo, manteniendo una sonrisa en su rostro.
-supongo que no lo saben. ¡Se dice que "si anuncias un deseo antes de una batalla, definitivamente morirás"- explico - ha! Lo siento. Debí presentarme primero, mi nombre es Adán y él es Chuy, un viejo amigo.
La cara de Ulises paso de un rojo vergüenza a un gris de horror. Chuy no pudo evitar sentirse un poco mal después de ver su expresión - aunque yo fui quien lo dijo no te lo tomes tan en serio, solo es una superstición-
-si tienes razón, quién se va a creer esas tonterías- dijo Mauricio, tratando de tranquilizar a Ulises- Mucho gusto, soy Mauricio - agrego.
-Yo soy Leo y aquel miedoso es Ulises- dijo señalándolo.
Apenas habían terminado de presentarse cuando la puerta se abrió en un instante, con una voz muy intimidante y una gran presencia. El teniente Reyes, que había llegado hace unos instantes, entró- todos en firmes y presten atención-.
Sin titubear, todos se apresuraron a terminar de arreglar sus uniformes y colocarse en posición. La charla se detuvo por completo y el silencio lleno el cuarto una vez más, el único sonido eran los pasos del teniente Reyes y el reclutador, que los había recibido hace unos minutos, caminando justo detrás de él.
Mientras avanzaban al frente del grupo la mente de Leo divagaba esto al fin va a comenzar, dinos de una vez que rayos esperas de nosotros _.
Reyes se detuvo y habló - caballeros, creo que saben la situación en la que nos encontramos en estos momentos. Nuestra nación está siendo amenazada por algo que supera con creces todo lo que conocemos y consideramos lógico. Cómo mexicanos, tenemos la obligación de entregar todo de nosotros para garantizar un futuro para la patria, y aun si no piensan así, sé que todos tienen una familia o seres queridos a los cuales proteger. Se que moverían cielo y tierra por su bienestar... y eso es lo que les pediré...-
_no son más que palabras vacías, ¿cree que nos motiva?, vete al carajo..._ muchos pensamientos pasaban por la mente de los presentes, muchos estarían dispuestos a escapar en la menor oportunidad que se les presentara, en ellos no había ningún sentido de nacionalidad, incluso en Leo _ese discurso es la forma bonita de pedirnos que muramos, hasta ahora ni siquiera las potencias han sido capaces de detener a la "sombra". ¿Qué posibilidades tenemos nosotros?_pensó, conteniendo su enojo.
-lo diré una vez más, si no hacemos esto, los que sufrirán las consecuencias serán sus madres, hijos y esposas. No sé que clase de personas son, pero si están dispuestos a dejar sufrir a inocentes, no son más que escoria. Y créame cuando digo que eliminaré a todos y cada uno que encuentre, traten de no ser parte de ellos-Finalizo con una mirada aterradora que heló la sangre de todos, si bien un simple discurso no cambió la opinión de todos, la molestia que género motivó a los hombres para vivir los suficiente como para golpearlo.
Reyes barrio con la mirada la habitación, inspeccionando a los que serían sus nuevos reclutas. El cabo Will le dará las indicaciones necesarias. Asegúrense de descansar y mañana iniciaremos con su entrenamiento.- dijo, dándole la espalda al público, retirándose y dejando a Will, aquel bello reclutador frente a todos.
***¡Descarga NovelToon para disfrutar de una mejor experiencia de lectura!***
Updated 9 Episodes
Comments