Agostina Domínguez

Una semana después de habernos hecho el análisis de adn mi padrino y yo estábamos sentados en un bar tomando café mientras los dos veíamos el sobre en la mesa. Los resultados de la muestra estaban ahí esperando que alguno de los dos junte coraje para abrirlo y saber de una vez por todas si somos padre e hija o no.

"¿Vas a abrirlo o te vas a quedar viendo el sobre?" Le dije a mi padrino

"Después de 22 años no es tan fácil como pensé que sería" Me dio una sonrisa ansiosa

"Ya que, vamos a ver que dice"

Tome el sobre y lo abrí, yo si tenía curiosidad. Solo hasta que vi el resultado.

"¿Que dice?" Ahora estaba preocupado

"Dice que sos mi papá." Le pasé la hoja que decía lo que creo que ya sabía desde muy pequeña.

"Es maravilloso, siempre lo supe. No entiendo porque tu madre me lo negó toda la vida. Soy muy feliz"

Yo no sabía si estar feliz o triste, lo que si sentía era confusión. Ya tengo la edad suficiente para actuar con madurez ante una situación así, pero no deja de ser complicado.

"¿Y ahora que? El hecho de que sea tu hija ¿Realmente cambia algo?" No lo dije con mala intención pero sonó feo. Mi padrino, ahora padre biológico me miro con ojos tristes.

"No cambia nada porque desde que supe de tu existencia te amé como si fueras mi hija. Ahora si estás de acuerdo me gustaría que lleves mi apellido. Sos mi única hija, obviamente si estás de acuerdo, no te estoy obligando"

"Me gustaría, pero hablemos después de eso. Yo también estoy feliz de saberlo"

"¿De verdad?"

"Si, de verdad. Va a ser raro llamarte papá en vez de padrino pero estoy contenta. Mis sentimientos hacia vos no cambian" Le dije tomando su mano, temblaba levemente y quería transmitirle de alguna forma algo de tranquilidad.

Todos estos años pensé que mu padre era mi padrastro, ahora me entero de que mi padre es mi padrino. Son muchos cambios ¿No? Sumado a todo lo que descubrí de mi madre después de que falleció. Alguien en mi lugar se volvería loco.

"Gracias mi amor. De verdad me siento feliz. Para mi no va a ser difícil porque siempre te consideré mi hija, ahora todo lo que tengo es tuyo"

"No me interesan esas cosas, mientras nosotros lo sepamos es suficiente"

"Tenes razón, solo me refería a la fortuna que amase durante toda mi carrera y los estudios jurídicos que tengo el día que ya no esté serán tuyos mi vida. No tengo familia, soy divorciado, nunca tuve hijos. Me da tranquilidad saber que te lo voy a poder dejar a vos"

"No quiero que hables así, tenes muchos años de vida"

"Así es. Pero si esto salía negativo te lo hubiera dejado todo a vos de todas formas"

"Papá basta" Después de decir la palabra PAPÁ no me sentí rara, si me sentí feliz.

"Suena tan lindo saliendo de tu boca" Me levanté y lo abracé, como ese día que fue a la casa de mis suegros por el lío de la empresa, nada más que ahora se que soy su hija.

"¿Si no?" Sonreí.

Una hora después de charlar con mi "Papá" volví a la oficina, había hecho varios cambios en la empresa. Desde administración a empleados que estaban robando descaradamente. Un nuevo inicio fue lo que necesitaba la empresa de mi madre. Cambiamos la cara de los productos, y acordamos un precio más accesible a los productos para mejorar las ventas. Todo marchaba bien, los trabajadores llegaban a sus puestos de trabajo con más entusiasmo ya que se les modificó sus salarios y sus beneficios. Todo con la ayuda de mis suegros, ellos me hicieron el préstamo inicial para salvar la empresa de la quiebra y mi esposo me ayudo también en todo el lío legal que tenía el zángano de Juan en la empresa.

Los meses pasaron más rapido de lo que había pensado, ahora que tenía las cosas más o menos organizadas quería retomar mis estudios en la universidad.

Un día salí a la hora del almuerzo de la oficina y pasé por la universidad. Me sentí nostálgica de volver a entrar, solo que ya no sentía esa emoción en el corazón por la profesión que en ese entonces había elegido.

"A que se debe el honor de tu visita" Escuche detrás de mí.

"¡Julián!" Me volví hacia el para darle un abrazo. Lo extrañé tanto, hay tantas cosas que tengo que contarle.

"Al menos te acordas de mi nombre, ya que unos mensajes de vez en cuando no son la gran cosa"

"Hey, no te pongas así, estuve realmente ocupada todos estos meses, mi vida no es la misma"

"Si, sobre todo ahora que estás casada y manejando una empresa. No tenés tiempo para nada, mucho menos para tu amigo"

"¿Por qué tenés esa actitud tan de mierda conmigo? ¿Qué te hice para que me hables así?"

"Nada. No me hiciste nada, llego tarde. Nos hablamos después. Si es que tenés tiempo para eso"

Sus ojos mostraban el enojo que sus palabras me habían transmitido. ¿Que le hice? Lo tomé del brazo y exigí que me explique que es lo que le pasa y por que está tan enojado.

"Resulta que toda la vida estuve enamorado de vos, te di miles de señales y nunca te diste cuenta de que te amaba. Un día te casaste y no fuiste capaz de decírmelo, ¡Me enteré por redes sociales Agostina! ¿Cómo querés que me sienta al respecto?"

"No es mi culpa. Yo no tengo que pagar por tus sentimientos. ¿A caso yo te hice creer que me interesaba como hombre? Siempre fui tu amiga. Es una lástima que en ves de dar señales no hayas tenido el coraje de decírmelo en la cara. Hubiéramos evitado confusiones y enojos sin sentido"

Después de haber largado esas palabras como un chorro de ácido en la cara de mi amigo me di vuelta y salí de la universidad. A la mierda con esto, mejor dejar las cosas como están. De todos modos no voy a tener tiempo de estudiar, trabajar e ir a las prácticas. Julián me miraba con resentimiento, pero poco me importaba en ese momento. Ahora la que estaba enojada era yo.

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