capítulo 19- no te lamentes

Para Jasha estaba siendo muy difícil acostumbrarse a moverse viendo con un solo ojo, después de una semana con lo sucedido y aún cuando trato de ser positivo, siente que ya no puede, incluso en un momento comenzaba a creer que era inútil seguir; ese mismo día se quedo encerrado en su habitación, no quería salir, sentía que era solo una carga ahora para todos.

- es comprensible que se sienta así. Tú misma dijiste que él no estaba muy seguro de guiar una rebelión y con lo que paso, debe sentirse muy mal.

- lo se, fui a verlo en la mañana y no quiso abrir la puerta.

Clhóe golpea la pared con todas sus fuerzas, estaba frustrada por lo que estaba pasando y lo peor es que no había modo de hacerle recuperar la vista.

- quiero matar a esa estúpida chica. Si sus ojos pudieran darse a cambio para que recupere su vista con gusto la sacrificó.

- calma, no tiene caso que te enojes, no va cambiar nada.

- ¡lo se...demonios! Ese tonto también, necesita más seguridad en si mismo.

Clhóe se aleja de Ferid, así que el continúa con el entrenamiento de los soldados, aún no se han rendido, así que deben estar listos para la batalla. Por otro lado, Flavio, el hermano de Jasha, estaba ansioso debido a que no había tenido noticias de sus soldados y los mercenarios, según su última mensaje habían dicho que tenían una posible ubicación de Jasha, podría ser que los descubrieron y Jasha huyó, pero aún así no le han enviado noticias alguna.

- tal vez lo están persiguiendo. En el ducado nadie sabe de él.

Regina estaba sentada en una pequeña mesa donde le iban sirviendo té y dejan una copa de vino para Flavio.

- deberían enviarme noticias de su avance. Maldito Jasha, debería morirse de una vez.

- ay vamos cariño, no te preocupes, mientras tu padre siga de tu lado, él jamás ocupará el trono.

- pero mientras siga vivo esos malditos ministros seguirán negándose ante mi.

- entonces acaba con ellos.

- si se sabe que han muerto, los otros nobles no se quedarán de brazos cruzados, no podemos matarlos a todos.

- hagamos que mi padre los invite a una reunión en mi país y de camino a dicha reunión, podrían sufrir un accidente...

- eso puede servir, pero si no tengo noticias de esos inútiles, no podré hacer ese plan. Enviaré gente a buscarlos.

Flavio se bebe la copa de vino y después sale de la habitación en busca de sus otros hombres, mientras que Regina se queda bebiendo el té.

Otro día ha pasado, Jasha sigue en su habitación, estaba parado frente a una mesa donde tenía asentada la lanza, realmente quería aprender a usarla, ser tan bueno como lo es Clhóe con su arma, pero nisiquiera tuvo la oportunidad de aprender a pelear bien con ella.

- deja de sentir lastima por ti.

Jasha se asusta al escuchar la voz de Clhóe mirando por la puerta pero no estaba, así que voltea y estaba ella sentada en la ventana.

- lo dices tan fácil, porque no es usted quien ha sido herida.

- si fuese yo, estaría ahí afuera dando lo mejor y no lamentándome.

- claro, es fácil decirlo. Vete, se acabo todo...olvida el maldito trato, puedes golpearme si quieres.

Y si, Jasha recibió un puñetazo en la cara que lo hizo caer, enseguida se llevó la mano a la mejilla herida.

- pero que...¿por qué me pegas?

- pero si acabas de decir que puedo golpearte...

- ¡estas loca! ¿Así tratas a un herido?

- así trato a los cobardes, que no cumplen con sus promesa.

- eres una salvaje, no sabes nada, solo me llamas cobarde sin conocer nada de mí.

- actúas como si fueses el único que sufre, ahí fuera esta cada uno de los hombres que vino a entrenarse porque quieren pelear, cada uno ha sufrido también y tú estás aquí lamentandote por una herida menor. Ellos confían en ti, en que tu los ayudaras a liberarse del emperador tirano.

- pues que vayan y luchen ellos, es más guialos tú, hasta emperatriz y consigue tu venganza.

- si fuese posible lo haría, pero ellos confían en ti, tienen fé en el hijo de la emperatriz. Tu madre los ayudo cuando vivía y ellos no solo quieren vengarse o proteger a su familia, quieren que el hombre que mato a la emperatriz pague por su crimen. ¿No quieres lo mismo?

Jasha se mantiene callado y se pone de pié, por supuesto que quiere lo mismo, quiere cortar la cabeza del hombre que hizo sufrir a su madre.

- deja de lamentar tu condición y prepárate para la batalla.

Jasha se sienta en el sofá que había en la habitación, estaba en silencio, sabe que todo lo que Clhóe le dice es verdad, esos hombres que están en el campo de entrenamiento también han sufrido, por eso se esfuerzan en entrenar, porque quieren proteger a su familia.

- Jasha Romanov te lo dije, te haré emperador, pero también necesito que des todo de tí en esta batalla.

Clhóe le sostiene del rostro para hacer que levante la vista, incluso usa un pañuelo para limpiar la sangre del labio, pues lo había roto con ese puñetazo.

- yo...lo intentaré...no quiero rendirme. Enséñame a usar esa arma sagrada.

- por supuesto que lo haré, pero necesito que dejes de lamentarte.

Jasha asiente ante sus palabras, no esta del todo seguro si podrá, pero debe hacerlo, por su gente, por su madre y por Clhóe que le tiene tanta fé.

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