La princesa tonta

Irina y su juego

Hace tiempo descubrí algo muchos pensaban que yo por ser bella o por ser mujer debía ser tonta.

Cuando mas lo decían yo mas entendía que si les seguía el juego ellos perdían el miedo de hablar frente de mí y yo así de esa manera aprovechaba para saber cosas que de otra manera no podría obtener.

Asique para ciertos nobles solo soy una princesa frívola preocupada por sus vestidos pocos saben que soy mas que un simple objeto.

Para este baile y siendo la princesa que soy escogí el vestido más costoso pues yo soy la moda yo impongo lo que las otras mujeres van a usar y los peinados y joyas.

Nací con una marca de nacimiento un lunar en forma de media luna detrás de mi oreja y para ocultarlo suelo usar pañuelos y collares grandes aunque Nana siempre me dice que es hermoso me hace sentir extraña esa marca.

Pensé que ocuparme los preparativos del baile me ayudarían a no extrañar tanto mis entrenamientos y dejar de pensar un poco ese atractivo granjero.

Sé que Fabián piensa utilizar este evento a su favor pero no pienso permitirle haga su voluntad.

Conozco a cada uno de los nobles de mi pueblo también a sus comerciantes y campesinos que caminan sus calles simplemente es mas seguro si todos piensan que desconozco las atrocidades que nuestro monarca y sus impuestos altos.

Cada vez que puedo modificó y tergiverso sus planes pero lo que mi reino necesita es sacarse ese bastardo de la espalda.

El baile de esta noche es uno de los principales eventos y nadie quiere faltar.

Todas las mujeres en mi reino imitan mi estilo en joyas o mi peinado No es de extrañar que en esta noche todas luzcan algo parecido a mi atuendo.

Si yo uso azul ellas deberán optar por otro color y un modelo similar pero jamás igual.

Lejos de sentir emoción u alegría intento mantenerme serena y atenta. Nana aún no ha despertado y Soledad no me deja sola ni un solo momento. Como todos saben de los latigazos ella no sospecha que los otros cardenales y cortes son por mis entrenamientos.

Esta noche voy a jugar mis cartas frente a los nobles y personajes importantes que van a asistir entre ellos el príncipe Caspian.

El palacio huele a flores y fiesta hay cientos de luces que decoran los jardines y el salón principal. Comienzo a caminar saludando a todos es un trámite que debe realizar con calma esperando las reverencias.

En el salón la orquesta marca el clima con una musica alegre y folclórica. Fabián está vestido de rojo y dorado. Le encanta vestir con oro aunque no tiene insignias militares luce adornos que para los ingenuos causarian confusión.

He optado por un azulceleste y un poco de escote en mi vestido mangas y volados para ocultar un poco las cicatrices.

Soledad camina a mi lado por supuesto ella al igual que la mayoría de los criados lucen su ropas color cafe. A ellos no se les permite vestirse libremente en estos eventos.

Fabián está hablando con algunos ministros y nobles . Yo al igual que el resto de los invitados debía saludarlo con una revencia al ingresar al salón.

Ahora su trono está ubicado frente a una mesa principal cuando giro para continuar saludando a los presentes mis ojos se encuentran con los suyos.

Mi corazón parece galopar y siento la boca seca hay algo en el príncipe Caspian algo en esos ojos que me atrapan.

Emociones y sensaciones que golpean mi cuerpo y sacuden mi estómago. Está más guapo que la última vez que nos vimos.

Luce un traje militar negro con sus insignias , el traje que combina a la perfección con sus ojos que también me están observando.

Fingo que no me inporta y agarro una copa y la bebo muy rápido mientras continúo atendiendo a los invitados.

Sé que es mi obligación presentarnos pero antes necesito calmar mis nervios debo ser cuidadosa mas estando Fabián y sus hombres en el salón.

Cuando finalmente llega el momento de presentarnos una extraña sensación se apodera de mi cuando estamos frente a frente.

Hay algo en el que me resulta familiar.

- Bienvenido, príncipe Caspian heredero del reino del Dragón.

- Buenas noches, princesa Irina prometida del rey Fabián y futura reina consorte .

El modo en que lo dice es como si algo le molestará pero supongo que se debe a los conflictos que Fabián y su padre están teniendo.

Estaba a punto de contestarle algo más, pero entonces siento el brazo de Fabián sobre mi hombro.

- Me alegro que haya aceptado honrarnos con su presencia en este gran evento, veo que mi prometida está desempeñando bien su papel como anfitriona y futura reina.

Siento ganas de empujarlo y huir pero debo mantener la calma así que suavemente me separo un poco dejando caer su brazo.

- Deben tener asuntos importantes que tratar y yo debo atender a los invitados.

- por supuesto. - responden

Me excuso para salir y evitar su toque, veo algo similar a la rabia o eso creí ver por unos instantes en los ojos del príncipe Caspian, él tampoco parece disfrutar de la conpañia de Fabián pues está tenso y con la mandíbula apretada.

Me pregunto como será cuando sonríe siempre lo veo muy serio y seguro de sí mismo me pregunto si en algún momento se relaja o hasta en la intimidad es así.

Dios mio que me pasa debo dejar de pensar en esas cosas trato de respirar y continuar como si nada

Veo a Eugenio y desido saludarlo aprovechando que se encuentra al otro lado del salón.

Continuo caminando mientras saludo a los presentes.

- Es un alivio verla recuperada.

- También lo es para mí.

Intento platicar de manera relajada con Eugenio sin despertar sospechas, pero de repente siento mucho calor es como si no sé ni como explicarlo.

Me abanicó con la mano derecha.

- Hace como más calor ¿no le parece?

Eugenio me mira en silencio y al parecer no sabe qué contestar.

- En efecto hay mucha gente hoy .

Contesta finalmente.

- Creo que mejor me tomo unos minutos en el Jardín- volteo y veo a Soledad no muy lejos de mí con otra copa de licor- Ve y tráeme agua.

Ella me mira sorprendida.

- pero , princesa, yo no puedo dejarla sola.

- te estoy dando una orden... como vas a dejarme sola si el salón de fiesta está abarrotado. Anda y apúrate.

Comienzo a caminar hacia el jardín y los mareos son cada vez más fuertes choco entonces y antes de caer unos fuertes brazos evitan mi caída.

No es necesario levantar los ojos para saber de quien son esos fuertes brazos el extraño tiene un traje militar negro y mi cotazon se agita y no sé ni porque.

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