lluvia y mármol

La semana trascurre bastante rápido, no tengo mucho trabajo,

hoy es un día lluvioso y amo ver desde mi venta desde lo alto del edificio la

ciudad y sus tonos grises con un poco de azul violáceo de las flores del Jacaranda,

ver a la gente correr desesperada para no mojarse, paraguas que van y vienen,

autos que no paran de pasar por los pequeños charcos y acá me encuentro yo con

mi café en la mano, con mi mente en blanco y disfrutando de este paisaje.

Siento unos tacones aproximándose a mi escritorio y volteo a ver, Anita media

mojada, con cara seria.

-odio hacer entregas en un día como este.

-hola Anita, veo que estás un poco enojada (rio a

continuación)

-amiga no te rías, no es graciosos mojarse y tener que

esperar hasta las 18 hs para llegar a casa y cambiarte de ropa.

Si bien tiene razón, pero a veces hay que disfrutar de esas

pequeñas cosas que nos regala el universo, a mí me encantaría caminar

tranquilamente, bajo la lluvia, sentir cada gota, pero obviamente no me gustaría

pasar el resto del día con la ropa moja en mi trabajo.

-lo sé compañera, es que tu cara es graciosa cuando venís

enojada. Vamos, que te voy a preparar un café y charlamos un poco.

Preparo un rico capuchino para darle un mimo a mi empapada y

mal humorada compañera, ella me dedica una sonrisa de conformidad.

-gracias por el café carla sos un sol, y por eso te ganas

este chisme que te voy a contar.

Resulta ser que hago mis entregas de carpetas a todos los

despachos de siempre y después de hacer la entrega a la última empresa, veo que

tengo un sobre papel madera cerrado dentro de un sobre plástico trasparente en

donde me daban una dirección y a que no podés adivinar para quien iba dirigido

ese sobre?

-vamos Ana, no me dejes intrigada

Con una sonrisa me contesta –era para el Sr. Alexander

-wow no me digas que lo viste?

Ana levantó los ojos divertidos y cecea la cabeza haciéndome

dudar si fue que si o no

-entre al lujoso edificio y me atendió una señora que me

hizo entrar, todo era muy pulcro y de mármol, espere en el recibidor y pude ver

a través de una puerta abierta un despacho con un ventanal gigante varios

hombres en su interior y uno sentado en un sillón de oficina giratorio de

espaldas mirando por la ventana y hablaba por teléfono tenía el pelo castaño

parecía joven, pero no pude ver más, los demás hombre eran mayores y estaban

vestido de traje, uno se acercó, yo le pregunté si era el Sr. Alexander, él me

saludo y negó con su cabeza, pero me pidió el sobre y me agradeció. Eso fue todo.

- Diosss!!! Este hombre nos tiene en vela.

-si lo sé carla y no pude saber quién era el de todos ellos.

Pero sabemos que es un hombre mayor.

-no Ani puede que ha sido el que estaba sentado, dijiste

que parecía joven.

- si\, pero solo pude ver su cabeza y nada más\, capaz me

equivoco y sea igual que los demás, así que no tengo la certeza.

-lo único que sabemos es que continúa con nosotros.

Terminamos nuestra charla, dado que la estancia en la cocina

se alargó demasiado, así que nos disponemos a retomar con el trabajo.

Pasan un par de horas y veo que el ascensor se abre y

aparece Iván, Diosss!!! Donde me meto ahora para que no me vea, hace días que

lo evito, bajo la cabeza y no lo miro. Mi compañera Mirta se aproxima y me

comenta que Iván necesita hablar conmigo. Yo le digo que no es buen momento que

me mande todo por correo. Ella se lo comenta y miro de reojo que Iván hace mala

cara pero se va. A los minutos me envía un correo

Correo Iván:

Carla, no sé si realmente estás tapada de trabajo o

simplemente, me estás evitando, pero te recuerdo que cuando necesitaste de mi

ayuda yo no dude y lo hice. Espero tu respuesta.

Correo Carla:

Iván lo siento mucho, pero estoy con mucho trabajo, decime

bien lo que necesitas por este medio y en cuanto pueda te ayudo con todo

placer.

Pasan las horas finales y nunca recibo una respuesta de Iván

así que imagino que lo que quería hablar no era de trabajo. Guardo mis cosas y

dejo todo en perfecto estado como siempre, creo que hoy voy a pasar por unas

medialunas calentitas para mi merienda. Espero no encontrarme con nadie en la puerta

del edificio.

Llego a la puerta y la lluvia aún no cesa, sonrío y enfrento

esto con ganas, me pongo los auriculares y empieza a sonar “sola con mi voz-

Blanco Palamera”, camino y disfruto de cada gota, mi camisa blanca se empapa y

hace que se trasluzca todo, siento muchas miradas, pero eso no me detiene.

*Medialunas de manteca por ti voy*.

La noche cae, realmente no tengo mucha hambre pero si

cansancio, espero no resfriarme. Me dispongo a mirar la TV, no hay mucho para

ver, los ojos se me cierran y caigo dormida.

Estoy en un lugar desconocido, veo mármol a mi alrededor, no puedo

moverme, estoy desnuda, solo tengo una camisola blanca mojada, siento una

mirada, siento su deseo, yo también lo deseo con locura, pero no puedo moverme.

Aparece un hombre sentado en un sillón en la oscuridad, solo veo su mano, me

mira intensamente, de repente desaparece y siento una respiración en mi espalda,

siento que desliza su mano por mi hombro y toma mis pezones, me hace gemir, su

otra mano me abraza por la cintura y baja lentamente por mi estómago, cierro

los ojos y disfruto, pero en un segundo dejo de sentir sus manos y cuando vuelvo

abrir los ojos lo tenía de frente\, solo puedo decir *TE CONOZCO*……

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Comments

Hiradia Cohen

Hiradia Cohen

No se tengo duda o El Alexander es el que le viró el trajo o con el se fue al hotel estoy entre esos dos

2024-09-21

0

Normedys Castillo

Normedys Castillo

más interesante cada vez

2024-07-04

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