Descúbreme.

Me sequé las lágrimas a prisa y me dirigí a la mansión.

'Que me importa lo que haga' me dije en mi, tratando de ocultar el dolor en mi corazón. Me sentía estúpida y no se porque, ¿Quizás porque me recordó el pasado?.

Al llegar subí a mi habitación y me encerré, no me di cuenta de cuando me quedé dormida.

"¡Maldita fea!" Sus gritos me despertaron. Y aterrada me senté.

En seguida sus ojos envueltos en neblinas oscuras me fulminaron, causándome un miedo indescriptible, saltó a mi y me jaloneó.

"Que te sucede cariño" Balbucié al borde de llorar, esta ves mis lágrimas no eran falsas, en verdad me causó miedo su rostro impasible.

"¡Te advertí que no pisaras la Empresa, me avergüenzas!" Gritó furioso, su aliento heló el lugar. "¡Porque rayos metes las narices donde no debes!".

"Lo siento cariño, no fue..".

"¡No me llames cariño!, ¿eres imbécil? esto es falso, no actues tan ridículo" me tomó del mentón y entre dientes apretados agregó. "Jamás me fijaría en alguien tan horrible como tu".

Después de destrozar mi corazón con esas palabras, me tiró al piso.

Cerró la puerta de un tirón y mis lágrimas volvieron a rodaron por mis mejías, cómo cántaros rotos.

"¡Maldito idiota!, esta humillación me la vas a pagar, vas a tragarte tus palabras".

Grité furiosa, mientras mi mirada fría se posaba en la puerta. Esto sobrepasó mis límites, no iba a seguir tolerando estas humillaciones.

¡Al diablo la fea y ese idiota, me importaba un rábano si me reconocía!.

Dentro de 2 dias se celebraría el aniversario de la Compañía y ese tonto me advirtió no presentarme.

"Ni se te ocurra aparecer, te castigaré de la peor manera que desearás morir si lo haces". Amenazó. "Te inventas cualquier excusa, que no sospeche mi madre".

¡Ja! reí en mis adentros y respondí, obediente:

"Está bien".

Una sonrisa ladeada se formó en mi rostro al verlo marcharse por la mañana. Esta ves estaba decidida a hacerle tragar sus humillaciones y torturarlo mientras dure el contrato.

El dia llegó y pedí a mi Jey Jey que sea mi acompañante.

"Jey, recógeme en Bellísimas, a las 7 ¿Si? Quiero que seas mi acompañante."

"De acuerdo". Aceptó muy contento, sin indagarme más.

Al llegar a bellísimas, la boutique más cara, escogí un vestido elegante y sexy, que resaltaran a la perfección mis atributos. Ignoré las miradas despectivas de las empleadas y me concentré en lo mio.

Junto a un maquillaje perfecto, estaba radiante como siempre, me mire al espejo y sonreí de satisfacción imaginado la reacción de ese imbécil frívolo al verme.

Al salir noté las miradas incrédulas de las empleadas, estaban anonadadas con mi transformación. Sonreí con indiferencia y pasé mi tarjeta.

"Un verdadero honor hospedar a una belleza como usted" . Halagó una de las empleadas, la que rajó de mi ni bien entré.

Hice una mueca de disgusto por su actitud tan hipócrita y me retiré. Al salír Jey Jey me estaba esperando, muy elegante, enfundado en un terno de medida de color negro, parado justo al costado del lujoso Audi A6, el más moderno.

Ni bien me vió se llenó de sorpresa.

{Perspectiva de Jheyson}.

No podía creer lo que tenía en frente. Era la mismísima diosa del olimpo, hermosa, fina, elegante....No se que otros halagos más pueda describir a tal belleza de mujer, la perfección si existía y era mi hermosa capullito.

Sin querer pasé saliva sintiéndome como un tonto.

No imaginé que ella se presentaría a la fiesta de esa manera. Esto me dejó perplejo.

"Hola ya estas aquí". Sonrió al verme.

"Capullito" sólo eso salió de mi garganta, ver su hermoso rostro de tan cerca era más hechizante, sus hermosos ojos me absorvían.

Garraspé y me recompuse. "¿Por que estas vestida así? ¿Ya no piensas seguir con tus planes".

"Ya estoy harta de todo, al diablo con tu hermano, ya nada me importa" Bufó molesta, había una pizca de resentimiento en sus palabras.

Mi rostro se llenó de sorpresa, y una pequeña sonrisa se dibujó en mi rostro. Era la mejor decisión, dejar de esconderse.

"Primero sube al coche, hace frio" Sugerí y le abrí la puerta. Ya en el auto, ella continuó desfogando su molestia.

"No soporto las humillaciones de ese Bastardo, perdón se que es tu hermano y no debo de expresarme así, pero me saca de mis casillas." resopló enojada. "Ese no es humano, aparte de ello no tolero las burlas de los demás, pensé que podría soportarlo pero me equivoqué".

"Entiendo, tranquila". Traté de calmarla, y con timidez sujeté su mano, sin darme cuenta mis manos estaban sudadas.

Jamás me sentí de esa manera. Sólo mi difunta esposa causaba esas emociones en mi.

Sonrió de manera embriagante y se giró para verme, sacándome de mi aturdimiento.

"Gracias". Esas palabras salieron como melodías a mis oídos. Agarré su mejilla con delicadeza y susurré:

"Siempre cuenta conmigo, te cuidaré mientras pueda".

Durante el viaje la noté un poco nerviosa, estaba perdida en sus pensamientos.

Al llegar al lugar una gran multitud de coches estaban estacionados, eso significaba que el evento ya había comenzado y nosotros estábamos tarde.

Ella bajó del coche con majestuosidad y elegancia, como un radiante cisne, envolvió su brazo en el mío y caminamos hacia la entrada.

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