Una gran decision.

Estaba incrédula ante tal confesión, eso se sintió como una gran pesadilla y mi corazón dolió en gran manera, Daniel Frost rompió mi alma en miles de fragmentos irreparables.

¡Todo fue falso!, si que sabía como engañar a una chica inocente que no hizo más que amarlo con sinceridad, al punto de entregarle lo más valioso de una mujer.

¡Perdí mi virginidad por una estúpida apuesta!.

"¡Maldito bastardo!" grité con el dolor punzante en mi pecho. Mi voz se quebró y las lágrimas se hicieron presente.

Ellos voltearon a verme y en seguida me recorrieron con la vista de pies a cabeza con sopresa.

"¿Katt?".

Dijo Daniel, abriendo los ojos con asombro. Claro que era yo, mi voz dulce y delgada era única.

"Wao, el patito feo se convirtió en un hermoso cisne". Agregó Pol, sin dejar de escudriñar mi rostro. Yo ignore sus caras y sólo me centré en el rostro de Daniel que aún estaba sorprendido por mi cambio radical.

Me aproximé a él y le lancé una bofetada.

"Maldito ¡Como pudiste hacerme esto!" Mis lágrimas se desbordaron y mis lentes de contacto empezaron a dañar mis ojos.

Ni en mis sueños imaginé abofetear a alguien, pues no era una chica agresiva y nunca había tenido esos arranques de ira.

"Katt, yo..." Balbuceó Daniel, estupefacto.

"Vamos hermosa, no te pongas así, vaya que resultaste brava, nadie le dió una bofetada en sus cachetes vírgenes a nuestro papi", agregó Frank mientras reia viendo la expresión inexpresiva de Daniel.

"¡Cállate imbécil!, todos son unas basuras al jugar así con mis sentimientos."

La rabia me estaba dominando en ese instante, jamás había tenido esa actitud pero la situación lo ameritaba, estos idiotas habían actuado muy bien para engañarme.

El maldito de Daniel ni siquiera se disculpó, sólo estuvo callado, eso elevó mi enojo que le di un rodillazo donde más le duele.

"¡Juro que algún día te haré pagar por esta humillación!" Escupí histérica mientras lo apuntaba lo dedo.

Su rostro malditamente hermoso palideció por el dolor mientras se doblada cogiendo su miembro, sus amigos sólo se reían tomándolo de cada lado.

"Uy hasta a mi me dolio Bro".

"¡Cállate imbécil!", Gruñó furioso, mientras arrugaba el rostro por el dolor.

Mi corazón dolía en gran manera, si estaba un segundo más ahi me iba a desplomar así que salí corriendo. Mi visión se hacia borrosa que choqué con el borde de una pared, el dolor en mi rodilla no se comparaba en nada con mi corazón mancillado, herido y desechado.

Tomé un taxi y me fui a casa, al llegar me encerré en mi habitación a llorar mi mala suerte con amargura.

Mis padres no estaban en casa, pero por mi empleada Thalia se enteraron de mi estado.

[La niña Katty volvió en un mar de lágrimas, se de la pasó toda la tarde llore y llore en su habitación sin probar bocado].

Mis padres tocaron mi puerta pero yo me negué rotundamente.

"¡Déjenme sola!".

"Cariño que sucede?" Preguntó mi madre con ternura tras la puerta, era muy evidente su angustia pero quería guardar la calma después de todo.

"Sólo quiero irme lejos de este lugar, madre".

Dije entre sollozos mientras apretaba mi oso de felpa en cama.

"Algo grave debió de pasarle, dejémosla sola por un momento hasta que esté más calmada", escuché a mi padre susurrarle a mi mamá.

"Cariño, cuando estés más tranquila bajas para la cena, te prepararé tu postre favorito".

Sus pasos de se alejaron del lugar y yo aumenté el volumen de mi lloro, quería sacar todo el dolor en mi corazón a traves de mis lágrimas. Me sentí horrible por entregarme a un chico que no me merecía, me sentí usada y sucia.

Después de llorar por casi una hora me mudé de ropa y bajé al comedor, aún sentía mis ojos hinchados e irritados. Me senté ante la mesa sin levantar la cabeza, pude sentir las miradas preocupadas de mis padres, pero se abstuvieron de interrogarme.

"Cariño, hice arroz con leche y mazamorra de durazno, come que se enfria". Dijo mi madre mientras me acercaba mi postre favorito. Tomé la cuchara y empecé a comer, tras 3 cucharadas mis lágrimas volvieron a fluir en silencio.

Mis padres se miraron entre si muy angustiados.

"Princesa ¿tienes algo que contarnos?", dijo mi padre.

Di un gran suspiro y guardé la cuchara.

"Padre, madre quiero irme del país"

Sus rostros se abrieron en sopresa mientras se miraban mutuamente.

"Katt Hija, ¿por qué quieres hacer eso?, ¿acaso pasó algo grave?, dime que está pasando". Exigió mi padre.

"Solo quiero irme a España, no quiero ir nunca más a esa escuela".

"¿Acaso te hicieron daño?".

Asimiló mi padre muy furioso.

"Se podría decir que si, ya no aguanto más los bullings de mis compañeros" Mentí, aunque si me lo hacían, pero podía soportarlo sin ningún problema, no podía decirle que su única hija, su mayor orgullo se había entregado aún completo extraño en una apuesta y por eso quería huir.

"¡Malditos mocosos!, ahora mismo iré a la escuela!".

Estuvo por levantarse de la mesa cuando lo detuve.

"No hagas eso papá, me avergonzarás más, dirán que aparte de nerd soy una bebé", con mi rostro lamentable me acerqué a él y tomé sus manos "Por favor papá, hazlo por mi".

Mis padres se miraron con una profunda tristeza, era su única hija y claro que les doleria dejarme partir con tan solo 16 años. Ellos eran dueños de una empresa de calzados aquí en Inglaterra y obvio que no dejarían su enorme empresa para irse conmigo y eso lo sabía muy bien.

"Querida, lo que nos pides es muy doloroso", los ojos de mi madre empezaron a llorar mientras me acariciaba la mejia.

"Mamá, ya no soy una bebé, podrán visitarme a menudo, además me quedaré con mis tíos que me aman como a otra hija más y ni que decir de mi prima Danna, se morirá de felicidad".

"Pero hija.. " agregó mi padre.

"Por favor, quiero cambiar de aires, se que puedo hacerlo mejor allá afuera, mi Tío Richar y su esposa Eliana son tan estrictos como ustedes, no tendrán ninguna queja mia".

Mis padres lo pensaron por un instante, la idea no les hacia feliz y eso se veía en sus rostros. Con un gran suspiro mi padre volvió a hablar.

"Está bien, no creas que no estaremos al pendiente de lo que haces pequeña".

"¡Gracias!, los amo".

Sonreí mientras los besaba, mi madre aún llorando me dijo.

"Debes de cuidarte mucho, si no te gusta allá debes de hacernos saber y en seguida iremos por ti".

"Lo se mami".

Contuve mis ganas de llorar y solo forcé una sonrisa.

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