Capitulo 14

Ella caminó con delicadeza hasta el mostrador, se sentó de piernas cruzadas y pidió un trago de whisky, acción que no pasó desapercibida por algunos, incluyendo a Carlos, que estaba sentado con unos amigos.

Los amigos de Carlos se percataron de la presencia de Zoe, y no dejaban de mirarla. Él disimuladamente se levantó y se dirigió a ella, le susurro al oído. - ¿No crees que ese vestido es muy escotado, y esa bebida es muy fuerte? _ pidió un trago y se sentó cerca de ella, mirando a la cantina.

- ¡No!_ dijo con indiferencia.

- ¡Pareces otra mujer!

- Últimamente, no sé quién soy, al menos voy a tratar de saber para dónde quiero ir._ dijo mirando su trago.

- Bien, pues, feliz noche._ intentó levantarse.

- ¿Podemos hablar?_ Preguntó Zoe.

- No tenemos nada de que hablar, a menos que no sea de trabajo, esas fueron tus palabras, ¿lo recuerdas?._ expreso relajado.

- Debería considerarlo, no todo el tiempo ando dando oportunidades.

- Tal Vez, pero ando acompañado, será en otro momento._ volvió con sus amigos.

La presencia de Carlos había puesto nerviosa a Zoe, no imaginaba encontrarlo ahí, miró con cautela en sitio donde se encontraba y lo vio pegado a la misma mujer que estuvo en la empresa. Se enojó fue evidente, pero respiró profundo y continuó disfrutando su trago, si de algo estaba segura, era de no volver a perder el control.  

Un joven muy apuesto se acercó a ella.

- Buenas noches, señorita, ¿disfrutando sola?

- A veces es mejor sola que mal acompañada, ¿no crees?

- Cierto... Es usted una mujer muy hermosa.

- ¡Gracias! Una pregunta, ¿qué estaría dispuesto hacer por amor?

- Lo dejará ir, nunca es necesario agotar tu existencia por amor.

- Wao, me has sorprendido, ja, ja, ja.

Pasaron las horas, Zoe se estaba divirtiendo mucho con ese joven, estaba disfrutando de su compañía.

Carlos no dejaba de mirar a Zoe, se veía feliz, plana, dichosa, aparentemente nada le provocaba.

Empezó a sonar una canción de Romeo Santos, "hilito" El apuesto joven invito a Zoe a la pista de baile, ella aceptó, y bailando pegaditos al compás de la música. En ese momento Carlos entendió que no podía dejar que ella siguiera al lado de ese joven, ver cómo le agarraba la cintura era una tortura, ver cómo le hablaba al oído era suplicio y ver cómo ella reía era un maldito martirio.

Todo miraban a la feliz pareja bailar, se robaron el show. Terminó la canción, ella volvió a su lugar, él se acercó a ella y le dijo. - ¡Nos vamos!_ fue meticuloso al decir esas palabras.

- ¿A qué quieres jugar?_ preguntó confundida y ebria.

- A qué tú eres mi mujer, y mi mujer no puedo estar dando tremendo espectáculo con un desconocido.

- ¿Cómo sabes que es un desconocido? 

- ¡Estás ebria!

- ¿Pasa algo? _ preguntó el joven.

- No, mi amigo me estaba felicitando por lo bien que bailamos._ sonrió 

- No, yo soy su esposo, y no me gusta que se acerquen, ni toquen a mi esposa.

- Perdón, no sabía que era casada. _ dijo extrañado y se fue del bar 

- Bravo, ¿ahora que sigue? Ya me espantaste al chico.

- Mañana lo localiza!_ dijo en un tono frío.

- Era está noche que lo necesitaba, también tengo derecho a tener sexo.

- ¿Vienés, oh te llevo?_ pregunto decidido.

- Bien, supongo que no tengo opción._ sonríe

Él la agarró de la mano, todos los miraban, salieron del bar, ella se iba a montar en su auto, él les quito las llaves.

- Estás ebria, no puedo conducir.

- No inventes, sabes que no estoy ebria.

- Te vienes conmigo. 

Ella se montó en la camioneta sin protestar, él, por alguna razón, estaba molesto. 

- ¿A dónde me lleva?_ preguntó Zoe.

Carlos conducía a alta velocidad apretando fuerte el volante, con la mirada fija adelante y mordiendo su labio inferior. - Dijiste que tenía derecho a tener sexo, ¿verdad?.

- Sí, ¿Eso qué significa?_ preguntó son una sonrisa.

- Que te vas a quedar con las ganas.

- Tranquilo, no esperaba que tú me hicieras el favor.

- Me estoy disponible para esos tipos de favores.

- Obvio que no, tú nunca has hecho tanto._ él frenó la camioneta de golpe.

- ¿A qué te refieres?

- Oye, casi nos matamos. _ se ríe a carcajadas, él continuó conduciendo.

Llegaron a un lugar hermoso, a una casa frente al mar. Carlos abrió la puerta, la vista desde adentro era espectacular.

- De quién es esta maravilla de casa?_ dijo fascinada.

- Debería darte un baño, está ebria.

- ¡No entiendo qué hacemos aquí!

- La verdad, ahora que lo pienso, ¿no sé por qué demonio te traje?

- ¡Por qué estabas celoso!

- ¿Crees qué todavía sigo enamorado de ti, después de todas las humillaciones y maltratos sin razón? No Zoe, todo tiene fecha de vencimiento.

Carlos subió a la habitación, se desnudó y procedió a darse un baño. [La amo, la amo con toda la fuerza de mi corazón, muero por hacerle el amor. Estaba dispuesto a olvidarla, a volver hacer el hombre que tenía muchas mujeres, el hombre que no pensaba en el amor, sino en el sexo. Al verla con ese hombre sentí miedo de perderla, jamás podría aceptar que alguien más este a su lado. ¿Qué me has hecho Zoe? ¿Por qué no puedo estar con otra mujer que no sea tú?

No soporto más, está abstinencia al sexo, pero me reúso a tocar a otra mujer, caray, ella se ha metido en mi ser.]

Zoe entró a la habitación, escucho el agua caer, dejo salir un enorme suspiro, miró por la ventana las luces que alumbraban afuera, decidió sentarse en la cama a esperar a Carlos. Él salió desnudo, ella lo miró asombrada.

- ¿Por qué lo haces? _ inquirió ella.

- Porque hago qué.

- Salir desnudo. En fin, no hay nada nuevo que ver, llévame a mi casa, por favor.

- ¡Ok, dame unos minutos!

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