Capítulo XV - Búsqueda incansable

[¿Dónde estás Adara?]

Todos se amontonaron en la puerta del palacio, el príncipe estaba desesperado y sentía su mundo caerse a pedazos.

__ Su excelencia, nos acorralaron al menos veinte hombres, preguntaron por la señorita, ella se bajó del carruaje, no quisieron negociar. Mataron a los soldados, golpearon a la señorita y se la llevaron.

__ No puede ser ¡Nooo! – Gritó Basil, tomó su caballo, y le dijo al general Albert que lleve suficientes soldados para realizar una búsqueda rápida antes que hagan daño a la joven. Cabalgó en compañía del cochero y sus dos amigos hasta el lugar en donde sucedió todo.

*

__ Aquí sucedió su majestad – Los cuatro hombres pararon a la par, pudieron ver a los soldados decapitados en el piso.

__ Señor, usted quédese aquí y diga que ordeno se lleven estos cuerpos para entregar a sus familias. – Basil y sus dos amigos siguieron las huellas de los caballos hasta una colina en donde se perdió el rastro porque el camino era de piedra. El general Albert y al menos cincuenta soldados les dieron alcance.

Basil comenzó a llorar por la impotencia que sentía. Todo estaba planeado minuciosamente para que no encontrara a Adara, se sintió culpable, él debía ir hasta la casa ducal para llevarle al palacio, una angustia inmensa se apoderó de su cuerpo, Abel se acercó y le dio un par de palmadas en la espalda, le dejaron solo un momento, luego tomó fuerzas y se recompuso, el joven príncipe dirigió la búsqueda, debían apresurarse.

Si seguían todos en la misma dirección no encontrarían nada, decidieron dividirse en tres grupos para realizar la búsqueda.

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En una cabaña muy lejos de Edimburgo, en lo que hoy es Girvan, cerca del mar, estaba tendida en un piso muy frío la joven hija del duque Sewt. Ella presentía que eran los mismos verdugos de su padre, ella sentía que sangre brotaba de su frente y rodaba su cara, no era mucha pero confirmaba que el golpe que le propinó aquel hombre fue demasiado fuerte. Cuando pudo ubicarse mejor, escuchó a los hombres hablando afuera, sabía que no estaba cerca de casa pues cabalgaron por las colinas durante un largo intervalo de tiempo, al menos seis u ocho horas. La joven pudo percibir un ambiente más húmedo y a lo lejos escuchaba un ruido particular, sospechó que estaban cerca del mar.

__ ¿Dónde está la chica? – Una voz desconocida preguntó al cabecilla del grupo de criminales.

__ Está adentro, uno de los hombres la golpeó, debe estar inconsciente aún.

__ ¿Quién fue el imbécil? Mátalo inmediatamente, no necesito hombres imprudentes entre mis perros.

__ Si su señoría.

El hombre abrió la puerta y Adara se hizo la dormida. El cuarto se iluminó, el hombre la observó detenidamente.

__ Es bella como su madre, lástima que sea hija del “temible” Sewt ja, ja, ja.

Como la vio dormida decidió levantarle tirándole agua helada.

__ Por favor no me mate, por favor. – Adara abrió los ojos al sentir el agua recorrer su rostro. Y comenzó a suplicar por su vida mientras lágrimas salían de sus ojos. El hombre tenía cubierta su cara así que no pudo distinguir quien era, lo que sí sabía era que aquel sujeto era la cabeza de la organización.

__ Eso depende de ti niña, tu padre me dijo antes de morir que hay una carta en donde explica quienes son los traidores del rey. ¡Quiero esa carta, así que habla!

__ Yo le juro por mi vida, que no tengo conocimiento de esa carta de la que me hablar.

__ Zorro, ven córtale un dedo a esta niña para ver si así desea soltar la lengua.

__ Sí, señor – Dijo mientras entraba unos de los hombres que la secuestraron. El criminal estaba lleno de tatuajes.

__ ¿Qué? Nooo, por favor. Yo no sé nada, no tenía conocimiento ni siquiera del objetivo de su misión. Me enteré algunos detalles breves después de su muerte. Le pido piedad, él no nos comentó nada para protegernos.

__ Así que no sabes, ja, ja, ja. No te creo niña, hace dos años fuiste al palacio con tu padre, ese día se hablaron detalles de la misión, tú debiste escuchar algo.

__ Le repito mi señor, yo era a penas una niña en ese entonces. No entré con mi padre a su audiencia con el rey, me quedé en el jardín.

__ Si tú eras lo más preciado del duque y la carta no te la entregó a ti ¿A quién debo buscar?

__ Se lo diría, pero realmente no sé nada. – Adara agachó su mirada.

__ Maldita seaaa, me estás diciendo que gasté mi tiempo en vano secuestrándote. Entonces iré por tu bella madre, quien sabe si habla tal vez la haga mi amante ja, ja.

__ Le aseguro que mi madre tampoco sabe nada, como le comento mi señor, mi padre no nos comentó nada para protegernos.

Adara aprovechó la conversación para agarrar una piedra con filo que vio cerca y cortó lentamente las cuerdas de sus manos. El hombre se agarraba la cabeza de espaldas mientras pensaba en donde podía estar la bendita carta que ponía en riesgo su misión. La joven aprovechó el descuido y se cortó las cuerdas de los pies, enseguida se abalanzó sobre el gran hombre, e intentó golpearle con un palo en la cabeza, pero lo hizo muy tarde, el criminal avanzó a esquivar el golpe, y le dio un par de contundentes porrazos en la cabeza que enseguida le dejaron inconsciente.

El hombre sabía que lo mejor era matarle para que no cause problemas, dio la orden y se retiró del lugar. Adara se estaba desangrando, uno de los hombres al verla sintió lástima por la jovencita, y para protegerla de la muerte le propuso al cabecilla del grupo vender a la muchacha esa madrugada a unos piratas.

El jefe lo pensó por un momento, concluyó que sería una buena idea. Si la mandaban lejos nadie la encontraría y le darían por muerta, además obtendrían un beneficio económico, mataban dos pájaros de un tiro. Se dirigieron rápidamente a un puerto secreto, negociaron rápidamente con un viejo pirata, que al verla le recordó a su hija que unos meses antes murió en altamar por una extraña enfermedad, prácticamente se sacaron la lotería, una esclava joven se vendía a mayor precio que una adulta, pero lo máximo que pagarían por ella normalmente serían diez monedas de oro, pero el pirata les dio veinte, y con eso ellos podían vivir tranquilamente por varios meses.

El anciano, tomó en sus brazos a la joven Adara y le subió al ‘Gran Cascabel’ el barco que iría rumbo a Belfast al norte de Irlanda para luego adentrarse mar adentro y llegar al caribe, una tierra hermosa que recientemente los españoles descubrieron, y consiguieron riquezas inimaginables.

En el barco estaba una mujer de unos treinta años aproximadamente, llevando sábanas a una habitación, la mujer que cojeaba por un dolor de espalda baja, al verlo con la doncella quedó pasmada, no entendía que sucedía, asentó lo que llevaba a un lado.

__ Es una acompañante, han venido a venderla. Trátala bien hasta que despierte, tiene fiebre y ha perdido sangre. También cura sus heridas y cámbiale de vestido, con ese llamaría mucho la atención.

__ Está bien Jacobs, asiéntala con cuidado. ¿Estás seguro que no te traerá problemas?

__ No si partimos en este momento, dudo que fuera alguien importante, sino porque estaría en ese estado.

La mujer asintió mientras el viejo salió de ahí, ella cuidó de la jovencita como si fuera su madre.

El ‘Gran Cascabel’ levantó el ancla y partió dejando atrás Inglaterra, a bordo habían al menos treinta hombres, todos con el mismo objetivo, hacerse ricos, además viajaban las dos mujeres, Clare, y la menor, Adara.

¿Qué pasaría con la familia de Adara? ¿Qué pasaría con Basil? Dos interrogantes que pronto descubriremos.

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