Capítulo IV - Inesperado

[Un nuevo comienzo]

Marlen despertó pero no pudo pronunciar una palabra, la noticia le convirtió en un alma vagante. Ella permaneció en silencio por varios días, Lucilda estuvo al pendiente de ella todo el tiempo, la duquesa que antes había sido una dama preocupada por su aspecto, ahora ni siquiera se lavaba la cara por iniciativa propia.

Adara había llorado cada noche, perdió también el apetito y el sueño, en sus adentros pensaba una y otra vez porque la gente mala triunfaba, y aquellos que deseaban tener una larga vida para hacer el bien morían antes. Aunque Trista había estado con ella para consolarle, el corazón de una hija no se podía reponer ante una pérdida tan grande.

El asesinato también llegó a oídos del rey, Azriel no podía creerlo, uno de sus mejores guerreros y gran amigo murió sin más, enseguida mandó a hacer investigaciones y miles de cuestionamientos surgieron en su mente.

A la siguiente semana el cuerpo de Sewt llegó a la capital. El rey ordenó por decreto cinco días de luto en todo el reino británico y se hizo un homenaje para el duque de Edimburgo antes de sepultarlo en el cementerio real, donde yacían cuerpos de reyes y héroes.

Marlen y Adara estuvieron presentes, la esposa del duque mantuvo su vista en el piso y no pronunció palabra, solo se vieron rodar lágrimas por sus mejillas, lágrimas de dolor e impotencia. Recibieron las condolencias de todos los aristócratas del reino,  Adara era quien agradecía a los nobles quienes se acercaban a expresarles su pesar.

Basil como de costumbre observaba de lejos todo, se sentía triste por la hija del duque, en su interior solo quería correr a abrazar a Adara y decirle que todo estaría bien, sentía deseo de consolarla, mencionar incluso que él mismo se encargaría de encontrar al asesino, pero se contuvo pues eso daría mucho de que hablar y no quería que surgieran comentarios, menos en una situación tan funesta, hacer eso solo sería razón para desprestigiar el honor de la hija del duque.

Luego del funeral, Basil ordenó a los soldados de su confianza que escolten a la viuda y a su hija hasta la mansión ducal, quienes no pronunciaron palabra durante todo el trayecto, pero tomadas de la mano y con miradas llenas de dolor se consolaban.

Ciertos nobles que desde siempre se opusieron a las ideas del duque se sentían molestos, pues que una persona sea enterrada en el palacio le daba prestigio a su familia, y se comenzaron rumores que se esparcieron rápidamente, se decía que el duque era parte del grupo traidor y que probablemente lo mataron para esconder sus planes, claro que el rey no creyó ni una palabra, pero el pueblo comenzó a dudar, y las personas afectadas eran Marlen y Adara.

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Todo lo que sucedió era confuso, no había una explicación clara para ninguna de las interrogantes. El único informe que recibió el rey Azriel de la frontera era una carta escrita por Sewt en la que detallaba que ya habían ubicado al traidor, era normal que no haya escrito más, ya que la misión era secreta.

Según la carta Sewt llegaría con el traidor para realizar una ejecución pública, pero al parecer este de alguna manera se llegó a enterar de los planes del duque, y lo asesinó antes de ser atrapado. Eso solo daba una pista, el traidor era alguien cercano a la realeza, no cualquiera tenía acceso a esa información.

Cientos de soldados fueron enviados por el rey Azriel para realizar una búsqueda exhaustiva de los culpables del hecho, sin embargo después de una ardua investigación no se encontró a nadie que haya sido testigo del hecho, todo estaba meticulosamente planeado, incluso el médico que atendió al duque antes de su muerte y quién dio aviso al mensajero también fue asesinado. De aquella misión no quedó ni un sobreviviente.

Así pasaron seis meses, meses llenos de incertidumbre, sin ninguna noticia del asesino del duque, el rey había decidido que sería mejor esperar que el traidor cometa algún error, pues su finalidad era quitarle el poder al rey, el asesinato del duque solo fue un paso hacia su objetivo.

En cuanto a la casa ducal, Adara se encargó de todo desde la muerte de su padre, a su corta edad tomó grandes responsabilidades, su madre no pronunciaba palabra y lloraba de repente, no estaba en condiciones de realizar sus obligaciones como duquesa. Con ayuda del mayordomo, un contador y personas enviadas por el rey Azriel, Adara hizo todo lo necesario para no descuidar las funciones políticas del duque.

La joven Trista se convirtió en alguien especial para Marlen, estaba próxima a cumplir trece años, y se había convertido prácticamente en una hija, no se despegaba de ella, le ayudaba con el baño, a vestirse, y le leía libros, Adara estaba muy agradecida de tenerla, pues así ella se hacía cargo de la casa ducal sin preocuparse de dejar sola a su madre.

[Encuentro en el lugar secreto]

Adara salía a cabalgar casi todas las tardes, solía ir a una pradera alejada, donde tan solo unos meses antes iba con sus padres, en las faldas de la montaña había un río de aguas cristalinas, pocas personas conocían el lugar ya que este fue descubierto por el rey y el duque en su juventud, se convirtió en un secreto de las dos familias.

Aquel día llegó al río, dio de beber al caballo y se quitó la ropa para nadar, las frías aguas de alguna manera la relajaban, le hacían olvidar todo y aclaraban su mente.

Se encontraba nadando tranquilamente, cuando escuchó una voz masculina, intentó salir rápidamente del río, pero ya era tarde, tenía al príncipe Basil enfrente. Él no se había percatado de su presencia, estaba buscando al dueño del caballo que encontró amarrado en un árbol a orillas del río, amarró al suyo también y comenzó a observar alrededor en busca de alguna persona.

- Que bello ejemplar\, no deberías estar solo en este lugar ¿Dónde está tu amo?... ¡Vaya\, vaya! Que extraño\, no sabía que más personas venían a este lago. - Basil tenía desabotonada la camisa\, y el pecho descubierto\, había ido al lugar para tomar un baño refrescante\, pero el pensar que había alguien por ahí y le vería desnudo no le hizo mucha gracia\, así que decidió esperar junto a los caballos un momento.

Adara no sabía como salir del lugar, no tenía puesta su ropa, observaba escondida al príncipe entre unos arbustos  mientras este le hablaba a su caballo. Si tan solo el príncipe se fuera de ahí por un par de minutos, sería tiempo suficiente para que ella corriera en busca de su vestido. Pero el príncipe Basil se sentó junto a su caballo y espero a que alguien venga por el animal.

- Maldita sea\, no puede ser. - Murmulló Adara\, una mala idea pues fue suficiente para que el príncipe desvainara su espada y fuera en busca de la persona a la que se le había escapado tal maldición.

- ¿Quién anda ahí?. Soy Basil\, el príncipe heredero de Inglaterra\, no he venido con malas intenciones\, salid de donde estéis\, no os haré daño.

Adara se asustó al escucharle y con un tono más alto le dijo a Basil. - ¿Cómo no voy a temer? Si su majestad tiene su espada en mano.

Basil se percató de unas cuantas huellas de pies descalzos sobre la arena, que se dirigían hacia el río, la voz que escuchó era de una mujer. ¿Qué demonios hacía una mujer ahí? Se preguntó en sus adentros. Envainó su espada nuevamente, sin quitar la mano del mango, y se acercó un poco más. Adara tímidamente se dejó ver, tenía sus manos cubriendo sus pechos, se notaba claramente que no traía ropa encima. Basil no lo podía creer, otra vez se encontraba con esta mujer, y esta vez estaba desnuda frente a él, acaso se estaba volviendo loco y estaba teniendo alucinaciones.

- Señorita Adara ¿Qué hace aquí y sin… ? Bueno usted comprende.

- Si su majestad fuera cortés\, me ayudaría a salir. - Adara no se dio cuenta de la desfachatez que acababa de decir\, como el hombre le ayudaría a salir si no tenía la ropa puesta\, si salía vería todo\, pero Adara no soportaba más la tensión\, nada le importó\, decidió salir rápidamente\, seguro el aclamado hombre que tenía en frente conocía bien el cuerpo de una mujer\, seguramente exploró muchas curvas femeninas antes.

- ¿Cómo podría yo…? - Adara salió sin más\, no quería estar ahí ni un segundo más. Pensó que caminaría rápidamente para que Basil no vea demasiado\, sin embargo al salir resbaló y avanzó a tomar el brazo del príncipe.

¡Dos veces! dos veces que resbalaba frente a él, y esta vez en una situación aun más comprometedora ¿Acaso esta situación era una mala jugada del destino?

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