MEMORIES.

Ni bien amaneció ella salió como una loca,  con los ojos rojos e hinchados, se aproximó a tomar el ascensor, tras lárgos minutos de agonía ya estaba en el primer nivel.

Cuando estaba saliendo se encontró con Jeicob en la entrada principal, aún llevaba la ropa de hospital y se veía muy lamentable.

-Preciosa ¿Qué haces afuera? está haciendo mucho frio, -dijo él muy angustiado mientras se quitaba el abrigo y la

cubría-.

-Jeicob, hola, no quiero estar ni un minuto más en este lugar, me voy. –Dijo ella intentando no llorar-.

-¿Preciosa que te pasó?, tienes los ojos rojos e hinchados, -exclamó el mientras tocaba su suave y delicado rostro-.

-No es nada, solo que no pude dormir bien. –Contestó ella muy nerviosa, mientras se dirigía a la pista-.

-Preciosa, espera, te llevo, -dijo el mientras corría tras ella-.

De pronto ella se detuvo en seco, giró sobre sus talones y explotó en lágrimas, no podía soportar por más tiempo

el dolor punzante en su corazón, el al ver eso no se resistió y la abrazó con fuerza.

-Preciosa, no llores, todo estará  bien, -dijo el mientras besaba su cabeza-.

Él se tragó su curiosidad por saber las causas de sus lágrimas, solo quería ser un pañuelo de para ella, sin hacer preguntas. De pronto alguien se acercó con pasos lentos y seguros dando aplausos.

-Qué bonita escena, derrochando su amor en público, ¿Por qué no se van a un hotel?, -dijo él son una sonrisa

sarcástica, consumido por los celos-.

Hannat se soltó a velocidad, y con los ojos llorosos volteó a ver.

…………

-¿Estás loco?, -dijo ella con asombro-.

-Sí que eres una joyita, ¿Jeicob ya sabe con todos los hombres que te acostaste?, ¿o le vas a engañar como lo

hiciste conmigo?, -Dijo el entre dientes, consumido por el odio-.

-¡Emil Ferrer! ,-gritó Jeicob muy furioso-.

No se aguantó más y le dio un puñete en la cara, Emil se mordió el labio inferior, degusto el sabor de su sangre

y empezó a reír como un demente, Hannat solo lloraba amargamente, la voz se le había ido tras escuchar sus crueles palabras.

-¡No te metas con ella!, ¡te voy a matar como un perro, si te veo junto a ella!, tus palabras son vómito, eres

un imbécil por no creerla, -Dijo el muy molesto, mientras sostenía lo sostenía del cuello-.

Pronto él cargó a Hannat entre sus brazos y la llevó a su coche, encendió motores y se fue muy a prisa, mientras que Emil se quedó parado como un completo idiota perdido en sus pensamientos.

Al cabo de 30 minutos habían llegado, Hannat estaba muy sorprendida por el lugar.

-Jeicob, ¿Qué hacemos en el cementerio?, -dijo ella mientras secaba sus lágrimas-.

-Perdón preciosa, mi corazón me trajo aquí, tenía planeado presentarte a mis padres después de recogerte, -dijo el mientras abría la puerta-.

-No lo entiendo, -dijo ella muy confundida-.

Jeicob dejó escapar un profundo suspiro y dijo.

-Mis padres yacen aquí, ambos murieron cuando yo tenía 10 años de edad, el avión  en el que estaban tuvo una falla y se estrelló.

Hannat estaba conmocionada, tras oír esa triste historia que de pronto lo abrazó.

-Cuanto lo siento, si que debiste sufrir mucho.

-Ya pasó crecí con unos cálidos abuelos, que me llenaron de mucho amor, -dijo el mientras acariciaba sus cabellos-.

Pronto Hannat se detuvo, retrocedió un poco y lo tomó de la mano. -Dijo ella con una gran sonrisa-.

-Gracias por hacerme tu amiga y contarme algo tan importante.

El solo sonrió, esas palabras amigo le sonaban incómodos, el añoraba con todo su corazón ser más que eso.

Jeicob se dirigió a la maletera de su auto y sacó un precioso ramo de flores, pronto se dirigieron a la tumba de sus padres y una ves ahí el la presentó.

-Mamá, papá hola, ¿Me extrañaron?, no creo tanto como yo, esta ves vine con alguien especial, -dijo el mientras colocaba el ramo de rosas-.

Hannat se quedó contemplando las fotografías, pues sus padres eran muy guapos y elegantes.

-Hola Señores de Salamaca, es un honor conocerlos, déjenme decirles que tienen un hijo muy bueno, me ha ayudado mucho, -dijo ella mientras acariciaba sus fotografías.-.

-Gracias por acompañarme, -dijo el mientras sostenía su mano-.

-Descuida, es un honor, bueno los dejo solos mientras voy viendo el lugar.

Jeicob solo asintió con la cabeza, pronto ella se retiró, estaba divisando el lugar cuando de pronto algo llamó su atención, a 10 pasos del lugar una fotografía la dejó sin alma, era su papá, claramente se leía el nombre de Luis Santiago del Prado, al ver eso ella se tumbó al piso temblando.

-Imposible, -dijo ella entre lágrimas tomándose del cabello-.

Ella estaba enloqueciendo, de pronto fuertes dolores de cabeza la hicieron gritar de dolor, el dolor era tan insoportable que se estaba revolcando en el piso, Jeicob se apresuró a ir tras escuchar sus gritos desgarradores, ni bien llegó la tomó en sus brazos para evitar que ella siguiera golpeándose la cabeza.

-Cariño ¿Qué pasa?, -dijo el muy angustiado.

Ella se quedó llorando en silencio durante unos segundos, luego dijo.

-Lo recuerdo todo, yo maté a mi papá, -respondió ella ahogada por las lágrimas-.

-¿Que?, de que hablas, -dijo el muy confundido-.

-Mii papá no nos abandono, como yo creía, los recuerdos que me faltaban regresaron, tengo que hablar con mi mamá urgente, -dijo ella desesperada mientras se levantaba a prisa-.

-Espera, yo te llevo.

-Además soy sirenita, Emil tenía razón soy yo, -gritó ella muy fuerte, mientras que una pequeña sonrisa se dibujaba entre sus lágrimas-.

-¿Que?, -dijo el aún mas confundido-.

-Debo decirle, vamos rápido, ya, pero ya, vamos, -dijo ella muy impaciente, al borde de enloquecer-.

Ellos no imaginaban que Jadai los había escuchado, si que el destino era cruel al querer trenzar sus caminos, para su mala suerte ella estaba al otro extremo, vestida de negro con un gran arreglo floral para su hermana gemela, llamada Merliza, quién había fallecido por culpa de un salvavidas incompetente, al que odiaba con todo su ser, al escuchar eso se quedó en blanco, con los pies temblorosos, su mas grande miedo se estaba haciendo realidad.....

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