Ofensas.

Me encontraba sentado en el sofá de mi oficina, había evadido por completo mi interés por la presencia de Arisbeth el día de hoy; Había dejado a Eider en la escuela por la Mañana, el estaba muy emocionado, le dije que había encontrado un hogar para ambos, que se encontraba muy Serca de la mansión de sus abuelos y tendría una enorme piscina en la cual el podría jugar Siempre, ahora sólo había un problema, tenía que encargarme de cada detalle, la vida para mí era un poco complicada, intentaba que el tiempo me alcanzará para todo, para el trabajo, para Eider y para encargarme de los planes a futuro, como por ejemplo la casa, pero no tenía mucho tiempo para encargarme de la decoración, entonces pensé en la única persona que tenía demasiada paciencia para eso, la puerta de mi oficina sonó.

Aldair: Adelante.

Por esa puerta entro mi hermosa madre, su sonrisa me alegraba el día sin duda, yo me puse de pie inmediatamente y camine hacia ella para darle un beso en la frente.

Mía: Me dió gusto que me llamaras, eso es muy raro en ti.

Aldair: Espero no haber interrumpido nada.

Mía: Por su puesto que no, el tiempo es lo que más me sobra.

Aldair: Me da gusto escuchar eso, quiero pedirte un enorme favor, e comprado una hermosa mansión, justo a unos minutos de distancia de ustedes, entonces quería saber si podrías amueblarla por mi.

Mi madre sonrió, sin duda sabía que esa idea le agradaba demasiado.

Mía: Por su puesto Cariño.

Aldair: Gracias en verdad Madre.

Mía: Ahora es mi turno, quiero saber a qué se debió la pregunta que le hiciste a tu padre por el teléfono.

Yo sabía que mi padre no le ocultaba nada a mi madre, pero sin duda fui muy tonto al llamarle.

Aldair: Desde luego que no es nada madre, solo tuve curiosidad.

Mía: Mmm claro, lo que digas; Pero contestaré tu pregunta, tu padre simplemente lo supo, el amor así es, no lo esperas ni lo buscas, simplemente llega a ti y cuando es para ti, simplemente es para ti, no lo puedes impedir.

Yo me quedé pensativo por unos segundos, no sabía que decir, mi madre no se podía equivocar, llevaba casi 40 años con mi padre, y jamás se había separado.

Aldair: Bien gracias por aclararme madre.

Narra Mia.......

Sabía que a mi hijo algo le pasaba, pero era sin duda era tan cómo su padre que no se atrevía a decirlo.

Mia: Bien, iré de compras nos veremos luego.

Le di un beso en la mejilla y salí de la oficina, justo unos pasos después encontré a una hermosa Señorita, sus ojos eran particularmente conocidos para mí.

Arisbeth: Señora Maldonado?.

Mía: Por su puesto, eres Arisbeth Bernard.

Su ligero acento francés la delató, ella era la diseñadora exclusiva plus size de París Francia, yo había seguido su trabajo por un par de años y era sin duda de mi estilo.

Arisbeth: Dios, un placer conocerle, modelo principal de muchas marcas Australianas, eres inspiración.

Mia: Dios que linda muchachita, tu eres inspiración, tu trabajo es impresionante, debes visitarme.

Intercambiamos tarjetas y quedamos de vernos en mi mansión en un par de semanas, ahora entendía todo, a eso venía la pregunta de mi pequeño Aldair, se había enamorado de la pequeña Ari.

Mia: Nos veremos pronto querida.

Arisbeth: Claro, un gusto conocerla.

Narra Arisbeth.........

Ella se fue y yo camine unos pasos más hacia la oficina de Aldair, toqué la puerta y el de inmediato contestó.

Aldair: Estaba a punto de abrir la puerta y entrar en cuanto la secretaria me detuvo.

Secretaria: Te equivocaste de oficina, el jefe no recibe al menos que tengas previa cita.

Yo lo comprendí por un momento, pues aún no había dado mi presentación en frente de todos los empleados.

Arisbeth: Disculpa linda, soy una de las jefas del lugar.

Su sonrisa sarcástica desperté inmenso coraje en mi.

Secretaria: Claro y yo soy la esposa del jefe; Por dios, no puedes ser una de las jefas está es la empresa de la familia Maldonado.

Arisbeth: Para tu mala suerte es verdad, ahora soy una de las socias.

Enseguida se escuchó la noticia, se hizo un pequeño grupo de mujeres de las cuales hablaban de mi.

Secretaria: Por dios, ellos necesitan imagen.

Secretaria: Ya pensaste que esa gorda será una de las jefas.

Secretaria: Opacara a la empresa con su imagen.

Había trabajado por muchos años y por lo menos, en París, el hecho de ser gordita jamás me había privado de una oportunidad para trabajar, y mucho menos para ser jefa, al parecer las personas con mi tipo de figura aqui en Australia, eran muy mal vistas, pero era algo que no iba a dejar pasar.

Arisbeth: Les recomiendo que tomen su lugar ahora mismo y trabajen si no quieren ser despedidas.

Narra Aldair........

La puerta sonó, pero muy extraña mente nunca se abrió, me extrañaban los ruidos que habían afuera, en mi empresa jamás se armaban alborotos por ni un caso, normalmente el silencio reinaba en mi lugar, entonces la inquietud me hizo levantarme de mi asiento, camine hacia la puerta y la abrí, para descubrir un tremendo alboroto respecto a Arisbeth.

Aldair: Buenos días que sucede aquí.

Yo sabía perfectamente que mi frialdad asustaba a todos, los empleados tomaron sus lugares de inmediato y todo se calmó, pero la cara de molestia de Arisbeth, me hizo preocuparme.

Aldair: Sucede algo?.

Arisbeth: Por su puesto, jamás pensé que tú me empresa, fuese homofobica con las personas como yo.

Aldair: Ah que te refieres con eso? entremos para hablar por favor.

Yo le cedi el paso y entramos de inmediato para hablar lo ocurrido.

Aldair: Ahora sí, toma asiento, por favor dime.

Arisbeth: El día que me contrataste para ser una de las jefas de este lugar, no me dijiste que tus empleadas odiaban a las personas como yo, que no tuvieran una figura perfecta como las de ellas.

Aldair: Por que dices eso? que ha ocurrido?.

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