Salida de 3.

Narra Arisbeth......

Al salir al estacionamiento de la mansión, me encontré con Héctor Maldonado, el joven se encontraba bajando de su auto muy sonriente con el celular en la mano.

Héctor: Arisbeth, que sorpresa.

El colgó el teléfono y camino de inmediato a dirección mía, me dió un beso en la mejilla y me abrió la puerta de mi auto. Yo me quedé de pie y lo mire.

Arisbeth: La sorpresa es mia, no esperaba verte.

Héctor: Tienes algo que hacer? podemos tomar un café ahora?.

A mí no me apetesia tomar nada con el, pero en ese instante pude mirar que Aldair caminaba hacia nosotros.

Arisbeth: Claro, tengo un pequeño tiempo libre podemos tomar algo.

Héctor: Vallamos en mi auto.

El cerro la puerta de mi auto y en ese momento escuché la voz de Aldair dirigirse a él.

Aldair: Que sucede? estás molestando a la señorita Bernard.

Héctor: Primo, como crees, iremos a tomar algo.

El me miró de inmediato y pude ver su mirada obscura.

Aldair: Eso es verdad?.

Arisbeth: Así es? gusta acompañarnos señor Maldonado?.

La cara de Héctor demostró furia, sin duda el no quería que Aldair nos acompañara.

Héctor: Dudo que pueda, tiene que cuidar de su hijo.

Arisbeth: Claro es verdad, su esposa debe de estarlo esperando.

Aldair abrió la puerta del copiloto de su auto y me ofreció subir.

Aldair: Claro que puedo ir con ustedes, yo manejo.

Yo sonreí y me subí al auto, Héctor se enojo mucho y subió a la parte de atrás, Aldair manejo por un largo rato hasta un pequeño restaurante de la zona.

Al llegar al lugar, Aldair me ayudó a bajar, justo detrás mío, Héctor bajo, no podía ocultar su cara de enojo, pues Aldair arruinó sus planes por completo, yo tampoco soportaba mucho la idea de que Aldair estubiera con nosotros en lugar de preferir estar con su hijo y con su esposa, así que yo no me quedaría callada.

Aldair: Que les parece el lugar?.

Arisbeth: Para mi está bien.

Héctor: Yo planeaba algo diferente.

Aldair: Tu nunca estás contento con nada.

Héctor: Tu mucho menos, quieres que todo sea tan perfecto como tu, primo.

Aldair estaba a punto de contestarle una vez más, entonces yo intervine.

Arisbeth: Lo mejor no fue venir juntos, tal vez no debí venir, Aldair debió de quedarse con su esposa y con su hijo, y tú yo pudimos salir algún otro día.

La risa muy fuerte de Héctor, hizo voltear a todos los del restaurante, justo a nuestra mesa.

Héctor: Primo, le mentiste?. Le dijiste que tienes esposa?.

Yo aún no comprendía, la cara de Enojo de Aldair se hizo presente, ocasionando una enorme furia en la mesa.

Aldair: Jamás mentiría con algo de ese nivel.

Luego me miró y hablo.

Aldair: Crees que necesito una esposa para criar a un hijo, soy suficiente hombre.

Arisbeth: Nunca quise decir eso, perdona mi error, es solo que yo supuse.

La risa de Héctor continuaba sin parar.

Héctor: El ni si quiera es capaz de enamorar a una mujer, su orgullo no se lo permite.

De inmediato me puse de pie y los mire a ambos.

Arisbeth: Perdón si te ofendí Aldair, nunca fue mi intención ofender, y Héctor, yo creo que Aldair es un buen hombre, jamás e imaginado que el sea incapaz de enamorar a una mujer, lo creo más posible de ti, por tu inmadurez. Una disculpa y bonita tarde.

Tome mi bolsa y camine con mucha prisa hacia la salida, no pensaba soportar un segundo más sus peleas.

Narra Aldair.....

Me había sorprendido demasiado, ni una sola mujer antes se había enfrentado a la inmadurez de Héctor, ella lo había puesto por completo en su lugar, sin duda fue algo que Me fascinó de ella, sin importar que no fuésemos amigos ella me dio mi lugar delante de él como un buen hombre; Yo sabía que era un buen hombre no necesitaba que nadie me lo recordará, pero ese noble gesto de su parte me hizo sentir muy feliz por un momento, me puse de pie y miré Héctor una vez más, su cara de terror lo demostraba todo, deje un billete en la mesa y camine hacia la salida, la seguí, no podía permitir que se fuera de esa manera, no quería que pensara lo peor de mí.

Aldair: Espera....

Ella continúo caminando muy rápido hacia afuera, corrí un poco hacia ella y la alcanze, ella me miró, sus ojos estaban llenos de lágrimas, no entendía la que le pasaba, ella solo me abrazo, yo me quedé atónito en mi lugar, no sabía que hacer, ya no sabía cómo demostrarle Cariño a una mujer, ella paró de llorar y se alejo de mi, el único noble gesto que pude hacer fue ofrecerle mi pañuelo.

Aldair: Te sientes bien?.

Arisbeth: Lo, lo siento, no quiero causar molestias, debo irme.

Ella estiró la mano y le hizo la parada al taxi, yo no sabía lo que había ocurrido, solo me quedé de pie con el pañuelo en la mano, este aún estaba húmedo por sus lágrimas, entonces sentí coraje conmigo mismo, de nuevo yo la había echo enojar?.

Narra Arisbeth.......

Solo quería venir a Australia, para tener una vida diferente; Sentí que toda mi vida en París fue de verdad muy trágica, quería algo nuevo, quería amigos, amigas, personas que pasarán tiempo conmigo y me hicieran sentir feliz y tranquila, pero eso no estaba ocurriendo, yo no podía culpar a Héctor y menos a Aldair, simplemente era yo, no era feliz y mis palabras dañaban a los demás, sabía que había ofendido a Aldair Al decirle que tenía esposa, tal vez su esposa había muerto, tal vez solo era Papá soltero, eran cosas que a mí no me correspondían y lo había echado a perder por completo, no tendría cara para volverlo a ver.

Llegué a casa y me recosté, sabía que mi trabajo tenía que seguir, pero igual sabía que tenía que alejarme de los Maldonado, temía dañarlos con mi poca felicidad.

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