Danae.

Camine hacia la puerta y abrí, no era la hora ideal para visitas, pues casi era la hora de dormir, los empleados no se encontraban en casa y la seguridad no debía dejar pasar a nadie que no fuese conocido.

Abrí la puerta, un poco dudoso, pero lo que ví a continuación me dejó pasmado en mi lugar.

Danae: Hola Aldair.

Su cara era exactamente la misma que cuando se fue. Sus ojos estaban repletos de hipocresía e ilógica mente ella me había encontrado.

Aldair: Maldonado para ti, solo las personas que son parte de mi vida me pueden llamar por mi nombre.

Ella camino unos pasos hacia mi e intento tocar mi pecho, pero yo la evadí.

Danae: Tranquilo cariño, soy yo, Danae tu esposa.

Aldair: Te equivocas, yo no soy tu esposo y menos tu Cariño.

Tal vez ella imagino que al regresar todo sería exactamente como antes, pero las cosas no eran así, ella jamás se sintió lista para ser parte de mi vida y eso yo ya lo había entendido; Pero eso era lo que menos me preocupaba, pues justo de tras de nosotros en las escaleras, escuché la voz de mi pequeño Eider.

Eider: Papá Aldair.

La mirada de Danae de fijo de inmediato en el, y sonrió como si ver a mi peque le causará ternura.

Danae: Eider? Eres tú pequeño travieso.

Era más que lógico que Eider la recordaba, y al parecer no fue nada de su agrado, pues se sentó en uno de los escalones y escondió su rostro en el barandal.

Aldair: Cariño, regresa a la cama, ahora estaré ahí.

Danae: Podría pasar? quiero verlo y tal vez abrazarlo si el me lo permite.

Aldair: Por su puesto que no, es mejor que te vallas ahora mismo.

Ella me miró sorprendida ante la frialdad de mi voz.

Danae: Que pasa contigo, en que te has convertido?.

Aldair: Ante la gente que no me interesa en lo mínimo, puedo ser lo peor, vete, o llamaré a seguridad.

Ella se quedó anonadada, y yo la mire con unos ojos llenos de furia.

Danae: No puedes quitarme el derecho de ver a Eider, yo regresare y será con una orden.

Aldair: Lo siento, pero ante mi jamás ganarás.

Cerré con fuerza la puerta de la casa y subi de inmediato para cargar en mis brazos a mi pequeño, que ante las palabras de Dana, se había quedado muy asustado.

Eider: Papá, ella me llevará?.

Aldair: Jamás hijo, tendría que matarme antes para poder hacerlo posible.

El se acurrucó en mi pecho y camine con el para recostarnos en la cama, estaba lleno de furia, pero me sentía pleno al estar a su lado.

Mi cabeza pensaba en demásiadas cosas, pero sin duda lo primero era Arisbeth, mi pecho se contraía, pues sentía que de alguna manera me oculto algunas cosas, pero quién diablos era yo para juzgarla? si apenas habíamos intercambiado un par de llamadas en el tiempo en el que ella se había ido. Sin darme cuenta la Mañana llegó, lo primero que hice fue mirar hacia un lado, Eider no estaba y mi corazón se acelero, temía que el se hubiera ido para siempre, así que corri hacia abajo, lo primero que mire fue a él justo en frente de ella, los dos platicaban muy cómodamente y reían al mismo tiempo.

Arisbeth: Buenos días.

Ella se miraba en realidad reluciente, sus hermosos ojos estaban llenos de luz, y su sonrisa solo me hizo devolverle una de vuelta.

Aldair: Buenos días.

Eider: Papi, la Señora bonita vino a verte, yo la deje pasar.

Aldair: Si veo mi pequeño, ve y toma una ducha, tu nana te ayudará a ponerte el uniforme.

Eider corrio escaleras arriba y yo caí en cuenta que aún me encontraba en pijama.

Aldair: Discúlpame las fachas, pero no sabía que vendrías.

Ella se puso de pie y camino con mucha sensualidad hacia mi.

Arisbeth: Necesito hablar contigo.

Yo sentí un poco de nervios ante sus palabras y su cercanía, pero por su puesto que no lo demostré.

Aldair: De que quieres hablar?.

Arisbeth: Prefiero que sea a solas.

Mire a mi alrededor y caí en cuenta que todos los empleados se encontraban haciendo su trabajo.

Aldair: Que se retiren porfavor.

Todos salieron de la sala, dejándonos a ella y a mi solos.

Aldair: Te escucho.

Ella tomó asiento nuevamente y yo camine hacia el minibar para servir una copa, sabía que era demasiado temprano para beber, pero sabía que lo que ella diría necesitaria ser escuchado con una copa.

Arisbeth: Primero que nada, quiero disculparme por lo de anoche, se que no te debo nada, pero yo quiero explicarlo.

No tenía que decir nada ante sus palabras, ella se había respondido por si sola.

Arisbeth: Disculpa por no venir a noche, pero era demasiado tarde para una visita y no lo creí conveniente, quiero que sepas que Arthur no es mi esposo, si lo fue, pero eso fue algo que acabo antes de venir a vivir a Australia. No sé que pretende el viniendo hasta aquí, puesto que conmigo no tiene ni una oportunidad, se que esas son cosas de las que nunca hablo, pero el evidentemente aún confunde las cosas, yo le e puesto un alto pero no quiero que pienses que te menti, es solo que el..... me hizo sufrir, y son cosas que aún me duelen, tal vez tú no lo sepas, pero yo no puedo ser madre, el había tenido un amorío antes que yo, del cual tubo un pequeño hijo, pero el lo abandonó, por pensar que podía estar a mi lado, lo peor no fue eso, si no que me lo ocultó, el era mi mejor amigo e igual mi esposo, pero lo arruino todo y las cosas terminaron, ahora sabes muchas cosas de mi vida, y no necesito tu compasión......

No pude seguir escuchándola, solo camine rápidamente hacia ella y la bese, su boca se conectó con la mía y al instante me correspondío, unos segundos después nos alejamos uno del otro y nos miramos fijamente, pero la voz de ella se hizo escuchar de tras nuestro......

Danae: Con ella pretendes reemplazarme Cariño.

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