Um Filho De Presente Para O CEO

Warren sale de la mansión donde vive mi abuela con muchas preguntas, ¿por qué la duda está surgiendo en mí ahora? Tal vez sea porque todos mis amigos están casados y con hijos ahora, incluso Sean y Barbara, quienes decían que no querían hijos, están "embarazados".

O tal vez solo sea esa chica que está poniendo cosas en mi cabeza. También está el hecho de que ya tengo más de treinta y cinco años, me faltan poco para los cuarenta. Pero antes estaba bien sin la idea de tener hijos, y por ahora, sin relaciones serias y monógamas.

- ¿Tu mal humor tiene que ver con los planes frustrados de ayer, doctor? - pregunta el agente Hunter, de manera bromista. Ayer el ex prisionero que transportaríamos intentó escapar y recibió ayuda. Fue una operación jodida y perdí porque tuve que llevar a esa chica que está entrando como un huracán en mi vida hasta el lugar miserable que ella llama hogar.

- Si no tienes nada que hacer, busca un circo - digo y levanto la cara encontrándolo a él y a la agente Sheffield riéndose de mí, sin importarles mi grosería, entran. La agente tiene una taza de café extra en las manos y me la entrega cuando se detiene a mi lado.

- Tan amargo como tu vida - dice ella y yo revuelvo los ojos, especialmente cuando Hunter se ríe.

- Ustedes son idiotas - los insulto, dando sorbos a mi café que realmente está como me gusta, fuerte y amargo - reúnan al equipo, tendremos una actividad en el campo.

- ¿Alguna vez han pensado en hacer algo más? - pregunta Hunter ahora sin la sonrisa de antes - mierda, arrestamos a esos hijos de puta y en menos de un mes el desgraciado está libre burlándose de nosotros.

Dice con rabia y yo miro a Sheffield que suspira y me cuenta que uno de los mayores traficantes que hemos arrestado en las últimas semanas está libre. A veces me pregunto si vale la pena arriesgar nuestras vidas sabiendo que muchas veces la justicia falla. Pero al mismo tiempo recuerdo que hay padres y madres honorables que merecen ser protegidos.

- Quien deja en libertad a los que hemos arrestado es tu amigo - dice Sheffield y frunzo el ceño pretendiendo ser inocente, ni siquiera la gente de la comisaría, mi equipo, sabe que somos amigos como hermanos.

- Vayan a trabajar, no ganan dinero para pasar el día chismeando - digo y Hunter es el único que sale, mi compañera de trabajo y jodida se queda, la miro de arriba abajo mientras termino mi café, la maldita sonríe de forma maliciosa y se dirige hacia la puerta para cerrarla - no - la detengo - encuéntrame en el hotel a las siete.

- Estás distante - dice apoyándose en la puerta.

- Problemas, Kate - advierto y ella asiente - trabajaremos más tarde, nos veremos.

El trabajo es lo único que me queda, el trabajo en una comisaría nunca se detiene, ya sea en el campo haciendo misiones o en el despacho ocupándome de la parte burocrática, eso lo dejo en su mayoría para el segundo comisario.

Mi celular suena y noto que es Dylan, lo pienso dos veces antes de contestar, después de todo, la última vez que le contesté me metí en un buen lío. Con mis amigos siempre es así, siempre debo estar preparado para algo, y no siempre es algo bueno.

- Es sábado, Dylan, ¿puedo disfrutar de mi fin de semana? - pregunto en cuanto contesto su llamada, el desgraciado se ríe.

- Sí, es sábado, pero apuesto a que estás trabajando - dice y yo revuelvo los ojos - ven a almorzar a mi casa.

- ¿Y desde cuándo mandas tú en mí, maldito? - exclamo - ¿no supuestamente debías seguir de viaje?

- Regresamos ayer mismo, como si pudiéramos quedarnos de viaje mientras mi "mariquita" pelea en la escuela - casi revuelvo los ojos - ¿sabes quién diablos es la princesa Diana?

- No, ¿por qué? - miento sin pudor alguno, sí, todavía no he contado a mis amigos que la antigua limpiadora de la escuela de Flora ahora está en la mansión de mi abuela en un empleo inventado por ella a última hora.

- Mi "mariquita" está preocupada, dice que la última vez que la vio, ella estaba triste - comenta.

Soy la empleada de limpieza de la escuela, ¿ya lo olvidaste? Es increíble que él haya olvidado una situación que ocurrió en menos de veinticuatro horas. Aunque, bien pensado, yo también lo habría olvidado si no la hubiera visto hoy con uno de sus jeans viejos pero completamente ajustados, dejando evidente su muslo grueso y su trasero redondito... qué mierda.

- Ah, no me dijiste que su nombre era Diana, solo mencionaste a Taylor - dice mi mejor amigo, y a veces tengo ganas de ahogarlo en una piscina de soda cáustica líquida.

- No importa, no voy a almorzar contigo, tengo otros compromisos - advierto al ver a la agente Sheffield entrar en mi oficina, luego cuelgo la llamada.

Ya había olvidado, por el momento, a la dulce niña que está cuidando a mi abuela, pero con la mención de su nombre vuelve a penetrar mis pensamientos de manera insistente, y ahora ni siquiera la idea de tener un encuentro sexual caliente con mi agente me parece tan emocionante.