Después de haber sufrido a manos de su padre, Cyra cayó bajo los engaños del dios Daotan, lastimando a miles de inocentes, pero sobre todo, lastimando a las únicas personas que en verdad la amaban y que ella amaba, ahora el dios Kaayo le dio una nueva oportunidad, pero ¿Qué pasa si Cyra no puede dejar atrás su pasado?
Cyra se siente indigna de esa segunda oportunidad, pero nuevas personas en su vida le harán ver que la única manera de vencer a aquellos que le hicieron tanto daño es ser feliz.
Esta historia está relacionada con la tetralogía de los 4 Guerrero de los Elementos, la cual está compuesta por:
1. El Guerrero de la Tierra
2. La Guerrera del Aire
3. La Guerrera del Agua y
4. El Guerrero del Fuego
Todas estas historias ya se encuentran terminadas y disponibles en la aplicación, si aún no las han leído, los invito a buscarlas en mi perfil.
NovelToon tiene autorización de Maria Guadalupe Vazquez para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
Capítulo 9
El tan esperado día sábado llegó, y César fue a buscar a Cyra a su casa, al llegar a la entrada, el joven detuvo su moto, dispuesto a bajarse a tocar la puerta, pero antes de poder hacerlo, esta se abre y Cyra sale corriendo hacia él.
- Ya estoy lista – le dice Cyra.
- Bueno, en ese caso, sube – le dice César mientras le pasa un caso, y una vez con la chica se ha acomodado detrás de él, César arranca la moto.
El camino duró aproximadamente una hora y media, y eso que César no era un conductor especialmente lento, ambos abandonaron la ciudad hasta llegar a un pequeño pueblo que había cerca de la ciudad en donde vivían, en el cual había una feria.
- El ambiente es mejor de noche, pero aun así hay muchas cosas que podemos hacer durante el día – le dice César a Cyra, mientras la toma de la mano, y la lleva por distintos puestos, desde juegos, hasta puestos de comida y tiendas de recuerdos.
Los dos se la pasaron muy bien ese día. Entre juegos y risas, Cyra olvidó todos sus problemas y César pudo notar lo importante que la chica a su lado se estaba haciendo para él.
La pareja paso todo el día de puesto en puesto, divirtiéndose, jugándose bromas entre ellos, conociéndose mejor, y solo regresaron porque ya se estaba haciendo muy tarde y la chica les había prometido a sus padres volver antes de las 12 am.
- Me divertí mucho, gracias por llevarme allí – le dice Cyra con una sonrisa y guiada por un instinto desconocido, le da un rápido beso en la mejilla a César, para luego entrar corriendo a su casa, y por la ventana ve la moto de César irse.
- ¿Debo de tener unas palabras con ese chico? – le dice Raúl a su hija, a lo que Cyra se sobresalta al no haberse percatado de la presencia de su padre.
- Papi, me espantaste – le dice Cyra a su padre.
- No era mi intención, mi pequeña, pero tal vez te hubieras dado cuenta de que estaba aquí, si no hubieras estado suspirando por César – le dice Raúl.
- Yo no estaba suspirando por nadie – le dice Cyra.
- Si tú lo dices, hija, yo te creo, ahora a dormir, que es tarde – le dice Raúl y ambos suben las escaleras juntos – Ah, y Cyra, ese chico me agrada – le dice Raúl antes de entrar a su habitación, a lo que Cyra solo sonríe y entra en la suya.
Una vez en su habitación Cyra se prepara para dormir, se asea y se coloca su pijama, y una vez lista, toma unas telas de debajo de su cama y con una de ellas se amordaza, con las otras dos se amarra las manos una con la otra, también se pone unos guantes gruesos para evitar arañarse, y ya que se asegura de que no puede soltarse, se recuesta para dormir, aunque lo último que desea es hacerlo, porque sabe que solo tendrá pesadillas.
Mientras Cyra se preparaba para dormir, César llegó a su casa, en donde André lo esperaba despierto.
- Y ¿cómo te fue Romeo? – le pregunta André a César, a lo que este solo voltea los ojos.
- Bien, nos divertimos juntos – le contesta César a su amigo y se deja caer junto a él en el sillón.
- Eso era obvio, ustedes tienen una química increíble, bueno, ya que llegaste, me voy a dormir – le dice André, quien se levanta y se va rumbo a su habitación.
- Ya no tienes que esperarme despierto – le dice César a su amigo.
- Lo sé, pero las viejas costumbres tardan en irse – le dice André.
Ante las palabras de su amigo César no puede evitar sentirse un poco culpable, y es que cuando el padre de André lo acogió, César a veces se iba y cuando no volvía era porque algo le había pasado, ya sea que se había metido en una pelea, o estaba detenido, así que tanto André como su padre habían tomado la costumbre de irse a dormir hasta que César regresará, para así estar listos para irse en caso de ser necesario, costumbre que André aún conserva a pesar de haber ya pasado años de eso.
César no tarda mucho en irse a la cama, ya que estaba exhausto, puesto que Cyra y él habían caminado mucho el día de hoy, y al meterse a la cama, las palabras que le dijo su amigo el día que este conoció a Cyra volvieron a él, y a una parte de él le dolía tener que darle la razón, y es que en este segunda salida César se había dado cuenta de que lo que sentía pro Cyra, no era solo amistad, la chica le gustaba, se sentía atraído por ella, como nunca antes se había sentido atraído por otra chica, y aunque eso significaba tener que darle la razón a su amigo, él conquistaría a Cyra.