Gracias A Mi Lobo

Hace 8 años. Último año de secundaria.

Habían pasado unos días desde lo ocurrido en el pub, intente hablar con Orión a solas, pero fue imposible y a pesar de que tanto Gaby como Nico me decían lo enamorado que el estaba de mi, sus acciones me decían otra cosa.

Ese día teníamos clases de herbología, nuevamente haríamos grupos de a tres y por suerte este sería el último día que estaríamos con prácticas, ya que después era todo teórico.

Necesito que la señorita Rosier salga por favor- la voz del director nos sorprendió a todos. Levante mi mirada a el y vi que en sus ojos había una pizca de tristeza.

Deje la mesa donde estaba trabajando con Nico y con Gaby y me dirigí hacia la puerta bajo la atenta mirada y susurros de todos, sentí una mirada de preocupación que me daba directamente en mi nuca, sabía perfectamente de quien era, pero evite voltear a verlo y pase por la puerta.

Afuera del salón, estaba el director acompañado de un señor qué reconocía muy bien, era el mentor de mi hermano mayor, Tony, quien se desempeñaba como policía en la división de artículos de magia negra. Por un segundo mi corazón de paro, mi mente comenzó a darme todos los malos pronósticos que se me pudieron ocurrir.

Ana lamentó sacarte de las clases de esta manera, pero tengo malas noticias, en una redada llevada a cabo en la madrugada en España, nos encontramos con un grupo de magos negros que usaron artefactos oscuros en cuanto ingresamos- lo escuchaba a lo lejos siendo que lo tenía frente a mí, sentía que las manos me sudaban y los ojos me picaban -lamento informarte que Thomas Rosier falleció en servicio- mis piernas flaquearon y un grito qué luego entendí que salió de mi garganta se escuchó en el corredor.

Caí de rodillas al suelo, llorando sin poder detenerme. mi hermano, Mi único familiar, había muerto "volveré antes de que notes mi ausencia, tontita" esas palabras dichas en aquella carta que había recibido hace 5 días eran una maldita promesa vacía. Sentía como la puerta del salón se abría y dos pares de brazos me rodeaban, sentí que alguien me ponía de pie y me alejaba de todo, pero el llanto me estaba complicando el ingreso del aire, era un ataque de pánico, ya lo había tenido cuando fallecieron mis padres y ahora otra vez lo estaba sintiendo. Quería morirme, estaba sola en el mundo, ya no habría nadie esperándome en casa al llegar de las vacaciones.

Reconocí el árbol donde pasaba gran parte del día leyendo tranquilamente durante las horas libres, me ayudaron a sentarme y llore, llore como nunca antes había llorado o quizás si lo había hecho, pero ahora me dolía aún más. mi hermano era solamente diez años más grande que yo, ni bien salió de Panther se había hecho policía y había conseguido hace cinco años que lo pasaran a la división de objetos oscuros, decía que amaba develar los secretos de la magia negra y ahora estaba muerto, me había dejado sola.

no se cuanto tiempo pasó desde que me senté aquí, solamente se que el calor del sol se terminó y dio paso al frío de la noche, tenía mis brazos alrededor de mis rodillas y mi cabeza escondida en mis piernas, pero sabía que no estaba sola, porque alguien me había cubierto con una manta.

Sentía un dolor en el cuello quizás por la postura en la que estaba, el cuerpo me empezaba a pesar demasiado y los párpados se me iban cerrando, no quería dormirme y juro que hacía todo lo posible por no hacerlo, pero al final Morfeo me venció y me entregue a sus brazos.

Desperté gritando durante la madrugada, unos fuertes brazos me rodearon acariciando mi cabello para que me calmara, en la oscuridad de la noche no podía ver bien quién era, pero su voz la reconocería a la legua. Estaba en la habitación de Orión más precisamente en su cama, y él me abrazaba como si intentará mantener todas las piezas unidas.

¿Qué hago aquí?- le pregunte susurrando, porque sabía que compartía pieza con Theo.

Te dormiste bajo el árbol y te traje a descansar aquí, hable con el director para permitirlo- me dijo suavemente mientras seguía acariciándome -lamento lo de tu hermano-

Yo... yo- no podía ni siquiera hablar, otra vez sentía un nudo en mi garganta.

Tranquila, tienes que descansar, los profesores te darán cinco días de reposo y en unas horas tenemos que ir al funeral- me dijo levantando mi cara y mirándome fijamente a los ojos -no estás sola, estaré contigo en todo momento-

Siguió acariciando mi cabeza y espalda mientras me volvía a dormir. Los días siguientes ni siquiera sé que ocurrió, el director junto con mis amigos me acompañaron durante el funeral y la ida a mi casa para recibir las pertenencias de mi hermano. Luego volvimos todos juntos al colegio, pero siendo sincera era un muerto viviente caminando por el lugar.

Fiel a su promesa, Orión estuvo en todo momento conmigo, desde las comidas, donde me obligaba a comer más de lo que mi estómago podía soportar, hasta en la cama, donde me abrazaba mientras tenía las más horribles pesadillas.

Tarde casi un mes en poder volver a la rutina de los estudios y las clases, pasaba mucho tiempo en la biblioteca estudiando, ya que de esa manera conseguía olvidarme, al menos por momentos, del dolor que sentía. Orión fue un apoyo sumamente increíble, más cuando me obligaba a salir los sábados a recorrer el pueblo que lindaba con el colegio.

Me gustaría que fueras mi novia- me dijo en una de esas salidas, estábamos tomando un helado en una banca de un parque.

¿Estás seguro? sé que al igual que Theo tienes un compromiso desde antes de nacer- le dije.

Tan seguro como que te amo desde hace tiempo, no espero que me des una respuesta ahora, porque es obvio que aún estas en duelo, pero si quiero que sepas que dedicaré toda mi vida a hacerte feliz y a devolverte esa hermosa sonrisa que tenías- me dijo acercándose a mí.

No pude responder, mis mejillas coloradas eran la única respuesta que necesito antes de estampar sus labios contra los míos. Lo amaba, eso era un hecho y ahora esperaba no romperme en algún momento por él, porque no sé cómo lo soportaría.