Qué es la belleza?, pienso que es un término que se inventó el ser humano, solo para menospreciar a los que no encajan en un patrón determinado, yo siempre he creído que existe mucho más en las personas que solo un rostro bonito, pero ciertamente en esta sociedad en la que vivimos los estereotipos de belleza ya están anclados y es algo muy díficil de cambiar,... pero no imposible...
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Capitulo IX Mi prometida
Varias horas después Isabella ya estaba lista, así que la secretaria de Ignacio lo llamo para que fuera por ellas, ya que esa era la orden que había recibido de su jefe.
Unos quince minutos después de aquella llamada Ignacio llegó por Isabella.
— Señor, buenas tardes. — saludo respetuosamente la secretaria a Ignacio.
— Buenas tardes, Margaret, dígame cómo salió todo? — pregunto Ignacio buscando a Isabella por todos lados con la mirada.
— Fue algo difícil, pero al final creo que logramos lo que sé usted esperaba. — respondió Margaret muy seria.
Y es que era normal que todos los que estuvieran en presencia de Ignacio se portan muy discretos, ya que él era un hombre con un carácter muy fuerte, y las personas llegaban hasta a tenerle miedo, después de unos minutos hablando con su secretaria, Ignacio se quedó mirando fijamente a una hermosa mujer que caminaba hacia él, la chica vestía un hermoso conjunto que constaba de una falta del tipo coreano color rosa, con una camisa blanca ceñida al cuerpo y manga tres cuartos, además su cabello negro estaba recogido en una cola alta y sus anteojos eran modernos, su maquillaje era algo sutil, ya que a Isabella nunca le había gustado maquillarse.
— Siento haberte hecho esperar, es que de última hora se presentó algo. — dijo Isabella apenada.
— No te preocupes, valió la pena la espera. — respondió Ignacio impresionado con la belleza de Isabella.
— Estás hermosa Isabella, solo espero verte pronto en la oficina. — dijo Margaret honestamente.
— Gracias Margaret, y perdón por haberte tenido aquí todo el día. — comento Isabella.
— Es su trabajo, para eso le pago. — dijo Ignacio.
— Igual, gracias Margaret, espero que nos llevemos bien y no le prestes atención a este hombre que siempre anda de mal genio. — Isabella trato de suavizar la situación, pues ella nunca había visto esta faceta de Ignacio.
Margaret sonrió apenada y se despidió de ellos, por otro lado, Ignacio seguía admirado por la belleza de Isabella, él sabía que ella era hermosa, pero con este cambio había superado sus expectativas.
— Ya viste lo suficiente!. — dijo Isabella despreocupada.
— Realmente no, pero bueno vamos te invito a comer. — dijo Ignacio.
Isabella quedó decepcionada y es que ella esperaba que Ignacio al menos le dijera que estaba bonita, bueno ya no le daría importancia a lo que los demás pensaran de ella.
Una vez llegaron al auto Ignacio le abrió la puerta a Isabella para que ella subiera y después subió él.
— Qué te gustaría comer?. — pregunto Ignacio encendiendo el auto.
— Comida italiana, si es posible. — respondió Isabella.
— Tus deseos son órdenes. — dijo Ignacio.
Ignacio confundía a Isabella, ella no entendía por qué él la trataba bien, pero cuando estaban en clases a sus compañeros los trataba con mucho despotismo, era como si él se sintiera un Dios y nosotros simples mortales.
Después de treinta minutos llegaron a un restaurante donde solo las personas de la alta sociedad podían asistir, Isabella estaba deslumbrada por la elegancia de aquel lugar.
— Te gusta el lugar?. — susurro Ignacio al oído de Isabella.
— Para ser sincera me siento amedrentada por el lugar, nunca antes había estado en un sitio así. — respondió Isabella.
— No te sientas así, o es que acaso no te has dado cuenta de que eres la más hermosa del lugar. — comento Ignacio caminando despreocupado.
Isabella miró a Ignacio más confundida que antes, ella no quería hacerse a ningún tipo de idea hacia este hombre, pero la forma en la que se comportaba era realmente inusual, mientras los dos caminaban a su mesa se encontraron con una mujer quien al ver a Ignacio se le acercó.
— No sabía que habías regresado. — dijo la pelirroja mirando a Ignacio con ojos de enamorada.
— Nadie sabe de mi regreso, aún no se ha hecho público. — respondió Ignacio algo incómodo.
— Necesitamos hablar de lo nuestro, sabes que...
— Lo siento Ingrid, pero estoy ocupado y no puedo atenderte. — respondió Ignacio tratando de seguir su camino.
La pelirroja ya se había dado cuenta de la presencia de Isabella, pero como ella estaba segura del amor de Ignacio ignoro a la muchacha.
— Puedes sacar tiempo para nosotros, hace ya cinco años que te marchaste del país, pero hemos seguido en contacto y ahora que estás aquí me gustaría solucionar nuestros problemas. — explico Ingrid.
— Lo siento, no puedo y si me permites tengo una cita con mi prometida. — respondió Ignacio agarrando a Isabella de la mano y llevándola con él a una mesa exclusiva para clientes VIP.
Isabella se quedó mirando el rostro de Ignacio, él se veía cabizbajo, su semblante había cambiado por completo.
— Siento mucho haberte metido en este problema, espero y no te hayas molestado por decir que eres mi prometida?. — pregunto Ignacio mirando la expresión de Isabella.
— No, como crees, yo puedo ser tu prometida de mentiras. — respondió Isabella sonriendo.
— Entonces no se diga más, serás mi prometida de mentiras. — la expresión de Ignacio cambio y empezó a reírse muy animado.
Unos segundos después llegó un mesero quien los atendió amablemente, los dos pidieron sus pedidos y comieron hablando de algunas cosas de trabajo, después de terminar se dispusieron a regresar a su casa, pero Ingrid de nuevo los interceptó.
— Ustedes dos parecen todo, menos una pareja, no puedo creer que inventes tener una relación con esta mosca muerta. — dijo Ingrid mirando a Isabella como un bicho raro.
— Nosotros no tenemos porque demostrar nada, pero si tanto insistes.
Ignacio agarró a Isabella de la cintura y la acercó a él, la miró a los ojos como pidiéndole permiso, a lo que ella asintió con la cabeza y se dieron un tierno besó y aunque solo fueron unos segundos para ellos se sintió como una vida.
Al separarse se miraron a los ojos, pero Ignacio volteo rápidamente a ver a Ingrid rompiendo la magia que había entre él e Isabella.
— Estás conforme, ahora mi amor vámonos, tenemos que llegar temprano a casa. — comento Ignacio, dejando en claro que Isabella era su mujer y que ellos vivían juntos.
La ira y los celos de Ingrid se hicieron presentes, pues ella estaba completamente convencida de que Ignacio aún sentía algo por ella, pero él le dejo en claro que ella ya era historia.