RENCARNE EN EL VILLANO DUQUE

Jareth Evron

Después de hablar con Su Majestad, me invadieron recuerdos de mi dulce Leonor. Tan hermosa, tan brillante... como un destello fugaz, todo lo que una vez amamos puede desaparecer sin previo aviso. Es difícil aceptar que una obsesión puede conducirnos por caminos oscuros, pero también es imposible ignorarlo.

Con estos pensamientos nublando mi mente, llegué a casa. Había pasado semanas investigando sobre el hijo que tuvo con el duque Lucio Morgan. Según las sirvientas que infiltré en la mansión del duque, el niño no tiene nada de mi amada. Es una réplica exacta de Morgan, excepto por sus ojos, unos azules brillantes y profundos, casi imposibles de descifrar.

Ya he tomado mi decisión: rescataré a Leonor. Envié a una de mis sirvientas más confiables con un mensaje para ella, asegurándole que su libertad llegará en dos semanas. Tengo el apoyo del emperador y la emperatriz, quienes, por fortuna, son aliados cercanos. La emperatriz en particular es amiga íntima de Leonor y ha manifestado su indignación por lo que le han hecho.

La operación será precisa. Sé que el duque no estará presente. Dos semanas... Solo dos semanas más, mi amor. Prepárate, porque iré por ti.

---

Lucio Morgan

He escuchado rumores. Al parecer, alguien rescató a Leonor de mi mansión. Mis hombres me informaron que está de regreso en una de las propiedades del emperador. Estoy camino a su habitación ahora mismo, dispuesto a enfrentarla.

Cuando entro, la veo. Está acostada en la cama, pero su mirada está vacía. Ese brillo que alguna vez tuvo desapareció el día que la traje aquí contra su voluntad. Sé que he sido cruel, que he destrozado su espíritu. Pero el amor que siento por ella se ha transformado en algo más oscuro, algo que no sé si puedo controlar.

Es una obsesión.

No puedo sacarla de mi pecho ni de mi cabeza. Cada vez que la veo, recuerdo cómo con una sola mirada me hizo caer rendido. Pero ella no siente lo mismo. Para Leonor, yo no soy más que una aberración.

Sé que estoy equivocado, pero no me importa. He cometido atrocidades, y soy consciente de ello. La embaracé para atarla a mí, para asegurarme de que nunca pudiera escapar. Y sin embargo, no siento nada por ese niño. A veces me pregunto si realmente es mío. Se parece más a mi hermano que a mí. Pero la gente dice que es mío, así que lo acepto.

Salgo de mis pensamientos y me acerco a la cama. Comienzo a besarla y a acariciarla, ignorando sus súplicas.

—Por favor, no… —me dice con la voz quebrada.

No la escucho. Solo pienso en saciarme de ella, en reafirmar que es mía.

—Quiero otro hijo —le susurro al oído—. Te haré todos los hijos que quiera, para que nunca te atrevas a dejarme.

Leonor me mira con una mezcla de asco y desafío.

—Me das asco. Jamás me quedaré contigo —responde con frialdad.

Esas palabras me hieren como un cuchillo. La rabia me consume, y antes de darme cuenta, la golpeo con toda mi fuerza. Cuando me siento satisfecho, me levanto y la miro desde arriba, frío y distante.

—Escucha bien, Leonor. Nunca saldrás de aquí. Sé que visitas a ese mocoso. Haré su vida tan miserable que deseará no haber nacido. Así que, por tu bien, quédate quieta y no intentes nada.

Sus ojos, llenos de horror, me buscan.

—Pero es tu hijo… ¿Cómo puedes hacerle eso?

La crueldad de mis propias palabras me sorprende, pero no me detengo.

—No me interesa. Ese niño solo es un producto, una herramienta para mantenerte aquí. Puedo tener más hijos y reemplazarlo si quiero.

Dejo la habitación sin mirar atrás, con la determinación de que Leonor nunca podrá escapar de mi control. Subo al carruaje rumbo a mis negocios, mientras la imagen de su rostro lleno de horror persiste en mi mente.

---

Mientras el carruaje avanza, los recuerdos me golpean con fuerza. Pienso en cómo llegamos hasta aquí. ¿Cómo alguien tan puro como Leonor se cruzó con un monstruo como yo? Tal vez, en otra vida, habría sido diferente. Pero en esta, todo lo que toco parece corromperse.

Sé que la amo, pero mi amor la destruye. Y aun así, no puedo dejarla ir. Soy un hombre atrapado en su propia obsesión, dispuesto a arrasar con todo para mantenerla cerca.

Y aunque no lo diga en voz alta, sé que la amo tanto como la estoy perdiendo.

Duque Jareth Evron

Duque Luicio Morgan