Penélope buscará la grieta para escapar de los grilletes impuestos por su progenitora para así lograr encontrar su camino y dar rienda suelta a cada aspecto de su vida perdido por tantos años de limitaciones.
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Capitulo 9
El trayecto hasta el apartamento fue silencioso, su padre no se equivocaba, el barrio era muy tranquilo y lleno de árboles de mango, frente a un parque estaba el edificio en dónde viviría por primera vez sola. Penny se bajó del auto con una gran sonrisa mientras su padre bajaba las dos maletas para poder ingresar al lugar.
— Cariño, ayúdame.
—¡Claro!.
— Esta está muy pesada, acaso metiste piedras.
— No son mis manuscritos, no podía dejarlos. — Lo sé, además ese será tu fuente de ingresos en un futuro.
— ¿Crees que puede ser así?.
— Estoy convencido, vamos a tomar el ascensor.
Ambos subieron hasta el tercer piso y al abrir el ascensor caminaron por el pasillo hasta llegar a la puerta 12 C, su padre busco la llave en su pantalón y la introdujo en la cerradura. Penny casi no respiraba, estaba atónita ante su nueva realidad, por primera vez tendría un lugar para sí misma. Aunque estaba totalmente vacío para ella, era un sueño, lo primero que hizo fue ver el balcón que daba a la calle, allí de inmediato visualizo unas plantas que lo llenaría de color. Recorrió el pequeño apartamento como niña pequeña, no cabía en su ropa por tanta felicidad.
— ¿Qué te parece, mi niña?.
— ¡Es perfecto, papá!.
— sabía que te gustaría bueno el cuarto más grande úsalo y el otro lo dejas por si Martina decide visitarte.
—¿Le dijiste?.
— Ella fue la que encontró este lugar. Bueno, regresaré mañana para que salgamos a comer algo.
Penny abrazo muy fuerte a su padre y no pudo evitar derramar algunas lágrimas.
— ¡Gracias!.
— Nos vemos mañana, mi niña.
En casa doña Ofelia estaba triste sentada en la oscuridad de su habitación, ya casi era media noche y ellos no aparecían. La situación le recordaba la traición de su padre aquel horrible día cuando prácticamente la desterró de su lado. Mientras pensaba en ese día se sorprendió al ver las luces del auto de su esposo, limpio, sus lágrimas y bajo tan rápido como pudo. En la entrada vio a Marco, quien sin avisarle la abrazo y le dio un beso en la frente.
— Se pasó tu hora de descansar, vamos a la cama.
—¡¿Qué crees que haces?!.
— Cariño, mañana hablamos con calma. Dame la mano y entremos este rocío, te hará daño.
Doña Ofelia solo tomo la mano de su esposo y lo siguió, era cierto que estaba muy cansada no solo físicamente sino también mentalmente. Su esposo se cambió muy rápido mientras ella lo esperaba sentada en la cama al salir la beso y la acostó cubriéndola con las sábanas, él se acomodó a su lado abrazándola poco a poco Ofelia fue perdiendo contra el sueño hasta cerrar sus ojos.
Muy temprano se levantó Penny, su padre había resuelto algunas cosas básicas como la cama, eso la alivio, pues cuando se despidió de él se había dado cuenta de que no tenía en donde dormir, pero al ingresar al cuarto principal allí estaba una pequeña cama con sabanas de princesas. Eso la hizo reír mucho.
Ya era lunes y con lo poco que saco de la casa de sus padres se organizó para salir a tiempo, además se percató que su apartamento estaba más cerca de su oficina, antes tardaba dos horas para poder llegar, ahora solo lo haría en una hora.
— Desayunaré en el trabajo, debo ir de compras este fin de semana, no puedo acostumbrarme a la comida a domicilio.
Tomo el ascensor e ingreso tarareando una melodía, su día comenzaba con nuevos aires y ella se sentía empoderada como ave que recupera su libertad. Al llegar al primer piso saludo al conserje como si fuera la chica más extrovertida.
