Me Enamoré De Ti.

Me sentía un poco tensa; estaba cansada no solo físicamente sino también mentalmente, habían pasado muchas cosas los últimos 4 días y es que desde aquella vez en la que casi tuve sexo con JungSun me he sentido extraña, hacía tanto tiempo que mi cuerpo no presentaba esa clase de sensaciones que no solo me siento extraña, sino que comienzo a anhelarlas. Pero a pesar de las claras intenciones que tenía él ese día, ahora han sido borradas, como si aquello nunca hubiera existido.

Además de todo eso, las cosas volvieron a ser como antes, comenzó a ignorarme, como si hubiéramos avanzado un paso y al mismo tiempo retrocediera mis cinco. Al parecer, una de las cosas que más le molestan sobre mi es mi comida, le gusta restregarle en la cara que "no sé cocinar", no es algo que acepte, pero me he sentido rebajada y ahora estoy tomando clases de cocina… con la hermana de Hyun-woo.

—¡Tú cocinas delicioso, Hana! Tu esposo no debe de tener papilas gustativas en buen estado porque esto —señaló lo que se encontraba en la olla— está delicioso.

Minhye era una hermosa chica, la clase de mujer que yo siempre quise ser, una excelente esposa, casada con alguien que me amara, además de ser excelente ama de casa y amar lo que hace. Era preciosa en todo aspecto, linda, amable y muy amigable.

—Gracias, Minhye. Pero no es de su agrado y yo esperaba que me enseñaras a mejorar.

—Linda, cada quien cocina a su manera, tu no tienes nada que mejorar, ahora que si lo deseas, puedo ayudarte con algunos trucos para ciertas cosas.

—¡Sí! Eso sería estupendo.

A partir de ese momento, ir a las clases de cocina se había convertido en mi actividad favorita, era mejor que quedarme en casa sin hacer nada, a esperar a un fantasma, prácticamente era así.

No había tenido problemas por ello con JungSun, al parecer, ni siquiera se había dado cuenta.

A excepción de ese día, ya que cuando yo llegué, el ya se encontraba en la casa, no tenía el mejor semblante del mundo pero pareció relajarse cuando vio a Minki; eso era lo único bueno, no había roto su lazo con mi bebé.

—¿En dónde estabas? —preguntó con un tono de molestia, tenía a Minki en sus brazos y este jugaba con la cadena que colgaba del pecho de JungSun.

—Fui a tomar clases de cocina —dije con algo de nerviosismo.

Él frunció el ceño y asintió, para después sonreírle a Minki.

—¿Tienes hambre? Prepararé algo de cenar.

—No, no tengo hambre, Hana… gracias.

Esa palabra, en específico… no la había escuchado de su boca en años.

—De...de nada.

Desde ese momento, la noche fue un poco extraña, aunque sabía que la relación con Minki había mejorado, no esperaba verlo reír y jugar con él; fue cuando el sentimiento de dolor me invadió el pecho, no éramos un matrimonio real, ni una familia real… él estaba por su parte, pero mientras él disfrutaba de su vida… yo solo estaba perdiendo mis años de vida.

Había agradecido ampliamente que JungSun se hubiera hecho cargo de dormir a Minki, asique mientras él hacía todo eso yo leía un libro en el cuarto. Había comenzado el hábito de leer, parecía relajarme y hacerme dormir mejor.

La puerta se había muerto, sabía que era JungSun pero no me molesté en verlo, no había caso; sin embargo, él me quitó mi libro y con la delicadeza de no perder la página y tomó mi rostro con sus manos.

—Es hora de continuar lo que no pudimos completar.

Y fue así, como la escena de la vez pasada se repitió, despertando en mí ese sentimiento nuevamente. Sus besos, sus caricias, todo era demasiado bueno para ser verdad. Y lo fué, porque ahora no fue mi teléfono el que sonó, sino el de él, y por más que lo intentó ignorar, finalmente se retiró de encima mío, agarró su celular con el enojo palpable, salió del cuarto.

Mi instinto me hizo correr al baño, me eché agua fría en el rostro y regresé a la cama, esta vez, tapándome con las sábanas para poder dormir. Algo dentro de mí no está listo para todo aquello.

Cuando el regresó al cuarto, aventó su celular a la mesita de noche de su lado de la cama, se quitó la ropa y apagó la luz para poder dormirse, ambos siendo separados por la barrera de almohadas que me había acostumbrado a construir todas las noches, la cual, permanecía intacta toda la noche.

Eso nunca me había parecido raro, pero ahora tenía un sentimiento extraño, quería acercarme más a él, sentirme aunque sea un poco más cerca.