Al Diablo Tus Reglas

Brandon

Aquella malcriada es exasperante, carece de clase y modales, además tal como confirmé no tiene aspiraciones a futuro. No está a mi nivel, no sé en qué pensaba mi padre.

Somos agua y aceite, obviamente yo soy el agua. ¿Que no me será infiel? Espera que le crea... quizás espere un tiempo porque no debe de saber inglés así que no podrá comunicarse con nadie, pero cuando lo aprenda y con ese estilo tan vulgar pretendientes no le van a faltar. Que ni se le ocurra ponerme los cuernos y dejarme haciendo el ridículo, al menos que sea discreta porque no quiero ser el hazme reír.

Por mi parte tengo alguien que me satisface que es mi secretaria, una mujer divina, inteligente y con un cuerpo espectacular. Aún creo que podría haberse convertido en mi esposa pero mi padre no lo aprueba. Ella está enterada de que me caso pero sabe perfectamente que no hay amor y que aún necesitaré que me ayude a descargar tensión.

Ya tengo el traje que usaré en la boda, algo muy acorde a mi, confeccionado a mi medida por supuesto. Muero por ver cómo la malcriada se viste de princesa, no debe ni saber como caminar con tacones, mucho menos usar vestido y deshacerse de ese maquillaje tan aterrador que usa.

Días después...

Hoy me caso y nos iremos de luna de miel para guardar apariencias, no estaría bien visto que el lunes esté nuevamente en la oficina.

La motocicleta de la malcriada ya debe de estar siendo transportada, no sé cómo no se mata conduciendo esa cosa y como puede maniobrarla, definitivamente es muy pesada.

Me pongo el traje negro, me perfumo, peino mi cabello perfectamente cuidando que ningún mechon quede fuera de lugar y parto rumbo a la iglesia con mi padre. No estoy feliz pero tampoco estoy nervioso, todo tiene que salir perfectamente.

Me situo en el altar y veo mucha gente ocupando los asientos disponibles, todos perfectamente vestidos, espero que Guadalupe haya escogido algo digno de la ocasión y no me avergüence ni tampoco me llame Braulio ni Beethoven porque aunque estoy en contra de la violencia hacia la mujer siento que podría estrangularla.

Las puertas se abren, una suave melodía suena y aparece en mi campo de visión tomada del brazo de su padre, un fino y delicado velo cubre su rostro. Se ve como un ángel. Llegan a mi lado y su padre me la entrega, levanto su velo y sonrío, no creí que se vería bien.

Parece otra persona sin todo ese maquillaje oscuro y me quedo sin palabras. La maquillaron en tonos rosados, su cabello luce suelto, con una parte recogida. Su joyería es adecuada, está perfecta. La contemplo y analizo admirando su belleza hasta que habla y rompe el momento, su apariencia angelical se esfuma al mencionar unas pocas palabras

-¿Vas a dejar de verme Braulio? Quiero acabar esto rápido

-Te ves bien- me contagió la estupidez y no pude decir nada más

-Si ya lo sé, tu en cambio luces aburrido pero ya no pareces el vendedor de biblias. Igualmente no me gusta tu traje, ese moño ahí te hace ver aún más anticuado, pero gustos son gustos ¿No te parece?

-Queridos hermanos estamos hoy reunidos para celebrar el amor de estos jóvenes que quieren unir sus vidas ante Dios ...- comenzó el sacerdote la ceremonia

-Si alguien conoce un motivo para impedir ésta boda que hable ahora o calle para siempre- silencio

-Los declaro marido y mujer, puede besar a la novia

Mi momento de demostrarle que no era tan aburrido y que éste anticuado como dice puede dejarla sin habla. Puse una mano en su cintura y otra en su nuca, la acerqué a mi cuerpo y la besé. No me respondió, maldita chiquilla. Susurré contra sus labios

-Acuerdate que tenemos un contrato y debes fingir, nos están mirando- suspiró y volví a besarla

Ésta vez abrió sus labios y los movió imitando los míos, devolviendo el beso con la misma intensidad con la cual yo la besaba. Incliné su cabeza para tener más acceso y recorrí con mi lengua su boca para así encontrarme la suya. Necesitaba respirar pero no quería dejar de besar esos labios carnosos que sabían tan dulces. Me separé de ella por los aplausos de los invitados y me encontré con que me miraba incrédula. En ningún momento se dejó llevar por el beso y yo si, maldita chiquilla me volverá loco.

Miré aquella dulce boca que ahora se veía más colorada y un poquito hinchada y creí que el beso duró demasiado poco pero mejor así, lo último que me faltaría sería caminar delante de los invitados con una erección

Muchos se acercaron a felicitarnos, dos hombres mayores que yo me amenazaron "Si haces sufrir a mi hermana lo lamentaras" y me asusté un poco. Jamás peleé, no soy un salvaje que resuelve todo a golpes. Si algo malo llegara a pasar aumentaría mi seguridad, no sabré defenderme pero puedo pagar para que alguien lo haga.

Caminamos a la limusina blanca que nos esperaba, ayudé a subir a Guadalupe con su vestido y cuando ya comenzamos la marcha me miró enojada

-*Debemos fingir pero no te quieras pasar de listo, la próxima vez que se te ocurra besarme así ten por seguro que te morderé

-Tanto escándalo por un beso, ¿En la cama eres igual*?- error mío preguntar eso porque la cachetada que me pegó me dejó aturdido, si que tiene fuerza la maldita

-Agradece que no puedo golpearte como mereces. Espero comprendas que con mi intimidad no puedes meterte. Apegate a tus reglas, en ninguna parte del estúpido contrato aparecía que tuvieras sobre mi derechos

Evité hablar, no quería ganarme otro golpe, ya con uno había tenido suficiente. No solo luce agresiva sino que también lo es, lección aprendida.