💔🔥 ZADDY: ¡Recuperando a mi Esposa! 🔥💔
Perdió a la mujer de su vida... Ahora hará lo imposible para recuperarla.
Gerónimo Báez lo tenía todo: poder, éxito y una esposa leal que lo amó por más de veinte años. Marla Andrade de Báez, una mujer fuerte y empoderada, fue su compañera incondicional… hasta que él lo arruinó todo.
🔥 La crisis de los 40 lo golpeó.
💣 Un error. Un desliz. Una traición imperdonable.
Marla no era una mujer que se quedara llorando. Con dignidad, lo dejó atrás. Se convirtió en la versión más poderosa de sí misma, mientras el mundo la aplaudía… y él la veía desde la distancia.
💔 Gerónimo ahora es el villano de su historia.
Pero hay algo más, algo que nadie ha visto… y que él no puede revelar.
🔹 La verdad está oculta entre mentiras y apariencias
🔹 Las pruebas lo condenan.
🔹 El mundo la alienta a seguir adelante sin él.
Pero Gerónimo no está dispuesto a rendirse.
🔥¿Su amor será suficiente para obtener una segunda oportunidad?
🔥¿O Marla seguirá adelante…?
NovelToon tiene autorización de ARIAMTT para publicar esa obra, el contenido del mismo representa el punto de vista del autor, y no el de NovelToon.
6. Directo al corazón.
POV Gerónimo
Charrill, mi ahijada, la hija de la prima de Marla, llegó a mi vida en busca de ayuda después de un episodio muy fuerte.
Como su padrino, le he brindado mi apoyo. Lo hago por ella, por mi esposa y por su madre, a quien considero una amiga.
María Teresa es una mujer leal; jamás ha soltado prenda sobre mi esposa. Cada día sin Marla es un tormento, pero saber que está bien, aunque sea a miles de kilómetros de distancia, es suficiente. O al menos, eso quiero creer.
Recordar mi última conversación con María Teresa me reconforta, aunque también aviva la angustia.
📱—Gero… yo te quiero mucho. Eres mi compadre, el padrino de mi hija… pero Marla… ella es mi familia —la escucho suspirar—. Más que mi prima, es mi hermana. No quiero estar en medio de ustedes. Solo te diré que creo en ti y, desde el fondo de mi corazón, espero que puedas aclarar todo con ella.
Las palabras de María Teresa son un alivio en medio de esta desolación. No me da información, pero tampoco me cierra las puertas.
Tamborileo los dedos sobre el escritorio y exhalo con frustración. Aprieto el teléfono con fuerza, como si eso pudiera hacer que Marla estuviera al otro lado de la línea en lugar de su prima.
📱—Gracias, comadre. Sabes que también te quiero. Solo te pido que la cuides. Pronto demostraré mi inocencia.
📱—Eso no tienes que pedírmelo, es algo que haré… —la escucho reír suavemente—. Aunque te confieso que siempre ha sido al contrario. Ella es quien me cuida a mí.
Sonrío, porque es cierto. Marla es una mujer imponente, segura, que no necesita de nadie… nunca lo ha hecho.
"Ni siquiera de mí."
Aunque daría todo por saber que, aunque sea por un segundo, me extraña.
Ella no necesita de mí. Tal vez nunca lo hizo. Pero yo… yo nunca aprendí a vivir sin ella.
Un toque en la puerta me saca de mi ensoñación.
—Adelante.
Entra mi secretaria, una mujer de casi mi edad, unos cincuenta años. Se mantiene muy bien conservada y, lo más importante, es profesional. No busca enredarse en mis piernas, algo que últimamente he aprendido a valorar.
—Señor, en una hora tiene la reunión con el primer ministro. El investigador llamó, dice que tiene nuevos reportes.
—Gracias, Sara. Dile al chofer que aliste el auto. Yo me encargo del investigador.
Ella asiente y sale de la oficina.
Me he mantenido aquí, jugando el estúpido juego de estos hijos de puta. Pero, poco a poco, he ido abriendo una nueva sede en otro continente, mientras aquí he vendido la mayor parte de mis acciones.
El primer paso fue ser sincero conmigo mismo. Por más que quisiera golpear a Arnold hasta destrozarlo, solo lograría rasguños. Sería una batalla interminable, una pérdida de tiempo.
Siendo consciente de eso, preparo mi primer golpe.
"Directo al corazón."
Quiero hacerlos tambalear… aunque sé que no caerán. Solo será una pequeña sacudida.
Luego de descubrir que habían clonado mi teléfono y provocado el colapso de mi matrimonio, contraté a un investigador privado.
Recluté nuevamente a mi antiguo jefe de seguridad. Junto con él, conseguí a un hacker brillante que estaba pagando una condena exorbitante. Le ofrecí su libertad a cambio de sus servicios, y aceptó.
Solo bastaron un par de meses. Ahora, sobre mi escritorio, tendré todas las pruebas de la traición de aquellos a quienes llamé amigos.
Ahora sabré con exactitud la verdad. Comprenderé cómo lograron arrancarme de los brazos de mi esposa.
Debió ser una mentira meticulosamente planeada… Caímos en ella como dos estúpidos adolescentes.
—Señor, aquí tiene el informe de las visitas que su esposa realizó en las distintas ciudades donde estuvo en el período que usted estuvo de gira por la campaña —dijo el investigador, entregándome el expediente.
Mi corazón martillea. Mis manos tiemblan levemente, todo mi cuerpo se estremece al pensar en lo idiota que he sido.
Tomo el folder. Cada uno de los viajes de mi mujer estuvo marcado por percances: pasajes cancelados, hospedajes equivocados, cambios repentinos en su itinerario… Como si alguien hubiese movido cada ficha para que jamás pudiera alcanzarme.
Dentro de la carpeta, una USB llama mi atención. Levanto una ceja y miro a Bryan.
—En esa memoria está el video que muestra que su esposa fue el día de su aniversario de bodas —dice Paul, el hacker.
Mis manos sudorosas la toman y la inserto en la ranura del PC.
Y ahí está.
Ver a mi esposa, hermosa, con su elegancia y porte al caminar, me llena de orgullo y un amor tan intenso como el primer día que la ví. Definitivamente, el rojo es un color que le luce.
La veo ingresar a una de las suites.
Frunzo el ceño. "Mi habitación estaba en el otro extremo."
Minutos después, la veo salir con el rostro pálido, las mejillas empapadas y una profunda desilusión en su expresión.
Mis ojos se abren de golpe.
—¿Qué pasó allí? —pregunto, sin entender.
—A la señora Báez le entregaron la llave de esa recámara diciéndole que era la suya —explica el investigador.
Mis puños se aprietan hasta que las uñas perforan la piel. Mi mandíbula se tensa.
—¡Malditos hijos de puta! —gruño exasperado.
—Si continúa viendo el video, verá que quien se encontraba en la habitación era la señorita Brenda con uno de los guardaespaldas —agrega Bryan.
Es tanta mi furia que termino por arrojar todo lo que hay sobre mi escritorio.
"Pero… ¿por qué diablos ella creyó que era Yo?"
Paul responde antes de que pueda articular la pregunta:
—Hablamos con el ex guardaespaldas y, luego de ofrecerle una buena suma de dinero, nos entregó esto.
Coloca un audio en su teléfono.
Y entonces la escucho.
Mi voz.
Diciéndole a esa maldita perra lo fantástica que era en la cama.
Siento como si la sangre abandonara mi cuerpo. Ahora todo es claro.
Brenda había planeado meticulosamente cada uno de sus pasos. Y, en el proceso, destruyó a mi mujer.
Me dejo caer en la silla, tomándome el rostro con frustración. Pero mi mente comienza a trabajar a mil, pensando en cómo devolverles cada golpe.
"Ojo por ojo... Diente por diente."
—Averigüen todo sobre Brenda, Arnold y Marcos. No quiero un solo detalle fuera del radar. Si respiraran de más, lo quiero en mi escritorio —ordeno con la voz fría y letal.
Paul sonríe. Es un joven de 24 años que estuvo en la cárcel desde los 16.
—Ya nos adelantamos a eso. Aquí tienes un informe sobre ellos y parte de su equipo de gobierno.
Tomo la carpeta y reviso cada hoja con meticulosidad.
—Empezaremos por ella.
Sostengo la foto de Brenda entre mis dedos.
Siempre ha sido caprichosa y manipuladora. Si hay un eslabón débil en esta cadena, es ella.
—¿Qué quieres que hagamos? —pregunta Paul, inexpresivo.
Sonrío con malicia.
—Quiero que sus escándalos sean públicos. Que su vida privada sea un festín para las redes sociales y la prensa la devore viva. Cada amante, cada trampa, cada mentira… Que no tenga dónde esconderse.
Paul asiente.
—Eso es pan comido.
Bryan le da unas palmaditas en el hombro.
—Recuerda que somos aliados, Paul… porque no quiero ser tu enemigo.
Faber, mi hombre de confianza, sonríe.
—Has encontrado un diamante en bruto.
"Y con ello… he encontrado la forma perfecta de empezar mi venganza."
Solo bastaron unas horas para que el escándalo estallara.
El maldito de Arnold nos cita como si se tratara de una reunión de estado urgente.
Una hora después, en su despacho.
—Gerónimo, necesito que firmes tu divorcio y te cases con Brenda de inmediato…
Ahora sí doctorcita, aténgase a las consecuencias de sus palabras