La Intrusa

Capítulo 6

Por la noche todo el personal de servicio tenían todo listo para la reunión, como lo había dicho Federico, asistiría solo su familia. Marbella esperaba que el anuncio que daría su padre, fuera sobre una expansión o la adquisición de otra compañía. Aún así se vistió elegantemente para la ocasión, al igual su hermano Damián.

—Me alegra verte sobrio.—dijo Marbella

—A mi me alegra ver que te quitaste tu traje de tonta.—respondió Damián, siempre se hacían críticas hirientes.

—Buenas noches.—saludó José Luis y su esposa Zacil

—Buenas noches tíos—saludó Ingrid a ambos, dándoles un fuerte abrazo

—Mira lo que traje para mi princesita.—dijo José Luis mientras le entregaba un obsequio.

—Es grande, voy abrirlo ahora.—decía Ingrid emocionada mientras trataba de abrir su regalo.—No puedo creerlo es increíble, gracias tío.—Ingrid estaba feliz, adoraba las antigüedades, José Luis lo sabía por eso le compro un reloj muy especial.

—¿Y tu padre?.—preguntó José Luis

—No debe tardar, estaba terminando de vestirse adecuadamente.—respondió Ingrid

—Me alegra verte Damián.—dijo José Luis

—Igual a mi tío.—respondió Damián

—Tenemos un plática pendiente, date el tiempo para ir a la oficina y conversamos.—dijo José Luis

—Lo haré.—respondió Damián

Más tarde todos estaban reunidos, Federico estaba contento de que sus hijos estuvieran presentes. Los de seguridad le informaron que había llegado el chofer con su invitada especial. Él salió personalmente a recibirla para que entraran juntos y así presentarla como era debido.

—Ingrid solo me dijo que habría una cena, ¿sabes por qué motivo?.—preguntó Damián

—Intuyó que mi padre traerá una mujer a esta casa.—respondió Marbella

—Crisis de la edad, bueno tendremos una madrastra. Es normal que mi padre se sienta solo, y más cuando se está poniendo viejo.—le decía Damián

—Ya ni lo digas, pero es claro que no podemos permitirlo. Mi madre ha sido la única señora en esta casa, es una tontería traer a alguien más, aún sin saber que mañas traiga consigo.—decía Marbella, Damián se giró para tomar otra copa de champagne.

—Familia les presento a Adela.—la anunció Federico, Damián volteó la mirada para conocer a la invitada de su padre, pero no estaba preparado para la sorpresa. Adela al mirarlo también se le borró por completo la sonrisa.

Damián estaba conmocionado, no dejaba de observarla. Marbella de inmediato se puso a la defensiva.

—El es mi hermano José Luis y mi cuñada Zacil. Ellos son mis hijos,Damián, Marbella y mi pequeña Ingrid.—los presentaba Federico, Damián la observaba con mucho coraje, ya que Adela era la mujer con la que sostenía relaciones. Sabía la clase de mujer que era y obvio ella estaba ahí por la fortuna de su padre.

—Es un gusto conocerlos.—dijo Adela.

—Es un gusto Adela, bienvenida.—saludó Ingrid

Damián se marchó deprisa, José Luis notó la reacción, así que fue tras él. Marbella de igual manera, no le respondió el saludo, solo la observaba con mucho desagrado. José Luis alcanzó a Damián hasta el despacho de Federico.

—Me puedes explicar ¿por qué reaccionas así?.—preguntó José Luis

—Tío llama a mi padre, necesita saber la verdad sobre esa mujer.—respondió Damián, estaba furioso.

—¿Cual verdad, explícate?.—preguntaba insistentemente José Luis

—Esa mujer es una harpía, una arribista, mi padre debe saber la verdad. Llámalo, que venga aquí.—respondió Damián

—No entiendo nada, ¿tienes pruebas de lo que dices?.—preguntó José Luis

—Si, si las tengo.—respondió Damián, en ese momento Federico entró al despacho, acompañado de Adela.

—Puedes decirme ¿por qué fuiste tan grosero con Adela?.—preguntó su padre

—Mejor que te lo explique ella.—respondió Damián

—No tiene caso cariño, es solo un muchacho. Que piensa que vine a robarle a su padre.—decía Adela para evitar ser descubierta.

—Nada justifica su grosería, te disculparás con ella, Adela será mi esposa y tendrás que respetarla.—le exigía Federico molestó

—Dile mejor que te respete, no tienes idea de la estupidez que vas a cometer.—decía Damian

—Damián tranquilízate, no es el momento.—trataba de calmarlo José Luis

—Discúlpate ahora mismo, suficiente tengo con Marbella, ¿por que no les da alegría? verme de nuevo enamorado. Acaso quieren que me quede solo el resto de mis días, ¿por que no les alegra mi felicidad? Son unos egoístas.—decía Federico

—Bien, quieres saber la verdad, esa mujer es una ramera, una cazafortunas y ha sido mi amante estos últimos meses. Justamente anoche estuve con ella, en su cama y ahora está aquí dispuesta a casarse contigo, niégalo Alondra, o mejor dicho Adela.—decía Damián

—Cariño yo.—dijo Adela, a su vez quiso tomarle el brazo, pero Federico se alejó.

—Así es busca hombres ricos para vivir de ellos, y tú la ibas a convertir en tu esposa. Pero si no me crees, tengo la lista de todos sus amantes, no he sido el único, como puedes siquiera en pensar en meter a esa mujer a la casa de mi madre, pero tu sabrás si quieres hacer el ridículo.—Damián había dicho la verdad sin pensar en su padre y en lo que estaba sintiendo, Federico simplemente no podía creerlo.

—Salgan todos de mi despacho, déjenme solo.—respondió Federico, Damián esperaba alguna reacción de su padre, pero simplemente no hizo nada, así que salió rápidamente.

—Vamos Adela, dejémoslo solo.—dijo José Luis

—Pero necesito aclararlo todo con el.—decía Adela

—No es el momento, cuando se tranquilice podrás hablar con el. Pediré al chofer que te lleve a tu casa.—dijo José Luis

Federico ya no volteó a verla, se sentía como un idiota. Ella era experta en el arte del engaño, pero se sentía humillado por su hijo. No podía ver a nadie, se sentía como un verdadero payaso. José Luis después de encargarse de Adela, volvió para hablar con su hermano.

—Hermano hablemos.—le decía José Luis

—De que, del ridículo que acabo de hacer, o de lo estúpido que me siento. Durante tres meses, llene a esa mujer de detalles, de atenciones, me hacía sentir bien conmigo mismo. Todas nuestras amistades que me vieron con ella, deben haberse burlado de mí. Pobre Federico Faberman, tiene que recurrir a una prostituta para tener compañía. Y yo aquí queriéndola convertir en mi esposa, te imaginas con cuantos amigos y socios se ha involucrado. Lo que más me duele, es que mi hijo y yo hayamos compartido la misma mujer. Pero no entiendo como la conoció, ella es mayor que él.—Federico se desahogaba

—Damián no sabía nada, no puedes culparlo.—le decía José Luis

—No estoy tan seguro, si el mismo mencionó una lista de hombres. No dudo que se haya dado cuenta, de que yo era uno más de esa lista, simplemente dejó que sucediera todo para darme una lección.—decía amargamente Federico

—Damián tiene muchos defectos, pero dudo que haga algo así, contra ti. Tú eres su padre.—abogaba José Luis por su sobrino

—Pero también es hombre, y un hombre joven. Ahora con mayor razón necesito alejarme de todo, ¿podrías hacerte cargo de la presidencia y también de cuidar a Ingrid?.—preguntó Federico

—Estas exagerando hermano, la solución no es huir. Es enfrentar el problema y arreglar este malentendido con tu hijo.—respondió José Luis

—De verdad lo necesito ¿Puedes o contrato a alguien más?.—preguntó Federico

—No es necesario, me encargaré. Llamare a Rosaura para que arregle todo para tu viaje. ¿Me imagino que irás a la casa a los Hampton?.—preguntó José Luis

—Pídele a Rosaura que comenzaré mi viaje en Londres de ahí, me encargo yo.—respondió Federico

A José Luis solo le quedaba apoyar a su hermano, sabía que buscaba tranquilidad, sobre todo alejarse de los problemas con sus hijos mayores. Para eso eran los hermanos, para apoyarse hasta en las locuras.

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