La Dama Y El Mafioso

Mi nombre es Emmett Keslar y tengo treinta años, estoy a cargo de varias empresas, así como también fui entrenado para liderar una organización...

Desde que cumplí quince años me enseñaron el negocio de las drogas, tráfico de armas, apuestas, fue mi herencia, ya que nací dentro de una familia que se dedicó a la mafia...

Pareciera que mi único y maldito destino es ser un delincuente, no importa si estoy de acuerdo o no, todos te obligan hacer cosas que no quieres...

Y en mi caso mi familia no fue la excepción, por un par de años mrebeldíaia les ocasionó muchos problemas, pero hubo uno que fue una desgracia para mis padres...

El problema más grave fue cuando me enamoré como un idiota de la mujer equivocada que ocasiono un terrible sufrimiento...

Amaba tan intensamente a aquella mujer, era hermosa, sensual, no sé que me pasaba con ella, que en aquel momento no había nadie que no fuera ella...

Pero había un detalle que pase por alto, en esos días no sabía que era la hija del peor enemigo de mi padre y gracias a ella asesinaron a mis padres a sangre fría...

Despues de ese incidente pase un año en cerrado en mi mansion, no queria salir para absolutamente nada, tenia ganas de suicidarme por mi erroro, pero no pude ya que unos amigos me lo impidiero asi que decidi mejor trabajar en los clubes y las empresas pero de igual forma no queria hacerlo...

Ahora quiero venganza contra ella y contra los que mataron a mis padres, quiero sentir su sangre derramarse por mis manos, hacerlos rogar por sus vidas al grado de que me supliquen piedad...

Llevaba dos semanas sin poder dormir bien, pero no estaba ni un poco cansado, después de tratar de suicidarme, me encerré en uno de los clubes que me pertenecian, solo tenía ganas de beber y fumar...

Eso me hacía sentirme un poco mejor y encerrado en mi oficina, estaba sentado en un sillón, comencé a cerrar mis ojos, colocar mi cabeza hacia atrás por un par de segundos...

Estaba planeando muy bien la venganza así como también la muerte de esos bastardos, los haría sufrir de una manera tan cruel y despiadada, no iba a dejar que la muerte de mís padres quedara impune...

La música fuera de mi oficina se encontraba a su máximo volumen, las chicas que trabajaban en el club bailaban sensualmente que volvían locos a los hombres del club...

— ¿No quieres darle un sorbo a este polvo blanco?, puede que te sientas de maravilla...— Me pregunta Alex mientras saca otra bolsita de su pantalón negro….

Alex es uno de mis mejores amigos, es mi hermano hemos superado y compartido tantas cosas juntos además Alex es el hombre en que más confió pues fue uno de los que impido que me suicidara y sé que no me traicionara pase lo que pase...

— Deberías de dejar de consumir eso, te vas a dañar el cerebro, una cosa es que la vendamos y otra es que la consumas tarado...— Le respondí mientras movía mi cabeza al frente...

— Si algún día lo haré, pero ahora voy a disfrutar esto...— Me respondió mientras colocaba su cabeza en la mesa de cristal para meter un poco de polvo blanco en su nariz…

En ese momento la puerta de mi oficina se abrió, entro una chica con un cuerpo increíble y junto con ella un hombre...

— Vaya veo que se están divirtiendo sin mí...— Comento el Diego mientras guardaba sus manos en los bolsillos de su pantalón azul...

— Hasta que apareces Diego...— Le dije mientras me paraba del sillón gris...

Diego es mi segundo amigo, he igual Alex es como mi hermano, él también impidió que me suicidara y así como Alex, él tampoco me traicionaría...

— Andaba checando a las chicas nuevas y ella es la que se incorporara aquí, será la nueva bailarina...— Me dijo mientras señalaba a la mujer...

Mire con detenimiento a la mujer, era hermosa sus ojos eran color miel, su cabello de color café con rallos rojos, piel blanca y con unos labios finos pero un poco grandes...

Lo que era bueno, porque en este tipo de club los hombres piden sexo oral y es lo que más disfrutan ellos, así que una mujer como ella es indispensable...

Le ordene a la chica para que se a cercara a mí, ella obedientemente se me acerco y se puso adelante de mí con la mirada hacia abajo, pues nadie ppodíaverme directamente a los ojos...

— Señor, ¿En qué le pudo servir?...— Susurro la mujer con una voz seductora

Cuando ella terminó de susurrar Alex se levantó del sillón para rodear y ver de cercas a la mujer, Alex se veía como un león hambriento acechando a su presa, la mujer había vuelto completamente loco...

Pues la mujer tenía un cuerpo perfecto para trabajar aquí, pechos grandes, trasero firme así como también grande, una cintura pequeña y bien marcada...

— Mira como te pones, pareces león hambriento Alex...— Le dijo Diego a Alex mientras se sentaba en el sillón...

— No fastides Diego...— Respodio Alex con un poco de molestia y agarrando a la chica de la cintura...

A mí en lo personal, esta mujer no me gustó ni un poco, quería algo diferente para mí, yo sé que era algo estúpido venir de mí, pero quería una mujer que no fuera parte de este mundo de mafia, quería algo real...

Cuando vi que Alex empezó a besar a la mujer apasionante, suspire y me salí de la oficina así como también del club, comencé a caminar por las calles, todavía no era tan tarde, creo que eran como las 8 pm...

Me dé tuve cuando vi a una chica con un uniforme de color beige defender a otra de un hombre que se veía algo agresivo, por alguna razón me molesto que las tratara mal, yo sé que no soy un santo, pero si sé cuidar a las chicas que trabajan para mí...

Sin pensarlo dos veces crucé la calle para ir a ver que era lo que pasaba y porque le gritaba, al parecer estaban afuera de una cafetería...

— ¡Pero que le pasa!, usted no puede obligarla a irse con usted...— Escuche que ledecía la chica de uniforme...

— Esto no es de tu incumbencia porque mejor, ¡no te largas a trabajar!, en lugar de meterte donde no te llaman...— Dijo aquel hombre enojado...

— Stella no te arriesgues, mejor llamamos a la policía para que se lo lleve de aquí...— Dijo la otra chica poniendo su mano derecha en el hombro izquierdo de la tal Stella...

Yo ya estaba apocos pasos de ellos, Cuando vi que el hombre estaba por golpear a esa tal Stella...