Después de una larga y feliz amistad llega un penoso y accidentado matrimonio para terminar en un frío y amargo divorcio
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Parque
Cuando Philen salió del auto Isabella también salió, pero no se dirigió a dónde estaban las personas discutiendo, a diferencia de Philen que se apresuró a ir al lado del Señor Castelli.
Sus pasos apresurados fueron al auto de su padre, tomo su bolso y se dirigió a su propio automóvil.
Un hermoso deportivo blanco, con vestiduras de piel.
Le envío un mensaje a su padre.
“Papá recordé que tengo algo que hacer, más tarde paso a visitar a mamá, besos"
Después le envío un mensaje a Philen.
“Gracias por lo de hoy, nos vemos otro día".
Los mensajes fueron cortos, inmediatamente después se escuchó el rugido del motor de Isabella, Massimiliano conocía muy bien el sonido de ese auto, su cuerpo se tenso al pensar que Isabella hubiera sido testigo de la discusión.
El auto paso rápidamente dejando atrás a Philen que intentaba calmar a Gerónimo, a Eloísa que ahora estaba a algunos metros de Massimiliano, tímidamente se limpiaba las lágrimas que aún corrían por sus mejillas y a Massimiliano que sentía un nudo en el estómago y un nerviosismo extraño.
Le pareció alcanzar a ver el rostro de Isabella, pero no pudo descifrar si ella vio algo o no, solo se quedó mirando la parte posterior del vehículo blanco.
Al mismo tiempo el timbre de mensaje llegó a los teléfonos celulares de dos de los 4 presentes.
Gerónimo le lanzó una mirada fulminante a Massimiliano, se dio la media vuelta y se dirigió en dirección de su auto. Subió en el y vio el mensaje de su hija.
Philen se acercó a Massimiliano, colocó una mano sobre el hombro, se acercó a su oído y le dijo en susurros.
— Si no la amas está bien, ella a vivido bajo tu sombra por años, solo deja de lastimarla, ella no merece más dolor.
Massimiliano se sintió enfadado por las palabras de Philen, sabía muy bien de su amor unilateral, pero no podía decir nada pues tenía razón, con su indiferencia había dañado demasiado a Isabella, sin mencionar que cuando perdió a su primer y único hijo, la dejo vivir su duelo a solas.
Ni una palabra de consuelo, ni un abrazo, la emoción por ser padre se esfumó en cuestión de minutos, ni él mismo sabía que hacer con su dolor, era como un rosal con espinas, cualquiera que lo tocará inevitablemente resultaría herido; no quería decir o hacer algo que dañara aún más a la dolorida Isabella, por eso se alejo, pero esa actitud reservada, fría y distante hizo aún más daño.
Sin embargo, hasta que pasó el tiempo y escucho los rumores que decían que Isabella había perdido a su esposo por no poder dar a luz un bebé sano, se dio cuenta que sus acciones estaban siendo vistas por varias personas que no se tocarían el corazón para hacer comentarios malintencionados, pensó que después de un tiempo algúna otra situación llamaría la atención de la sociedad y se olvidaría de hablar de Él y de Isabella.
Mientras Massimiliano dejó de escuchar esos rumores para Isabella se intensificaron y poco a poco se convirtieron en una espina que estaba incrustada en su alma y corazón, era un estigma que arrastró por años.
Al ser el presidente de una importante empresa trasnacional, tenía que tener la imagen de una familia fuerte, varios socios de la empresa le solicitaron en más de una ocasión que dejara a Isabella, que tomará alguna amante y se casara nuevamente, casi como si fuera un rey o emperador que estaba obligado a engendrar descendencia para heredar el codiciado trono.
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Isabella manejo sin rumbo, cuando por fin llegó a un lugar muy especial para ella, sin duda su corazón la guío hasta ese lugar, era un pequeño parque de diversiones, ella lo compro hacía algunos años atrás, justamente después de que perdió a su hijo.
En ese entonces no podía regresar a trabajar por el sentimiento de culpa, pensó que tal vez si no hubiera trabajado tanto el bebé no hubiera sufrido y muerto, tampoco quería quedarse sola en casa.
Por palabras de algunos de sus amigos más cercanos y de sus propios padres, ella tomo la decisión de tener algo propio, algo en qué invertir su tiempo y dinero, era un pasatiempo pero eso le devolvió la vida.
Ese parque no era más que un cúmulo de chatarra cuando ella lo compro, Massimiliano la evitaba a toda costa hundiéndose en su trabajo, viajes y planes de expansión de la empresa, sus padres y amigos la miraban con pena y tristeza.
Isabella odiaba la indiferencia de Massimiliano, pero odiaba más el sentimiento de lástima que veía es sus amigos y padres.
El único que siempre la vio como su igual y apoyó sin sentir lástima o pena fue Philen.
Un día que la invitó a tomar aire fresco pasaron por este parque de diversiones fuera de servicio, había sido muy famoso cuando eran niños.
Pero después de que el dueño original falleció la familia dejó de invertir en mantenimiento hasta que hubo un accidente y terminaron cerrando.
Isabela lo compro y toda su atención se enfoco en restaurarlo, busco a los mejores ingenieros para que todos los juegos fueran seguros, el personal era altamente capacitado, todo tenía que ser perfecto.
La reapertura fue justamente un año después de la compra, Isabella se sintió muy feliz al ver las luces brillantes de los juegos, los rostros felices de los niños, todo eso le ayudo a regresar a su trabajo y a reaparecer en sociedad.
Ese lugar era especial para ella, era como darle un regalo a su hijo fallecido a quien solo pudo tener una vez entre sus brazos, un pequeño tan delgado y con piel tan suave, su corazón siempre dolía ante el recuerdo.
Después de un año la vida sexual con su esposo regreso, sin embargo solo era una cuestión mecánica, a pesar de que ella se estremecía entre los brazos fuertes y cálidos de Massimiliano, él lo hacía sin amor ni sentimientos, solo el deseo de saciar sus ansias.
El parque estaba cerrado, era día de descanso.
Pero su deseo de subir a la rueda de la fortuna fue tan fuerte que llamó al encargado y le pidió que fuera a abrirle.
Le encendieron la rueda de la fortuna y subió a ella, la orden fue que la detuviera cuando ella estuviera en lo más alto.
El encargado así lo hizo, Isabella paso un par de horas en el mismo lugar, hasta que alguien comenzó a gritarle por su nombre.
— Bella, Bella...
Ese era el único lugar en el mundo donde ella sentía que podía liberarse de sus emociones, pero la voz que la llamaba la despertó de su relajación.
Bajo la vista y vio a Philen.
— ¡Ya puedo bajar! – grito desde lo alto, el encargado no escucho pero entendió la señal que le hacía Isabella con la mano.
Unos segundos después en lugar de que Isabella bajara de la rueda de la fortuna, Philen subió, le dio un algodón de azúcar a Isabella y se sentó a su lado.
— ¿Qué haces aquí? – pregunto con sorpresa
— Tu papá me pidió que te buscará y me asegurará de que no hicieras locuras.
— ¿Locuras?
— Si, ya sabes, contratar matones para ir detrás de Eloísa.
— Jajaja, no haría eso.
— Me pidió tu padre que si hacías locuras te encubriera así que si quieres buscar un matón yo te acompañaré.
— No, no, eso no es necesario, no habrá matones ni nada por el estilo, me parece que mejor me ayudas a buscar un abogado de divorcios.
Philen se quedó sorprendido por las palabras de Isabella, parecía que no podía creer lo que escuchaba.