Una Sonrisa, Cura El Alma.

Tres días después

Mientras Alejandro subía sus maletas junto a su hijo a la camioneta, aurora seguía pensando si ir o no, aunque ya tenía armadas las maletas y Alejandro estaba por pasar por ella, seguía dudando si era correcto ir, era inevitable no verlo.

_¿Qué pasa lucca? _

_Nada mamá._

_¿Nada? Te conozco, estás molesto._

Lucca no le respondió, salió molesto en su auto, mientras más pensaba en las fotos de su novia sonriendo junto a esos hombres, más aceleraba, no se detuvo hasta llegar lo suficientemente lejos para no tener señal, se bajó y la rabia la pagaba con su auto, estaba celoso, aunque no la veía besándose, en cada fotografía estaba sonriendo cuando le hablaban al oído.

_¿Maldición, milagros, porque sonríes así? ¿Si dices que me amas?_

Era un hombre, pero lloraba al pensar que lo dejaría, que no lo amaría para siempre, que no estaría junto a él, cómo lo dijo.

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_Querida, fue un placer trabajar contigo, espero volver a vernos muy pronto._

Un caballero con pinta de hombre buen mozo, de traje sin una pisca de arrugas.

_El gusto fue mío, chicos, espero verlos por mi casa y conozcan a mi hombre._

_No me hagas pecar, Cariño._

El chico recibió un golpe de su acompañante, el mismo hombre que portaba un traje a su medida, mili se despidió de ambos y se fue al apartamento de su amado, estaba ansiosa de verlo y besar sus labios, tocar su cuerpo, dormir en sus brazos, ese día y medio, se convirtieron en tres días.

Milagros llegó y él no estaba, aprovecho para darle una sorpresa, se puso su mejor conjunto de lencería, encendió unas velas aromáticas y música suave, termino todo muy rápido, antes que llegara, se recostó en la cama y reviso su teléfono, no le llegaban los mensajes, su teléfono estaba apagado o sin señal, decidió esperar pacientemente, sin pensar que se quedaría dormida, su cuerpo estaba agotado.

Tres horas después

Milagros despertó por el sonido de la regadera, pensó que no la quiso despertar y decidió meterse con él, lucca al abrir los ojos, la tenía frente a él, pero detuvo sus manos que tocaban su pecho.

_Estoy cansado._

¿Tomo la toalla y salió, ¿cansado? Mili no creyó eso, con su cuerpo mojado, salió, le dolió tanto su rechazo tan directo, sintió que su corazón se partía en dos.

_¿Cansado? Yo estoy cansada también y mucho._

Camino por su ropa.

_No parecía._

Mili volteó a verlo, escucho sus palabras con algo de sarcasmo o doble sentido, y eso si era algo que le dolió en el corazón.

_¿Puedes hablar claro.?_

_Dices amarme y le sonríes a todo el que te ve, esos tipos te hablaban al oído y tú solo sonreías feliz, quien sabe qué te decían._

Escuchaba con mucha atención, le dolía saber que no confiaba en ella, Milagros se acercó y le dio una fuerte cachetada, seco las lágrimas molesta, por qué desconfiaba de ella así?, si demostró por muchos años, amarlo, aguanto tantas cosas que hizo, ella lo amaba y no lo dejaría por nadie, amaba todo de él, su inteligencia, su físico, su seriedad, su talento para hacer negocios, si su padre fue un gran empresario, lucca era mejor, tenía de ambos padres, ella no necesitaba nada más.

_Eres un grandísimo idiota, lucca, no te quiero volver a ver en mi vida, te he explicado de mil maneras, que solo me gustas tú, todo de ti y lo primordial, su cuerpo, me gustan los hombres robustos, con fuerza, con carácter, con pasión, con rudeza, posesivos, me gustas tú maldición, cuando lo entenderás?._

Gritaba mientras se ponía su ropa, el chico, al verla así de molesta, quiso acercarse, se habia arrepentido.

_Mili..._

Milagros se vestía temblando de la rabia, lucca sentía su mejilla arder, pero intentaba hablar con ella, lo que debió hacer antes de ofenderla, lágrimas salían solas, venía cansada y solo necesitaba Cariño de su gran hombre, la rudeza de su hombre para terminar de quedar cansada y dormir en sus brazos por muchas horas, pero no espero recibir eso, podía aguantar sus celos, pero no que pensará o insinuará que buscaba otros hombres.

_Ni te quiero escuchar, no me toques y para que estés tranquilo, aunque ta no importa, Ellos son pareja, son gays._

Salió sin importar, que él le pidiera de mil maneras que hablaran, subió a su carro y salió donde su madre, fue a la tercera que marcó y la que agarró, llegó y solo lloro, lloro y lloro, hasta entender que de nada valía llorar tanto.

_Llora, mi amor._

Priscila esperaría pacientemente a que ella le contara, primero tenía que sacar todo eso que le dolía.

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_Papá, cometí un error por los celos._

Lucca también estaba desesperado, había metido la pata hasta el fondo, sería muy difícil que mili lo perdonará, no le quedó de otra que ir donde su Padre por ayuda, pero lo que él no sabía, es que quien más sabía lo que él sentía, era su madre.

_Hijo, yo me pongo en los zapatos de Milagros y lo único que te puedo decir, no dejes de disfrutar el momento, por estar pensando en el mañana._

_Tu padre tiene razón mi amor._

Lucca se tiró sobre el sofá, su cabeza reposaba en el mismo, un par de lágrimas salieron de sus ojos, se dejó llevar por los celos, por sus inseguridades, Ofelia se acercó y acariciaba su cabeza, no lo culpaba, necesitaba aprender, nadie aprende de los errores de los demás, ni de los consejos.

_La perderé mamá, la vi muy dolida, aún sigo sin poder creer que me ame, es una excelente mujer, siento que no estoy a su altura..._

_Ese es tu problema, mi amor, solo ves las cosas buenas de ella, y sientes que no la mereces y no es así, amas con el corazón, cuidas a tu familia y eres millonario, no porque tus padres lo fueran, es por qué tú eres un excelente empresario, te das cuenta de que así, como hay hombres que le gustan mujeres curvilíneas, también hay mujeres que les gusta más un hombre con estatura y masa muscular, que un Dios griego, que un hombre lindo._

Lucca volteo a dirección de su madre, acomodo su cuerpo y secando sus lágrimas, la abrazo, tenía razón, debió ver a sus padres, eran un vivo ejemplo del amor sin importar las apariencias.

_Gracias, mama._

_Descansa hoy, déjala que llore y prepara algo que la sorprenda bastante, que te perdone, por qué el defecto más grande de esa niña, es su orgullo y caprichosa._

Lucca sonrió a las palabras de su madre, eso se lo decía de niña y su padre se encargó de que creciera así.

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_No lo perdonaré jamás, no lo quiero ver jamás, lo olvidaré y me buscaré otro de verdad._

_No te vuelvas loca, eso lo dices por qué estás molesta._

¿Mili puso un puchero, su madre solo negaba con la cabeza, en que se metió lucca? Es esta ocasión se vería si de verdad la amaba con todo y sus caprichos.

_Mamá, fue mi primer hombre, como se le ocurre pensar que estoy con otro, cuando me co... hasta que se cansó, antes de irme y llegó con ganas._

_Milagros, cuida tus palabras._

Brais entraba y escuchar esa barbaridad que decía su hija, lo hizo molestar.

_Papi, dame un abrazo, le han roto el corazón a tu princesa, no quiero saber de ese idiota._

Priscila volteó los ojos, a veces se convertía en una niña mimada sin descaro, no le importaba que su papá se pusiera celoso.

_Tranquila mi amor, tomaré venganza por ti._

_Tampoco así papá, no le hagas daño._

Daban ganas de reír, lo odiaba, pero no quería que lo lastimaran, mientras ella lloraba como niña consentida con sus padres, lucca empezaba a llenar su apartamento de flores y chocolates, su oficina, su carro, gastaría su fortuna en ella, hasta que lo perdonará.