A sus 24 años, Anaís creía tener la vida resuelta, hasta que todo le fue arrebatado de un golpe. Un trágico accidente la lleva a una segunda oportunidad, pero en el cuerpo de alguien más: una chica de 17 años que tiene todo un pasado oscuro del que escapar. Con recuerdos vívidos de su vida pasada, Anaís busca vengarse de quienes la traicionaron, pero se encuentra atrapada en una nueva familia, nuevos amigos, y un joven inesperado que despierta emociones en ella. Entre risas, desafíos y lecciones, deberá aprender que a veces la redención puede ser más poderosa que la venganza.
¿Podrá encontrar la paz en un cuerpo joven, mientras decide si destruir o reconstruir su futuro?
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Capítulo 23 : Una Red de Mentiras
El día siguiente trajo consigo una energía pesada. Anaís y Nicolás sabían que trabajar con Damián era un riesgo enorme, pero la oportunidad de descubrir los secretos de Sergei Romanov era irresistible.
La Estrategia de Damián
Damián los citó en un lugar aún más apartado: una vieja cabaña en medio del bosque, rodeada por el susurro de los árboles y el crujir de las hojas secas bajo sus pies. Cuando llegaron, encontraron al hombre sentado junto a una mesa llena de papeles, planos y fotografías.
“Me alegra ver que decidieron cooperar”, dijo Damián, encendiendo un cigarro.
“Estamos aquí porque queremos respuestas, no porque confiemos en ti”, respondió Anaís, con una mirada desafiante.
Damián soltó una risa sarcástica. “Confiar o no confiar, da igual. Lo que importa es que tenemos un enemigo común, y yo tengo información que ustedes no”.
Colocó una fotografía frente a ellos. En ella, Sergei Romanov estaba junto a un hombre desconocido, de mirada intensa y una cicatriz que cruzaba su mejilla izquierda.
“Este es Viktor Kravtsov, la mano derecha de Sergei. Si quieren llegar a Romanov, primero tendrán que pasar por él”, explicó Damián.
“¿Y qué sugieres?”, preguntó Nicolás, cruzando los brazos.
“Viktor está organizando una reunión secreta con traficantes de armas. Si intervienen en esa reunión y toman control de la situación, tendrán a Sergei acorralado. Él no puede permitirse perder esa alianza”.
Anaís lo escuchó con atención, pero algo en su interior le decía que Damián no estaba revelando toda la verdad. Aun así, aceptó el plan, consciente de que el tiempo jugaba en su contra.
Un Encuentro Peligroso
La reunión de Viktor tendría lugar en un almacén junto al puerto, un lugar que estaba bajo constante vigilancia. Anaís y Nicolás llegaron con horas de anticipación, utilizando las indicaciones de Damián para infiltrarse.
El lugar estaba lleno de hombres armados y vehículos cargados con mercancías ilegales. Desde su escondite, Anaís podía escuchar fragmentos de conversaciones: armas, dinero, poder.
“Es ahora o nunca”, susurró Nicolás, mientras ajustaba el arma en su cinturón.
Anaís asintió. Su plan era sencillo pero arriesgado: sabotear el intercambio y utilizar el caos para capturar a Viktor.
Cuando llegó el momento, actuaron con precisión. Nicolás cortó las luces del almacén, mientras Anaís avanzaba entre las sombras, utilizando su agilidad para tomar posiciones estratégicas. El lugar se llenó de gritos y disparos mientras los hombres de Viktor intentaban defenderse de un enemigo invisible.
En medio del caos, Anaís logró acorralar a Viktor. “No intentes nada estúpido”, le advirtió, apuntándole con su pistola.
Viktor levantó las manos, pero su expresión estaba lejos de ser la de alguien derrotado. “¿Crees que esto te acerca a Sergei? Apenas estás jugando en su tablero”.
Anaís apretó los dientes. “Si sabes lo que es bueno para ti, empezarás a hablar”.
Antes de que Viktor pudiera responder, un disparo resonó en el aire. Anaís se giró justo a tiempo para ver cómo uno de los hombres de Viktor caía al suelo. Era Nicolás, quien había cubierto su espalda una vez más.
“Tenemos que salir de aquí, ya”, le dijo Nicolás, mientras los disparos continuaban.
Anaís asintió, pero no sin antes dejarle un mensaje a Viktor: “Dile a Sergei que voy por él”.
Dudas y Revelaciones
De vuelta en su escondite, Anaís no podía dejar de pensar en las palabras de Viktor. “Apenas estás jugando en su tablero”. ¿Qué significaba eso? ¿Qué tan profundo era el control de Sergei sobre la situación?
“Esto no es solo una vendetta personal para él”, comentó Nicolás, leyendo sus pensamientos. “Es un juego de poder, y nosotros somos piezas en su tablero”.
Anaís lo miró con determinación. “Entonces será mejor que aprendamos a movernos como reinas, no como peones”.
En ese momento, Marco llegó con noticias urgentes. “Damián me contactó. Dice que Viktor sobrevivió al ataque y que está dispuesto a negociar. Pero hay una condición”.
Anaís frunció el ceño. “¿Qué condición?”
“Quiere que le entreguemos a Damián. Dice que es la única forma de que confíe en nosotros”.
El aire en la habitación se tensó. La traición estaba en cada esquina, y Anaís sabía que tomar la decisión equivocada podía costarles todo.
Un Paso Más Cerca
La noche terminó con más preguntas que respuestas, pero Anaís estaba segura de algo: no retrocedería. Estaba dispuesta a enfrentarse a cualquier enemigo, incluso si eso significaba jugar el mismo juego que Sergei.
“Esto apenas comienza”, susurró para sí misma, mirando las luces de la ciudad desde la ventana. El camino hacia la venganza y la redención se entrelazaba más con cada paso que daba, pero no había vuelta atrás.